DOMINGO -III- DE PASCUA -B-




PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles      3, 13‑15. 17‑19
Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos

            En aquellos días, Pedro dijo a la gente:
            -“El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo.
            Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos.

            Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.
            Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.”
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“VIVIR EN EL ABSURDO” 

            Hace unos días, en una cadena de TV. Presentaban a un joven que estaba viendo cómo desahuciaban a su abuelo por haber avalado con su casa  la hipoteca de la casa de sus padres y el banco son conciencia alguna se llevaba por delante el piso de la familia y el del abuelo que había dado su fianza. El joven declaraba que estaba dispuesto a dar su vida por su abuelo que había expuesto su casa por su familia y ahora él se solidarizaba con su abuelo: un gesto realmente lindo frente a una injusticia flagrante; La gente enviaba mensajes alabando la actitud del joven y se maravillaba de la grandeza de los jóvenes que son capaces de hacer cosas como estas…
            Efectivamente, eso demuestra el gran valor del ser humano, tanto del joven como del abuelo, pero esto es lo que Cristo nos trajo y estableció como norma de todo creyente y es esto lo que nos debe identificar, sin embargo hemos propiciado la actitud del banco y la hemos establecido como norma de vida y cuando hay alguien que es capaz de levantar la voz nos quedamos maravillados diciendo que es así como se debe hacer, pero mientras tanto, seguimos haciendo lo contrario.
            Fue exactamente lo que le ocurrió a Pedro y Juan: no entienden que se maravillen de algo que es normal: el nombre d Jesús es capaz de transformar la vida, lo ha hecho durante el tiempo que ha vivido con ellos y en cambio, lo han asesinado como respuesta. Les ha estado invitando a vivir como hermanos a apostar por la justicia y ellos han preferido a un criminal y a un terrorista… ahora se extrañan y se maravillan de que su nombre siga siendo la única alternativa de felicidad para el pueblo.
            Estamos viendo cómo  se subvierte el orden, cómo se quiere hacer ver lo blanco negro y al contrario y hemos aceptado que eso debe ser así y que no se puede ser ni vivir de otra forma hasta el punto que se considera que el dinero, el placer, el poder… son más importantes que  la persona y que ésta solo tiene sentido en función de estos “valores” hasta el punto que si no vive para apoyarlos se la aparta de la existencia y se la considera como un mal social.
            Lo triste es que nos instalamos todos en la misma onda y seguimos maravillándonos cuando vemos que alguien se atreve a apostar por la justicia, por la verdad o vive amando, sin querer aceptar que el ser humano no puede vivir ni ser feliz como  persona si no es en este marco que expresa a Jesús resucitado.


Salmo responsorial Sal 4, 2. 7. 9       (R/.: cf. 7)
R/. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.

Escúchame cuando te invoco,
Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración. R/.
R/. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.
Hay muchos que dicen:
“¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?” R/.
R/. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.
En paz me acuesto
y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor,
me haces vivir tranquilo. R/.
R/. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 1‑5
Él es victima de propiciación por nuestros pecados y también por los del mundo entero

            Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis.
            Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo.
Él es victima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
            En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos.
Quien dice: “Yo lo conozco”, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.
            Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“VIVIR RESUCITADOS”  
        La iglesia y los cristianos surgen a partir de la resurrección; son hombres que han conocido a Jesús han dejado su antigua forma de vida, han muerto con Cristo y, lógicamente, estos cristianos que han participado en la muerte, también están participando en la resurrección. Éstos son hombres nuevos que están dando frutos de resurrección hasta el punto de dejar atónitos a los que les rodean; ejemplo claro es el que nos presentan hoy los hechos de los apóstoles.
            Nosotros, no obstante ser hombres nuevos, participantes de la resurrección, aún seguimos de4ntro de las limitaciones de nuestra humanidad y, por tanto, hemos de caer, pero para estos fallos ya dio la cara por nosotros  Cristo y ha saldado nuestra deuda. De ahora en adelante solo habrá un fallo que es irreparable: la no aceptación de Jesucristo, que será tanto como el desprecio de la salvación y, ante esto, no queda más remedio que el respeto a la decisión de cada uno en su libertad, decisión que conlleva unas consecuencias y que cada uno ha de cargar con ellas.
            La aceptación o el desprecio de Jesucristo no consisten solo en una formulación verbal  de la fe o en un unirse a ciertas fórmulas externas, ni tampoco podremos medir a un cristiano por la práctica de ciertos ritos u oraciones desconectadas de la vida.
            De ahora en adelante, sabremos quién acepta a Cristo, quien es una persona resucitada, un verdadero cristiano, una persona de fe, mirando a su vida, a la actitud que tiene refiriéndola a la que tuvo Cristo. S. Juan lo expresa con las siguientes palabras; “En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Así, quien dice: `yo lo conozco y no guarda sus mandamientos, es un embustero y la verdad no está en él´
            Si es que Cristo supone algo en nuestra vida, si es que su muerte y su resurrección han supuesto algo para nosotros, si es que lo que hemos celebrado hace unos días han sido sinceros, la resurrección que es el hecho cumbre de la historia, el punto clave de nuestra vida, debe ser un hecho patente que estructura nuestras vidas.

