EPIFANIA DE JESÚS -B-

PRIMERA LECTURA

Lectura del Profeta Isaías 60, 1‑6
La gloria del Señor amanece sobre ti

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti; y caminarán los pueblos a tu luz; los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti: tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.
Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar, y te traigan las riquezas de los pueblos.
Te inundará una multitud de camellos, los dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“EL PROBLEMA: BUSCAR A DIOS DONDE NO ESTÁ”
El profeta Isaías presenta la liberación de Israel de la esclavitud uniéndola a la recuperación del sentido de Dios en el pueblo: La luz de la fe es la gloria de Dios que ha iluminado a su pueblo. La presencia de Dios se presenta como un gran contraste con el resto de los pueblos que viven en la oscuridad.
Cuando vuelve su mirada a Jerusalén ve que ha vuelto a recuperar todo su esplendor y todos los pueblos vuelven a encontrar en ella un referente de pueblo grande al que hay que volver la vista para encontrar la presencia de Dios en él y acercarse para darle gracias cargados de tesoros. Es decir: encontrar a Dios es encontrar, incluso, la grandeza económica del país...
La grandeza de Israel viene por la presencia de Dios en él; lo que el pueblo tendrá que hacer es no cerrarse, sino abrirse a esa presencia que lo llenará de luz y lo hará resplandecer frente al resto de pueblos.
Cuando esto que proclama el profeta lo trasplantamos a cualquier otro pueblo de cualquier otra época, vemos que tiene una perfecta coincidencia: un pueblo que pierde del horizonte de su vida a Dios se queda a la deriva y en las tinieblas de la mentira, del chantaje, de la extorsión y de la corrupción…no hace falta más que mirar en lo que ocurre en el panorama del mundo actual. El pueblo que entra en este tipo de oscuridad no sabe por dónde salir y cuantas más vueltas da, mucho más se va hundiendo.
Borrar a Dios es precipitarse en la injusticia, en el atropello, en la explotación de la persona, en la corrupción, en el hundimiento de la persona. Un pueblo que abandona a Dios se precipita en la mentira, en la explotación, en la corrupción… y se convierte en referente del mal, es decir, en el ejemplo de lo que no se debe hacer.
En este tiempo de Navidad el problema está en descubrir a Dios que se ha quedado con nosotros, pero si nosotros optamos por la oscuridad, difícilmente lo podremos reconocer.
Hoy, mucha gente se pregunta: ¿Dónde está Dios que permite todo lo que está ocurriendo? Pero la respuesta no se quiere aceptar: Dios se encarnó y se ha quedado con nosotros, pero si yo he apostado por vivir en las tinieblas (en la mentira, en la injusticia, en la violencia y el odio) efectivamente, ahí no lo voy a encontrar, desde ahí jamás lo podré ver.



Salmo responsorial Sal 71, 2. 7‑8. 10‑11. 12‑13

V/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.
R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

V/. Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes:
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

V/. Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.

R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

V/. Que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributos;
que los reyes de Sabá y de Arabia
le ofrezcan sus dones,
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.

R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

V/. Porque él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres.

R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 3, 2‑3a. 5‑6
Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos

Hermanos: Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro.
Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“LA SALVACIÓN DE CRISTO ES PARA TODOS”
Pablo se presenta diciendo que se le ha concedido comprender el “misterio” de Cristo en el que se han cumplido todas las promesas y el gran misterio que Pablo le ha encontrado el sentido es que el verdadero heredero de todas las promesas que se han venido haciendo es Cristo, en Él se ha cumplido todo y en Él todos nosotros somos partícipes de la promesa de salvación; en Él somos todos salvados y su salvación no es para unos cuantos, sino para todos, por tanto ya no puede haber distinción entre judíos y griegos, esclavos o libres, hombres o mujeres… en Él hemos sido todos igualados y hemos pasado a ser miembros del único cuerpo del que Él es la cabeza y cada uno somos un miembro.
Esto que para S. Pablo fue el gran descubrimiento de su vida y que le hizo cambiar completamente su mentalidad cerrada y obtusa de judío fanático, sigue sin entenderse en el mundo actual a todos los niveles, incluso en la iglesia; pueden servirnos de ejemplo que contradice esta visión universalista dos actitudes muy comunes en la vida:
-La nacionalismos: son uno de los pecados actuales del mundo en que vivimos en donde se ve con toda claridad la ridiculez del hombre que se cree único y especial en el universo y mira a los demás por encima del hombro creyéndose el mejor que existe.
-Dentro de la religión, los grupos que se levantan creyéndose que tienen la exclusiva en la posesión de la verdad y llegan a creer que no hay salvación fuera de ellos.
De ambas cosas, como cristianos debemos huir, pues no hay nada más contrario al espíritu cristiano que las actitudes exclusivistas, pues si esto fuera así, ninguno de nosotros podríamos estar a salvo ya que Dios tiene mil razones para excluirnos a todos.

Aleluya Mt. 2, 2
Aleluya, aleluya.
Hemos visto salir su estrella, y venimos a adorarlo.
Aleluya.


EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 2, 1-12
Venimos de Oriente para adorar al Rey

Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes.
Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: — ¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron: —En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el Profeta:
«Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel.»
Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro; incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor


REFLEXIÓN

“CUANDO NOS CREEMOS DUEÑOS DE DIOS”

Es curioso ver cómo S. Mateo, cuando escribe el evangelio, no se dedica a narrar el nacimiento de Jesús, en cambio se detiene en presentar la repercusión que tuvo su entre los gentiles.
Había muchos judíos que vivían fuera, y que sus esperanzas mesiánicas se las han contagiado a mucha gente, que llegan a sentir el mismo deseo; Mateo presenta esta realidad haciendo alusión a la profecía de Miqueas, trayendo la estrella de Jacob o la presentación de frutos exóticos y los dones de oro.
A Jesús lo presenta como el nuevo Moisés, el que trae una ley nueva de salvación para todos los hombres, y acentúa la disponibilidad y la apertura de los pueblos gentiles, a aceptar al nuevo Moisés, en contraposición al pueblo de Israel, que es el portador de las promesas, pero también el más hostil: mientras estos “Magos” de Oriente se abrieron a su presencia, y fueron a buscarlo, “Herodes, y todo Jerusalén con él, se sobresaltó; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país” y se pusieron a buscarlo, pero no para adorarlo y reconocerlo, sino para matarlo.
Después, toda la vida de Jesús será un continuo ir repitiendo la misma historia: en su pueblo y en su tierra no puede realizar milagros, porque todos lo conocen y no creen en él; al final, la gente prefiere vivir bajo la dominación del Cesar antes que bajo el amor de Dios que los defiende.
Y la historia sigue manteniéndose con los mismos esquemas: el planteamiento de Cristo es un planteamiento de apuesta en la vida por la fraternidad, por la justicia, por la verdad, por la libertad, por el amor como norma de toda relación entre los hombres, y nosotros seguimos apostando por la esclavitud, y la infelicidad. Y cuando los de fuera empiezan a vislumbrar un mundo nuevo basado en lo que Cristo presentó, los estigmatizamos y los atropellamos, es decir: “Ni rajamos la leña, ni soltamos el hacha, ni decimos dónde la hemos puesto” (así me decía un anciano indio de la cumbre de los Andes)
“LOS REYES MAGOS”
Mt. 2, 1-12

La fiesta de los Reyes Magos ha tenido siempre en la tradición cristiana una magia especial por todo lo que lleva envuelto: es la fiesta de los sueños, de la ternura, de las manifestaciones de cariño... En su origen es la catequesis que se dio a la primitiva comunidad indicando que la salvación que Cristo había traído era para todos los hombres, de la misma manera que su mensaje del reino era universal: Dios no queda reducido a las fronteras del pueblo de Israel.
Pero la fiesta de hoy tiene también otras connotaciones que nos ponen en guardia, pues aparecen dos mundos muy distintos entre los “magos” que se acercan al “Niño” y lo adoran y Herodes que tiembla y quiere matarlo:
Herodes y toda su corte representan al mundo de los poderosos para quienes lo único que interesa es el poder y con el fin de asegurarlo utilizan todo lo humanamente posible empezando por la mentira y el engaño (a los magos les dijo que quería él también adorarlo y les pidió que le indicasen dónde estaba) y después no dudan incluso en atropellar y en aliarse con el terror importándoles un bledo la vida hasta establecer como ley la muerte del inocente si es que esto les va a dar votos.
Es increíble cómo la historia se repite y como los modelos se van adaptando a cada momento de la historia, revestidos de formas diferentes, pero es la misma cosa.
Herodes se presenta como cuidadoso de la paz, del orden y de la justicia, pero en el fondo quiere quitarse de en medio a Jesús; ha perdido por completo el respeto a la dignidad de la persona.
En ese mundo en el que la gente vive asustada y nadie quiere complicarse aparecen unos personajes extraños que no viven según estos esquemas herodianos ni del pueblo sometido; para estos hombres lo más importantes son los valores grandes del ser humano y buscan dónde se encuentran pues en esos valores es donde está el rastro de lo divino dentro de lo humano.
Herodes ha perdido por completo esta dimensión, hasta el punto que el poder está antes que la persona y no duda en dar una ley de extermino.
Los “magos”, en cambio, van buscando la dimensión divina dentro de lo humano y cuando se encuentran con el Niño, no lo matan, sino que lo adoran, reconocen en él la dignidad humana, descubren en su sencillez la presencia sublime de Dios.
Nos cuenta el evangelio que postrándose le adoraron y pusieron a sus pies los presentes que traían: oro, incienso y mirra indicando que el ser humano está por encima de todos los tesoros y poderes del mundo, que no puede haber otro valor por encima de la dignidad de la persona, pues todo ser humano está llamado a participar de la vida de Dios.
Cuando leemos este pasaje desde esta dimensión cambian radicalmente todas las cosas y uno siente escalofrío al contemplar cómo sigue repitiéndose la historia y cómo volvemos la cara para no darnos por enterados de la denuncia tan impresionante que supone esta celebración.
Al final no nos queda más remedio que ubicarnos: O CON HERODES O CON LOS MAGOS, pero no vale el camino de en medio: con el “Papá Noel” con las bolitas y con los renos