DOMINGO -V- DE PASCUA -B-




 

PRIMERA LECTURA
 Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 9, 26‑31
Les contó cómo había visto al Señor en el camino

            En aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no se fiaban  de que fuera realmente discípulo. Entonces Bernabé se lo presentó a los apóstoles.
            Saulo les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había predicado públicamente el nombre de Jesús.
            Saulo se quedó con ellos y se movía libremente en Jerusalén, predicando públicamente el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron suprimirlo. Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso.
            La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“ABIERTOS AL ESPÍRITU DE JESÚS RESUCITADO” 
            Hace unos días nos daba la TV. Una noticia: un individuo, que hasta hace  no mucho tiempo se distinguía por su agresividad contra la iglesia y contra todos los que se confesaban cristianos y plasmaba su agresividad en los trabajos que venía haciendo para la TV. En los cuales se rezumaba odio contra la iglesia. Resulta que fue al encuentro de los jóvenes que hubo el mes de Agosto del 2.011 en Madrid con el Papa para recoger información y material para su ofensiva. Allí descubrió algo que jamás había podido imaginar mientras iba buscando entre los jóvenes detalles para ridiculizar y agredir a la iglesia.
            A partir de ahí –nos decía la TV.- su vida ha dado un giro de 180º. No sé, pues no lo dijeron, lo que ese hombre descubrió, pero se vino de Madrid y toda su habilidad para la comunicación  la está empleando para dar testimonio de Jesucristo. Acaba de sacar un cortometraje de 20 minutos sobre la acción de la iglesia con los pobres.
            Podríamos decir que es un Pablo del s. XXI; un Pablo que hemos conocido porque lo ha contado la TV., pero hay multitud de Pablos y de Bernabés que orientan hacia el camino verdadero y están saliendo como garantes de la fe y de la vida de la iglesia en contra de toda la presión y de toda la propaganda que despliega contra ella hasta la persecución que se está dando.
            De todas formas, en aquel momento que nos cuenta el libro de los Hechos de los Apóstoles, el peor obstáculo que Pablo encontró para poder insertarse en Cristo resucitado no fue tanto la oposición de los enemigos encarnizados, sino justamente la cerrazón de los judíos piadosos que se sentían dueños de la salvación. Hoy siguen siendo los mismos los que presentan el peor obstáculo al Espíritu de Jesús resucitado dentro de la iglesia para que ésta pueda dar en el mundo un testimonio abierto y sin miedo de la resurrección.


Salmo responsorial Sal 21, 26b‑27. 28 y 30. 31‑32    (R/.: 26a)
R/. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R/.
R/. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R/.
R/. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
Me hará vivir para él,
mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R/.
R/. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.


SEGUNDA LECTURA
Éste es su mandamiento: que creamos y que amemos

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 18‑24
            Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.
         En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo.
       Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios. Y cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
          Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó.
       Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“VIVIR EN CRISTO” 
            Se cuenta que los discípulos de Juan, estando ya en la vejez, llegaron as decirle: “Maestro, ¿por qué repites siempre lo mismo? A lo que Juan contestó: “Es que no hay nada más, no hay nada nuevo”; lo que él ha visto, lo que ha oído, lo que ha tocado y ha vivido, no ha sido otra cosa más que el amor y no tiene otra cosa nueva de qué dar testimonio; lo podrá expresar de mil formas diferentes, pero solo hay una realidad que es la que lo tiene lleno y no puede dejar de hablar de ello e invitar a vivir en Cristo, es decir: amando y no hay novedad más grande que esta, pues el amor cada día lo hace todo nuevo.
            Y esta realidad que lo llena todo y lo transforma todo, no es un discurso vacío, ni una idea que anda por las nubes, sino una realidad vital que lo ilumina todo. La vivencia en coherencia con esta realidad será lo que nos identifica delante de Dios y del mundo
            Pero hay algo que también tiene muy presente Juan: el mandamiento del AMOR no es algo determinado por el hombre, sino que es una realidad divina que el hombre solo puede vivirla por la fuerza del Espíritu de Jesús que vive en cada uno de nosotros y que es el que hace que el AMOR se exprese en nosotros.
            Para Juan, vivir amando es estar en conexión directa con Dios y cuando esto se lleva así, nuestra voluntad se identifica con la de Dios, por eso, el que ama cumple los mandamientos de Dios y conoce a Dios, pues Dios habita en él.


Aleluya Jn 15, 4. 5b
Permaneced en mí, y yo en vosotros
-dice el Seño-C;
el que permanece en mí da fruto abundante.
 
EVANGELIO
El que permanece en mi y yo en él, ése da fruto abundante

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1‑8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-“Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros,
si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.
Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.”
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

“LEÑA SECA PARA QUEMAR”  
Jesús se ha puesto como fuente de vida, como base para subsistir en un mundo en el que Dios se le descarta de los planes del mundo; para que lo podamos entender coge una imagen que todos tienen muy clara: la vid que produce las uvas y de la que se extrae el vino para la fiesta; nosotros podíamos coger la misma imagen utilizando otro arbol que nos sea más familiar: el olivo y cada uno puede coger lo que más familiar le resulte, el caso es que entendamos lo que Jesús nos está diciendo: un cristiano no puede vivir ni alimentarse de otra fuente que no sea Jesús y, si es la savia de su resurrección, el Espíritu, lo que corre por nuestras “venas”, los frutos del Espíritu: la alegría, el amor, la fraternidad, el coraje para vivir, la ilusión la esperanza… vienen a ser como la luz que ilumina nuestra existencia y la que le da colorido a todo lo que hacemos.
            Pero si es que no es la savia del Espíritu de Jesús resucitado lo que anima nuestra existencia, entonces somos ramas secas que van matando la alegría y llenando de tristeza, de desánimo, desilusión, de apatía (quemeimportismo) de cerrazón y de prejuicios, que me llevan a no fiarme de nadie, de egoísmo e insolidaridad y a sentir que lo que me rodea son enemigos y no hermanos.
            Y no puede haber imagen más triste y grosera de la iglesia que aquella que está compuesta por ramas secas: más que un olivo, una vid o cualquier otro árbol verde, lleno de vida y hermoso, se parecerá a un montón de brozas o ramas secas que se amontonan para ser quemadas en la hoguera.
            El problema que se nos va presentando a cada momento en los tiempos que vivimos, es la gran cantidad de gente que, decididamente se confiesa creyente,  pero se siente fuera de la iglesia; pero es que, además, se atreven a hablar de Cristo, de la iglesia, de teología… sin tener la más mínima idea de nada, pero se dejan llevar por el último disparate que se oye con lo que nos encontramos cada vez con más naturalidad “montones” de ramas  secas de los que todo el mundo hace leña.