Aleluya cf. Lc 24, 32

Señor Jesús, explícanos las Escrituras;
Haz que arda nuestro corazón mientras nos hablas.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 35‑48
 Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día

En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.

Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice:
C “Paz a vosotros.”
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo:
C “¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.”
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
C “¿Tenéis ahí algo que comer?”
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:
C “Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.”
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió:
C “Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.”
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

“AL LADO DE LOS QUE SUFREN”   

            Dios va realizando hechos claves en la historia de la salvación y el hombre debe estar a la expectativa para ser capaz de detectarlos y reconocerlos: se hace hombre y toma carne humana y se identifica con el hombre asumiendo su historia y su proyecto, por tanto viviendo en la historia del hombre. Se trata, entonces de descubrirlo y reconocerlo allí donde está y se manifiesta `Venid benditos… porque cuando tuve hambre…” (Mt. 25, 31-40); en su nacimiento y en su vida lo vemos que se coloca entre los desposeídos de la tierra, entre los marginados por la ley y por la religión, de tal manera que los pobres se convierten en lugar preferente de encuentro con Él.
            De nuevo nos presenta el gran acontecimiento para la historia del hombre: su resurrección y su presencia resucitada hay que descubrirla en el mundo y es curioso que nos va dando señales en donde lo podemos encontrar: los apóstoles están desconcertados y para darles seguridad les muestra las heridas de los pies y de las manos, y a Tomás le muestra la del pecho… es decir: su rastro se encuentra entre los que sufren, entre los heridos de todo tipo y no entre los que gozan, entre las víctimas de todo atropello y no entre los que producen el dolor.
            Pero es interesante que no perdamos de vista algo que es muy importante: Cristo ha muerto y lo ha hecho por anunciar a un Dios Padre que perdona y que ama a sus hijos, que ha levantado al ser humano y le ha dado la dignidad de hijo de Dios, un ser que lo ha entregado todo por los demás… no se trata de un individuo cualquiera que ha llevado una vida atropellando y haciendo daño, sino a alguien que se ha solidarizado con el ser humano y deja bien claro que quien “muere con Él, resucitará con Él”. Es decir: la resurrección se convierte también en un acto de justicia: Dios apuesta y se hace presente en aquellos que viven entregados y solidarizados con la causa de la justicia de los hombres, dándonos así también la seguridad de que por encima de todo la verdad, la justicia triunfan con el poder de Dios: dios está al lado de los que luchan y tienen que aguantar, por la causa de la justicia, el atropello, la persecución, el descrédito, y hasta la marginación y la muerte. La resurrección de Cristo es la manifestación suprema de Dios ante la injusticia de los hombres; esta es la denuncia que hace Pedro ante las autoridades y ante el pueblo que ha condenado a muerte a Jesús:` “Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos”.
            Esto nos lleva, necesariamente a ponernos del lado de los que luchan, de los que buscan un mundo mejor, de los que exponen su vida por la solidaridad y la defensa de los oprimidos. Es ahí donde ha de encontrarse siempre a la iglesia, porque es esa la opción que hizo Jesús y es ahí donde se nos va revelando.