DOMINGO XXVI DEL T.ORDINARIO -B-


PIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Números 11, 25‑29
¿Estás celoso de mi? ¡Ojalá todo el pueblo fuera profeta!

En aquellos días, el Señor bajó en la nube, habló con Moisés y, apartando algo del espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta ancianos. Al posarse sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar en seguida.
Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad. Aunque estaban en la lista, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu se posó sobre ellos, y se pusieron a profetizar en el campamento.
Un muchacho corrió a contárselo a Moisés:
- “Eldad y Medad están profetizando en el campamento.”
Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino:
-“Señor mío, Moisés, prohíbeselo.”
Moisés le respondió:
-“¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!”
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“¡OJALÁ FUERAMOS TODOS PROFETAS!”
“¡Ojalá que todo el pueblo profetizara!”… Esta fue la expresión de Moisés y es el grito que hoy sentimos deseos de dar: ¡Que todo el pueblo y exponga con su vida y sus palabras la voluntad de Dios!
El pueblo de Dios ha sido elegido en la tierra justamente para eso: ser profeta de Dios, lo mismo que la iglesia, para ser una comunidad santa.
El problema del pueblo de Israel, lo mismo que en la iglesia, es cuando se pierde de vista esta dimensión y no se tiene claro su origen y su destino, entonces surgen los errores y las debilidades con tanta fuerza, que se imponen sobre cualquier otra cosa.
Un ejemplo claro nos lo trae hoy el pasaje del libro de los Números: Josué aparece con miedo a la libertad que Yahvé puede otorgar a su pueblo, de forma que sus miembros actúen con el mismo Espíritu que Moisés y, por tanto, se pierda la autoridad del líder; menos mal que Moisés no cae en la trampa y rápidamente se da cuenta que eso que Josué siente es celos y lo que quiere reprimir es exactamente lo que deberían hacer todos como pueblo libre.
Esta tentación está siempre presente: querer hacer del pueblo de Dios que es un pueblo profético y santo, una estructura humana y de poder que hasta el mismo Dios tenga que someterse y se encorsete dentro de unas leyes y unos espacios que ellas determinan y que se autoproclaman “voluntad de Dios” atribuyéndose la capacidad de asegurar la salvación, pasando a veces por encima de los derechos de la persona y de la dignidad humana.



Salmo responsorial Sal 18, 8. 10.12‑13.14 (R/.: 9a)

R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.
R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.
R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Aunque tu siervo vigila para guardarlos con cuidado,
)quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta. R/.
R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado. R/.
R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 1‑6
Vuestra riqueza está corrompida

Ahora, vosotros, los ricos, llorad y lamentaos por las desgracias que os han tocado.
Vuestra riqueza está corrompida y vuestros vestidos están apolillados. Vuestro oro y vuestra plata están herrumbrados, y esa herrumbre será un testimonio contra vosotros y devorará vuestra carne como el fuego.
¡Habéis amontonado riqueza, precisamente ahora, en el tiempo final!
El jornal defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos está clamando contra vosotros; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos.
Habéis vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. Os habéis cebado para el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al justo; él no os resiste.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“LOS TESTIGOS Y LAS PRUEBAS PARA NUESTRO JUICIO”

