DOMINGO XX DEL T. O. -B-



 

Lectura del libro de los Proverbios 9, 1‑6

Comed de mi pan y bebed el vino que he mezclado

 

La Sabiduría se ha construido su casa plantando siete columnas, ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa; ha despachado a sus criados para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad: *Los inexpertos que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: "Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la prudencia."+

Palabra de Dios.

 

 

REFLEXIÓN

 

LAS FUERZAS DE LA VIDA

 

            El autor del libro de los proverbios intenta dar una lección sencilla de la vida para que pueda ser entendida por todos y presenta el escenario de la vida con dos fuerzas en contraposición, dos fuerzas que se encarnan en dos personajes: la SABIDURÍA y la NECEDAD, ambas en constante oposición y ambas intentando coger adeptos para sus filas y llevarlos a su escuela.

            Lógicamente, el fin de cada una es absolutamente contrapuesto: uno lleva a la felicidad y a la vida y el otro lleva a la desgracia y a la muerte.

            En el pasaje que nos presenta la liturgia de hoy se hace la descripción de la casa de la SABIDURÍA: una casa apoyada en siete columnas, bien ordenada y estable, con austeridad pero con dignidad; en ella se ha preparado un banquete y envía a sus servidores para que inviten, no solo a sus amigos, sino también a los ignorantes, a los incautos y participen de su banquete para que se llenen de alegría, de paz, de felicidad y de amistad.

            Se supone que entre los invitados que ha aceptado y el maestro que invita, se crea una relación estrecha de amistad y colaboración que los convierte en parte de su misma familia compartiendo el “sentido común”, el pensamiento y la prudencia en la vida a la hora de actuar.

            Claramente se percibe la referencia de la sabiduría a Dios que invita a seguir el camino que marca su ley y que lleva a la vida y a la felicidad.

            La traducción al ambiente que vivimos es de una actualidad enorme: la “Necedad” ha implantado su escuela con tal fuerza, que parece arrasar y ha logrado tergiversar las cosas de tal forma, que al quitar los referentes de la vida y autoproclamarse el hombre como principio y norma de vida, todo puede ser y no ser al mismo tiempo, todo puede ser bueno y malo al mismo tiempo, dependiendo de la situación que se vive… y el problema del ignorante, es que cree que el único sabio es él y los demás son unos estúpidos a quienes hay que hacer desaparecer.

 

Salmo responsorial Sal 33, 2‑3. 10‑1 1. 12‑13. 14‑15 (R/.: 9a)

 

R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.

 

Bendigo al Señor en todo momento,

su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloría en el Señor:

que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.

 

Todos sus santos, temed al Señor,

porque nada les falta a los que le temen;

los ricos empobrecen y pasan hambre,

los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.

R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.

 

Venid, hijos, escuchadme:

os instruiré en el temor del Señor;

)hay alguien que ame la vida

y desee días de prosperidad?     R/.

R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.

 

Guarda tu lengua del mal,

tus labios de la falsedad;

apártate del mal, obra el bien,

busca la paz y corre tras ella. R/.

R/.  Gustad y ved qué bueno es el Señor.

 

 

SEGUNDA LECTURA

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 15‑20

Daos cuenta de lo que el Señor quiere

 

Hermanos:

Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos.

Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere.

No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu.

Recitad, alternando, salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor.

Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Palabra de Dios.

 

 

REFLEXIÓN

 

MANTENERSE EN TENSIÓN  

 

            S. Pablo se dirige a la comunidad de Éfeso que se está dejando influenciar por gentes con ideas extrañas que invitan a relajarse y a perder la tensión que Cristo nos pide mantengamos, estando alertas para no bajar la guardia: ellos vivían en las tinieblas, pero han renacido a la luz y han dejado la necedad en la que estaban metidos. No pueden seguir en el mismo camino; han de estar siempre pendientes para buscar con sabiduría la voluntad de Dios, estando siempre atentos a su propia conducta, para que sea el Espíritu del Señor el que la guíe y no otra fuerza o interés.

