SOLEMINDAD DE LA SANTA CRUZ.

 


Tiene que ser elevado el Hijo del hombre.

Del evangelio según san Juan.
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
«Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él». Palabra del Señor.
    Este domingo fiesta de la Exaltación de la santa Cruz, la contemplamos desde un punto de vista que quizás no nos hemos parado a contemplar. La cruz gloriosa de Cristo que nos trae la salvación.
    En este signo salvífico descubrimos el amor total de Dios por el hombre, tanto amó Dios al mundo, que envió, que nos da a su Hijo para mostrarnos ese amor y trasformar el mundo.
   En la misma cruz de Cristo se no da la vida, una vida que nos llama a la eternidad, para que tengan vida eterna.
   De la misma manera que el pueblo de Israel al mirar, al contemplar la serpiente de bronce quedaban sanos de la picadura de la serpiente que es el pecado, a nosotros se nos invita a la contemplación de la Cruz, para configurarnos con el crucificado y de esta forma encontrar sentido a nuestras propias cruces de cada día. Pidamos y oremos por los que están viviendo la cruz en estos momentos para que no le falte nunca el consuelo y la esperanza de aquel que murió y resucitó por nosotros.

XXIII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CICLO C

 

        

Aquel que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.
Del evangelio según san Lucas.
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
"Este hombre empezó a construir y no pudo acabar".
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.» Palabra del Señor.
    

En este domingo, Jesús, nos propone a caminar junto a Él. Todo cristiano debe de caminar durante toda su vida junto a Cristo y así lo hacemos día a día.
   Pero hoy Jesús, sabiendo de nuestra propia naturaleza nos indica el cómo tenemos que hacer este camino.
    Lo primero que nos descubre es el vaciarnos para llenarnos de Él, esta acción es un acto de humildad, dejadnos educar por Él, para que el mundo pueda contemplar en nosotros el rostro amado del Padre.
    La segunda clave es coger la cruz, la nuestra junto con la cruz de los demás tenemos que contemplar la cruz de Cristo, estamos muy acostumbrados de contemplarla en los signos que llevamos nuestro lado, en el pecho, en las pulseras, en el rosario, ¿pero cojemos la cruz de la vida?.
    La tercera clave que nos invita a llevar a termino es dejar todos los bienes, muchos de ellos son obstáculo para seguirlo, tenemos que descubrir en nuestra vida que es aquellos que no nos permite seguirle. Es posible caminar en pos de Él como nos dice, pues sí, hoy lo descubrimos en la vida de santidad de estos dos santos nuevos, Carlo Acuti y Pier Giorgio hijos de nuestro tiempo que caminando en pos de Él han llegado al final del camino y viven para siempre en la gloria del Padre.
    Santos Carlos Acuti y Pier Giorgio rogad por nosotros.