El texto de la carta de Santiago continua en su línea de coherencia: la diatriba del pasaje de hoy contra los ricos, contra aquellos que han puesto la riqueza como su único horizonte, su única razón de existir: la vida para ellos no ha tenido otra motivación que el dinero y para ello han robado, han atropellado a los pobres, han disminuido el jornal a los obreros, han perdido hasta el sueño pensando en el dinero… Han sido tan tontos que no se han dado cuenta que sus dinero tiene fecha de caducidad y todo el lujo, el placer, los atropellos, los gestos de insolidaridad y desprecio, todos los favoritismos y condescendencias con los ricos… se van a convertir en pruebas y documentos que testifican en su contra, pues todo ese montón de bienes que tienen acumulado, a costa del robo, del atropello y del abuso de los pobres, mientras éstos se mueren de hambre y necesidad y sin que hayan dudado en matar a quien se interponga para conseguirlos, el día del juicio, esos bienes serán la prueba que los condene.
Santiago llega a decir que vivir así es vivir engordándose, como los cerdos, para el día de la matanza; la misma gordura será la prueba de su puesta a punto para la ejecución, su propia condenación.
Los que han organizado su vida en esa dimensión llegan a lograr que el pobre y el inocente pierdan la esperanza y caigan en la impotencia de forma que llegan a creer que no vale la pena resistir, sienten que todo está perdido. Cuando el inocente o el pueblo llega a esta situación, el rico tiene concluida su faena, tendrá que ventilárselas con Dios ya que tiene destrozado al pueblo.
Santiago tiene clarísima la situación: Dios se pone siempre de parte del indefenso.
Pero en cada momento esta situación cobra diferentes ángulos y hoy nos encontramos uno que resulta interesante: es el rico que se siente de parte de los pobres pisoteados y a su robo, a su chantaje, a su atropello añade el resentimiento y odio contra los ricos a quienes identifica en la practica con el pueblo a quien explota en nombre de la justicia, pues lo considera rico; esto está siendo muy común en la clase política actual en donde el dinero llegó a cegar de tal manera, que ya perdieron todos los referentes de dignidad y, por eso, lo primero que intentan quitar de en medio es a Dios, que es el único que les estorba, pues al pueblo lo callaron y lo anularon, sin Dios tienen todo el campo libre, pues el pueblo ha renunciado a defenderse.
Pero aunque ellos hayan quitado a Dios, Yahvé no dejará de hacer justicia y se pondrá siempre al lado del débil y aplastado.
“Vuestro oro y vuestra plata están herrumbrados, y esa herrumbre será un testimonio contra vosotros y devorará vuestra carne como el fuego”.



Aleluya cf. Jn 17, 17b. a
Tu palabra, Señor, es verdad; conságranos en la verdad.


EVANGELIO


Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 38‑43. 45. 47‑48
El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
Si tu mano te hace caer, córtatela

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús:
-“Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.”
Jesús respondió:
-“No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno.
Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.”
Palabra del Señor.



REFLEXIÓN

“LA RISA ES DEL ÚLTIMO QUE RÍE”

El pasaje de Marcos nos presenta una situación paralela a la de Josué en el desierto (Nm. 11,28): Juan siente que la exclusiva del bien la tienen ellos y nadie se puede apropiar de lo que consideran sus “derechos de autor”
Jesús sale al paso para hacerle entender que está equivocado, que sobre el bien nadie tiene la exclusiva, porque el bien es una manifestación de Dios que no es manipulable por nadie.
Este es el gran problema de todas las religiones y “organizaciones”: creer que el bien está supeditado a una estructura legal y, por tanto, creer que a Dios, a Jesús se le puede amarrar a esa estructura y cada uno aboga por la suya. Jesús viene a corregir a Juan y a decirle que no está permitido levantar barreras en nombre de una pureza religiosa.
Jesús, Dios, el Bien…el AMOR, la VERDD, la JUSTICIA, la PAZ, la FRATERNIDAD… esto no es propiedad de nadie, por tanto, nadie puede pretender tener la exclusiva, ni manipular a la gente en su nombre.
La iglesia, la comunidad de los seguidores de Jesús, no tiene sentido si nos está en función de construir todo esto y vivirlo donde quiera que esté, y ser de los suyos no está tanto en la pertenencia a su estructura, cuanto en la vivencia de sus valores.
De hecho, vemos que hay personas que no se consideran miembros de la iglesia y ni siquiera creyentes, sin embargo realizan gestos preciosos y sus vidas no tienen nada que envidiar a la de un buen cristiano. Jesús atestigua que no han de quedar sin recompensa, incluso, cuando llegue el momento dirán: “¿Y cuándo te hemos visto nosotros con hambre, o desnudo, o en la cárcel… y te hemos asistido? Y el rey contestará: cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis humildes hermanos, lo hacíais conmigo”.
Es fortísima, en cambio, la advertencia que Jesús hace a aquellos que confunden a un niño o a una persona sin posibilidades y los orientan por el camino del mal induciéndolos a la caída y a la perdición; y al escucharlo, es imposible no tener presente a todos los jóvenes, a los niños y a toda la sociedad que se la orienta hacia el caos, y no pensar en los maestros, en los padres de familia, en los responsables de la educación, en los líderes religiosos y políticos, en los medios de comunicación, en la propaganda que grita la mentira, en todos aquellos que van metiendo las ideas en la mente y en el corazón… Jesús lo deja bien claro: “El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar”. Lo fastidiado de esto para todos es que, la última palabra la tiene Él y, al final será, no aquello que hayamos dicho nosotros, sino lo que Él tiene establecido.