            No pueden desperdiciar la oportunidad que se presenta en el momento presente, para hacer visible y real lo que son y lo que confiesan: la sensatez, la sabiduría, pues los tiempos que viven son duros y lo están necesitando y son el signo clara de vivir en la sabiduría de Dios.

            No pueden caer en la estupidez de desanimarse y entrar por el camino de la decepción y el desaliento que incita a la borrachera, a la lujuria, al robo, a la violencia… que son los apetitos que más a mano tenemos y que más nos asedian.

            El consejo de Pablo a los efesios nos viene hoy a nosotros como anillo al dedo para los momentos que vivimos, en los que nos asedian fuerzas por todas partes que nos dicen que no vale la pena resistir ni luchar y nos invitan a dejarnos arrastrar al mismo aparcamiento del placer y la violencia del que advierte Pablo.

 

 

Aleluya Jn 6, 56

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él

-Dice el Señor-.

 

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 51‑58

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

-“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.”

Disputaban los judíos entre sí:

-“¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”

Entonces Jesús les dijo:

-“Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.

El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.

Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.”

Palabra del Señor.

 

 

REFLEXIÓN

 

EL PROBLEMA DE LA EUCARISTÍA  

 

S. Juan se enfrenta al grave problema que levanta Jesús entre la gente : israelitas, griegos, romanos y hasta para muchos cristianos, Jesús no es entendido; el tema fue de una gravedad enorme, de manera que muchos empezaron a dar marcha atrás, ya que decían que era algo que no les entraba en la cabeza: el problema que subyace para  los no creyentes es que no se puede entender como hay una gente que celebran con gran alegría y gozo la muerte de su Maestro y Señor y cómo han llegado a transformar las cosas que en la cruz dicen está la libertad… esto rompe todos los esquemas imaginables.

En el fondo lo que hay es una incomprensión total del misterio de Cristo: Jesús ha resucitado, ha pasado por encima del dolor y del tormento y ha superado el cerco incomprensible de la muerte, resucitando y viviendo ahora en sus seguidores, para quienes se ha convertido en principio de vida y en sentido de su existencia. La muerte y la resurrección de Jesús han liberado a sus seguidores del peso de las religiones que atosigan con sus normas y mantienen al hombre atado a sus prácticas leyes y ritos.

Jesús se presenta como el sentido único y supremo de la vida y de todo: “Él es el pan que ha bajado del cielo para alimentar a los hombres”; para los cristianos, las esperanzas  de un libertador y de un sistema nuevo que les haga sentirse superiores a los demás han quedado superadas, ya no sueñan en un mundo abstracto ni en unas esperanzas mesiánicas, sino que existe una verdad única que les lleva a una forma de existencia concreta que transforma al ser humano y dispone a vivir en paz y en comunión con los demás.

Esto que fue algo sorprendente en su tiempo y que dio al traste con un sistema aplastante desde todos los niveles de forma que los cristianos fueron capaces de hacer que entrara aire fresco y liberador para todos los hombres, hoy ha llegado a enrarecerse de tal manera que estamos viendo cómo la Eucaristía está perdiendo toda su fuerza, su ser, su atractivo… hoy no dice nada, no celebra la vida de la comunidad, no expresa un Espíritu de fraternidad, ni siquiera una fe en Jesucristo.

  Son muchos años los que lleva la iglesia muy preocupada en las formas, en los ritos, en la doctrina, en el oficialismo y se ha venido insistiendo en la obligación de cumplir una norma, pero no de celebrar la fe y la vida; incluso no se han integrado los signos y las formas de la vida dentro de la liturgia y, con dolor, estamos viendo cómo lo que es el corazón, el fundamento y la base de la vida cristiana, está quedando relegada a convertirse en un acto social, en un rito, “parche” para programas y hasta para rellenar horarios… y todos se quedan callados sin decir nada y sin atreverse a hacer que la Eucaristía recupere su ser de “Alianza de Dios  con su pueblo” y, por lo mismo, referente supremo de la vida de la iglesia.