DOMINGO II DE ADVIENTO -A-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías       11, 1‑10

Juzgará a los pobres con justicia

Aquel día:
Brotará un renuevo del tronco de Jesé,
   y de su raíz florecerá un vástago.
Sobre él se posará el espíritu del Señor:
   Espíritu de prudencia y sabiduría,
Espíritu de consejo y valentía,
   Espíritu de ciencia y temor del Señor.
   Le inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias
   ni sentenciará de oídas;
   juzgará a los pobres con justicia,
   con rectitud a los desamparados.
   Herirá al violento con la vara de su boca,
y al malvado con el aliento de sus labios.
   La justicia será cinturón de sus lomos,
y la lealtad, cinturón de sus caderas.
   Habitará el lobo con el cordero,
la pantera se tumbará con el cabrito,
   el novillo y el león pacerán juntos:
un muchacho pequeño los pastorea.
   La vaca pastará con el oso,
sus crías se tumbarán juntas;
   el león comerá paja con el buey.
El niño jugará en la hura del áspid,
   la criatura meterá la mano
en el escondrijo de la serpiente.
   No hará daño ni estrago
por todo mi monte santo:
   porque está lleno el país
   de ciencia del Señor,
   como las aguas colman el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé
   se erguirá como enseña de los pueblos:
   la buscarán los gentiles,
y será gloriosa su morada.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

VEN, SEÑOR, NO TARDES.    
           El profeta Isaías expresa en voz alta el deseo y la esperanza del pueblo que vive hastiado del aplastamiento y de la irresponsabilidad de sus dirigentes y de la explotación a la que lo tienen sometido los poderosos; todos esperan y desean que Dios ponga su mano y no deje que su pueblo se hunda, poniendo en la cabeza a la persona que nacerá del amor y la justicia.
           El profeta coge la imagen de lo que está viendo: los bosques arrasados y quemados por los enemigos que han entrado del Norte y lo han destruido todo; en los bosques solo quedan algunos troncos talados, tocones secos y quemados que son testigos de la ruina que han propiciado al país…
           No es difícil asumir la imagen y trasplantarla al momento actual que vivimos, viendo lo que actualmente nos presenta a diario la televisión: ciudades arrasadas, destruidas por la irresponsabilidad de hombres que les importa un bledo destruir su pueblo, con tal de que su orgullo se quede encima y por su ansia de poder y de dinero.
           Ante esa situación que está viviendo el profeta, se levanta su esperanza de que de esas ruinas, de esos troncos secos y quemados, de esos edificios destruidos… ha de nacer un vástago, una persona llena del Espíritu de Dios que haga ver que no vale la pena seguir por ese camino y establezca la justicia y la paz, no actuando por intereses partidistas, sino teniendo como referente la JUSTICIA y LA VERDAD. Que no permita que al débil se le haga la vida imposible, sino que se pondrá a su lado para que no se sienta solo y atropellado, y romperá los esquemas de poder que hacen que los hombres se sientan enemigos los unos de los otros, estableciendo la PAZ Y LA FRATERNIDAD entre todos: “Nadie causará daño en todo mi monte santo”
Esta es la esperanza y el deseo ardiente del pueblo de hoy y, la verdad es que el texto de hoy hace que todos exclamemos: ¡Ven, Señor, no tardes!
          
 Salmo responsorial       Sal 71, 1-2.  7-8. 12-13.  17    (R.: cf. 7)

R. Que en sus días florezca la justicia,

           y la paz abunde eternamente.
           Dios mío, confía tu juicio al rey,
           tu justicia al hijo de reyes,
           para que rija a tu pueblo con justicia,
           a tus humildes con rectitud.    R.
Que en sus días florezca la justicia

           y la paz hasta que falte la luna;
           que domine de mar a mar,
           del Gran Río al confín de la tierra.    R.
Que en sus días florezca la justicia

           Él librará al pobre que clamaba,
           al afligido que no tenía protector;
           él se apiadará del pobre y del indigente,
           y salvará la vida de los pobres.    R.
R.  Que en sus días florezca la justicia,

      Que su nombre sea eterno
           y su fama dure como el sol:
           que él sea la bendición de todos los pueblos,
           y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.    R.
R.  Que en sus días florezca la justicia,

SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta de apóstol san Pablo a los Romanos       15, 4-9
Cristo salva a todos los hombres

