NACIMIENTO DEL SEÑOR

25 DE DICIEMBRE
NACIMIENTO DEL SEÑOR
Misa del día

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Lectura del profeta Isaías 52,7‑10
Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: "Tu Dios es rey"! Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

MISIONEROS DE LA VERDAD    
        El profeta Isaías se hace eco de todos aquellos que han venido a través de los siglos manteniendo firme el mensaje de esperanza en que la PAZ llegaría a imponerse por encima del odio, de la violencia, de la injusticia y el atropello…
        Todos aquellos que han venido proclamando esta esperanza son como luces y guías de la humanidad, haciendo posible que en el horizonte quede siempre un espacio para la esperanza.
        Ellos son como los centinelas de la ciudad que atisban en el horizonte no solo los peligros que se avecinan, sino los acontecimientos que traen la alegría y la salvación para el pueblo.
        Esta alabanza que hace el profeta Isaías a estos vigías que anuncian la paz y la salvación, debería hoy poder dirigirse a un estamento de nuestra actualidad que podrían ser los medios de comunicación, ellos podrían ser ese mensajero o vigía que anuncia y promueve la paz, si es que estuvieran al servicio de la VERDAD y de la PAZ, en lugar de ser el brazo que trabaja por intereses concretos económicos, políticos y de poder; entonces, en este caso, no son ni mensajeros, ni centinelas de la Paz y la alegría, sino todo lo contrario: espías que horadan el hueco para que entre el odio la división, la guerra y la muerte.

Salmo responsorial: 97

R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
 / porque ha hecho maravillas:
/ su diestra le ha dado la victoria,
/ su santo brazo. R.
R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

El Señor da a conocer su victoria,
/ revela a las naciones su justicia:
/ se acordó de su misericordia y su fidelidad
/ en favor de la casa de Israel. R.
R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Los confines de la tierra han contemplado
/ la victoria de nuestro Dios.
/ Aclama al Señor, tierra entera;
/ gritad, vitoread, tocad. R.
R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Tañed la cítara para el Señor
/ suenen los instrumentos:
/ con clarines y al son de trompetas,
/ aclamad al Rey y Señor. R.
R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Lectura de la carta a los Hebreos 1,1‑6
Dios nos ha hablado por el Hijo

En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado que los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: "Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado", o: "Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo"? Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: "Adórenlo todos los ángeles de Dios."
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

VIVIR EN COHERENCIA CON LO QUE SOMOS   
        El pasaje que nos presenta la liturgia de hoy es el prólogo de la carta a los hebreos donde el autor presenta todo lo que piensa tratar en la carta.
        Teniendo en cuenta que va dirigida a todos los creyentes que vienen del judaísmo y que han bebido toda una tradición, en la que se ha venido anunciando, desde mucho tiempo atrás, este momento supremo, en el que Dios cumplirá todas las promesas que se han venido haciendo al pueblo.
        El cumplimiento de todas esas promesas se ha realizado en Cristo: “Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo de su gloria”, Él es la total y plena revelación del Padre, por eso en Él ha quedado concluido todo, se ha perdonado el pecado al mundo, se ha restablecido la comunicación entre Dios y la humanidad y con la muerte y la resurrección de Jesús, el hombre ha sido ensalzado sobre todas las cosas.
        Esta es la mayor y más grande noticia que nos ha traído Jesús y que ahora está presente como signo identificativo de su iglesia. De lo que se trata ahora, es que cada creyente admita esta nueva realidad y viva en conformidad con ella.

Lectura del santo evangelio según S. Juan 1,1‑18
La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

En principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. [Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.] La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: "Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."" Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]

DIOS NO ES UNA IDEA   

            Hay algo que hoy no podemos pasar por alto al leer este pasaje del evangelio en un tiempo en el que están cambiando todas las ideas, la cultura, la manera de mirar el mundo y las cosas y, hasta la misma concepción de la persona…
            En esta situación oímos a Juan que nos dice: “La palabra de Dios se ha hecho carne”, es decir: ante todo esto que está ocurriendo hoy, Dios no se queda callado, se ha bajado donde nosotros y su palabra se ha hecho sensible a nuestros oídos, nos ha hablado, ha tomado carne en una persona humana como nosotros, para que lo podamos entender, ver, escuchar… y ha vivido en coherencia con esa palabra, para que todos podamos ver cómo es posible llevar adelante lo que nos dice.
            Otra de las grandes verdades que nos dice el texto y que no podemos dejar a un lado es: “A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer”.
            ¿Qué nos está diciendo Juan? Que todo lo que hasta ahora se ha dicho ha quedado superado, que el Dios que se ha venido presentando no es más que una idea, un concepto, pero a partir de ahora, de Dios no se puede hablar en teoría, que de Él solo se puede hablar desde el conocimiento, como lo hace Jesús, y por eso, sólo Él puede decirnos quién y cómo es Dios, qué piensa, qué hace, qué quiere, cómo nos quiere…
            A partir de aquí no es posible hablar de Dios lanzando teorías al aire y presuponiendo conceptos basados en teorías; pero por si no tuviéramos bastante, dejó bien claro cómo quiere Dios que nos conduzcamos en la vida y, por eso, Él fue delante, abriendo el camino e indicándonos por dónde hemos de ir: nace entre los pobres, vive entre ellos y proclama la justicia, la fraternidad, la verdad y la paz desde los pobres y las vive hasta sus últimas consecuencias.
            Jesús es la revelación al mundo de Dios Padre lleno de misericordia que no tiene más objetivo que establecer la paz, la fraternidad, la alegría, la justicia, la libertad y el amor en el mundo… todo lo demás es secundario y sin trascendencia alguna y es desde ahí, y ahí, en lo que hemos de poner toda la fuerza y en donde encontraremos todo la alegría y la felicidad que nos trae el anuncio de Jesús.
            Este es el mensaje fundamental de la iglesia y no podemos permitirnos hoy perder el tiempo mientras vivimos entretenidos en otras cosas y enzarzados en otros quehaceres que desvirtúan y oscurecen el mensaje que Cristo nos trae..