Hermanos:
Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza.
Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así, dice la Escritura:
                 «Te alabaré en medio de los gentiles y cantaré a tu nombre.»
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

LLAMADOS A ALUMBRAR     

                  S. Pablo hace tomar conciencia a los romanos de que todo lo que se vino diciendo en las sagradas escrituras se ha cumplido y se ha constituido como la gran lección de confianza que el Señor nos da: en este tiempo se ha cumplido en plenitud todo lo que dijeron los profetas; de lo que se trata ahora es de seguir el camino que Él nos marca: “acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios.”
                  S. Pablo se dirige a una comunidad muy heterogénea, donde hay gente de toda cultura, lengua, raza y situación; es ahí donde se ha de establecer todo aquello que nos ha traído Jesús: el amor, el respeto, la verdad, la justicia, la paz… que están por encima de toda raza, cultura… y situación social.
                  Invita a que desde la situación personal de cada uno, coja como valores de referencia para su vida, estos valores del reino que Cristo ha traído.
                  Como referente de nuestras vidas pone a Jesús, que es el principio inspirador en el que se hace visible la verdad del Padre.
                  La petición de Pablo a los romanos tiene hoy una resonancia extraordinaria entre nosotros: los principios están dados, la disposición de Dios a favor nuestro está demostrada, el camino está trazado y recorrido por Cristo y por mucha gente que lo ha hecho… el resto está en las manos de cada uno, pero si nosotros seguimos empecinados en nuestra obstinación y en nuestro pecado…


Aleluya       Lc  3,  4. 6
Aleluya, aleluya.
Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.
Todos verán la salvación de Dios.
Aleluya.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo       3, 1‑12

Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos

Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:
—«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Este es el que anunció el Profeta Isaías diciendo: 
   «Una voz grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor,  allanad sus senderos.” 
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
—«¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?
Dad el fruto que pide la conversión.
Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Abrahán es nuestro padre”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras.
Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego.
Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias.
El os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
El tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
           
RECORRER EL CAMINO DE LA MISERICORDIA 
           
            En el mundo, en la situación y en las condiciones que vivimos, es importantísimo el tomar conciencia y escuchar lo que hoy nos viene diciendo el Señor.
            Es interesante que S. Mateo se lo haga remarcar a la comunidad para que les sirva de referente en la situación en la que viven.
            Hasta ahora hemos visto cómo todos los profetas se dirigen al templo y allí fustigan a los dirigentes religiosos, a quienes denuncian del ritualismo vacío que están viviendo; a los dirigentes políticos por la explotación que están haciendo con el pueblo y por la corrupción en la que están metidos…
            Ahora aparece un profeta que no pertenece a las altas esferas, ni se mezcla con ellas, ni se va al templo ni los palacios a gritarles sus injusticias y sus atropellos: Juan invita a que cada uno se examine a sí mismo y vea en qué medida está participando de la injusticia, de la opresión, del desmadre que está instalado, porque es muy fácil criticar a los de arriba mientras nos hacemos los ciegos con lo que ocurre en la base.
            Juan se va al desierto, donde no llegan los ruidos de la ciudad, del comercio, de los bancos, de las fiestas, de la gente, de los sacrificios del templo… En el desierto no rigen las leyes, pues allí no hay nadie, ni te molestan ni se molesta a nadie; el desierto es el lugar del encuentro con Dios y consigo mismo…
            Juan se va al desierto y allí invita a que la gente se convierta, prepare su corazón para dar cabida al mensaje que Dios le da, se libere de todos los intereses que le atosigan y se abra a Dios, abra las puertas de su vida a Dios y consiga LA PAZ.
            La comunidad primitiva entendió perfectamente el mensaje: no es posible vivir en cristiano si no nos abrimos a Dios y hacemos nuestros sus postulados.           No podemos ser luz para nadie, ni orientar a nadie, ni criticar a nadie, si es que nosotros no hacemos nuestros los caminos de Dios y nos dirigimos por ellos.
            El Papa nos ha puesto este año pasado en el camino de la MISERICORDIA; nos ha venido invitando a recorrerlo en todos sus aspectos, recordándonos que ése es el camino del cristiano, pero para eso, constantemente tenemos que estar haciendo un proceso de conversión, de cambio de actitudes que nos van a llevar a tener complicaciones con el sistema que vivimos, que va en otra dirección completamente distinta.