PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis.
Gén 22, 1-2. 9a. 10-13. 16-18
El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe
EN aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán.
Le dijo:
«¡Abrahán!».
Él respondió:
«Aquí estoy».
Dios dijo:
«Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Mona y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré».
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña.
Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.
Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:
«¡Abrahán, Abrahán!».
Él contestó:
«Aquí estoy».
El ángel le ordenó:
«No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo».
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo:
«Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz».
Le dijo:
«¡Abrahán!».
Él respondió:
«Aquí estoy».
Dios dijo:
«Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Mona y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré».
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña.
Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.
Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:
«¡Abrahán, Abrahán!».
Él contestó:
«Aquí estoy».
El ángel le ordenó:
«No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo».
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo:
«Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz».
Palabra de Dios.
REFLEXION
¿EN DÓNDE ESTAMOS?
En un encuentro
con un grupo de cristianos, nos planteábamos cómo vivir la cuaresma, viendo las
cosas y situaciones que hemos montado y que van directamente en contra de
nuestra realización como personas y como cristianos; todos veíamos la necesidad
de cambiar muchas de las cosas que hemos montado y que nos destruyen y poner freno a la locura endiablada en la que
habíamos entrado; pero todos llegaban a la conclusión de que era imposible
frenar, no entrar en la onda en la que se había entrado, pues todo estaba
pensado para que la gente se deje llevar y, quien no lo haga, la vida se le
hace dura y casi imposible. Al final nos preguntábamos si Jesús nos había
puesto metas imposibles.
Es la misma pregunta que nos
podríamos hacer frente a Abrahán: él vive en un ambiente completamente
contrario a la voluntad de Dios, eso es lo que hay montado y Dios tendrá en un
momento que salirle al encuentro y decirle: “¡Basta! No acepto sacrificios
humanos”. Y Abrahán tiene que cambiar su manera de pensar y enfrentarse al
ambiente que hay establecido; es el hombre que pone a Dios por delante de las leyes
religiosas, civiles y humanas.
Lógicamente, esto le va a llevar a
tener que enfrentarse a la sociedad en la que vive. El problema se nos presenta
cuando no tenemos claro a quién seguir y entra en conflicto Dios con el
ambiente que hay establecido. En realidad es el gran problema de la actualidad:
seguir a Dios lleva consigo enfrentamiento; dejarse arrastrar lleva consigo la
aceptación y el aplauso de la mayoría. Es importante definirse de forma que
todos sepan dónde estamos.
Salmo responsorial
Sal 115, 10 y 15. 16-17. 18-19 (R/.: Sal
114, 9)
R/. Caminaré en presencia del Señor en el país
de los vivos.
V/. Tenía
fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. R/.
«¡Qué desgraciado soy!».
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. R/.
R/. Tus sendas, Señor, son misericordia y
lealtad para los que guardan tu alianza.
V/. Señor,
yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. R/.
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. R/.
R/. Tus sendas, Señor, son misericordia y
lealtad para los que guardan tu alianza.
V/. Cumpliré
al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R/.
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R/.
R/. Tus sendas, Señor, son misericordia y
lealtad para los que guardan tu alianza.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Romanos. Rom 8, 31b-34
Dios no se reservó a su propio Hijo
HERMANOS:
Si Dios está con nosotros, ¿Quién estará contra nosotros?
El que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más todavía, resucitó y está a la derecha de Dios y que además intercede por nosotros?
Si Dios está con nosotros, ¿Quién estará contra nosotros?
El que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más todavía, resucitó y está a la derecha de Dios y que además intercede por nosotros?
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
LA CONFIANZA EN DIOS CARACTERISTICA DE LA FE
S. Pablo se
dirige a la comunidad de los romanos y les plantea algo que para él tiene una
fuerza enorme, pues además es de lógica aplastante: nuestra salvación no es
obra nuestra, si lo fuera sería algo que dependería de nosotros y, por tanto,
sería lo más inestable que existe, pues nosotros no tenemos la seguridad de
mantenernos firmes en nuestras decisiones.
Nuestra salvación ha sido la opción
que Dios ha hecho por el hombre y, si es cosa suya, ¿Quién puede existir que
cambie lo que Él ha determinado? ¿Quién habrá con tanto poder que destruya la determinación
de Dios?
El único que nos puede acusar de la
ofensa cometida a Dios el Él mismo y resulta que se ha colocado como abogado
defensor. La confianza y la esperanza es la característica y el patrimonio de
aquellos que han escuchado la Buena Noticia de Jesús y la han aceptado.
No obstante, mientras Dios nos da
esta seguridad tan grande, en el otro lado estamos cada uno de nosotros y, aquí
la seguridad falla por todas partes: pues si tenemos la confianza y la seguridad
de que la fidelidad de Dios es inquebrantable, también tenemos la seguridad de
que el hombre es lo más voluble que existe y es el único que puede invalidar
para sí toda la grandeza que Dios ha derrochado para con él. De hecho, toda la
historia de la salvación es la historia de la fidelidad de Dios frente a la
infidelidad del hombre.
Versículo antes del
Evangelio
Cf. Lc 9, 35
En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre:
«Éste es mi Hijo, el Elegido; escuchadlo».
«Éste es mi Hijo, el Elegido; escuchadlo».
EVANGELIO
✠ Lectura del santo Evangelio según san Marcos. Mc 9,
2-10
Éste es mi Hijo, el amado
EN aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y
a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante
de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede
dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía qué decir, pues estaban asustados.
Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:
«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía qué decir, pues estaban asustados.
Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:
«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
ESCUCHADLO
El texto que nos presenta la
liturgia de hoy está en paralelo con el momento del bautismo (Mc.1,9-11):allí
nos encontramos en el mismo comienzo de la misión, se abre el cielo y el Padre envía su Espíritu para presentar al mundo a su Hijo
Amado, a quien envía para que lleve adelante su proyecto.
En
esta segunda parte del evangelio, S. Marcos viene de nuevo a presentar a Jesús
a sus discípulos que van a necesitar afianzar su confianza y su fe en Él y
presenta a Jesús como el cumplimiento de
la ley representada por Moisés y los profetas, representados por Elías; con
Jesús se ha cerrado la etapa de la Antigua Alianza firmada en el Sinaí y ha llegado el momento en que Dios se
presenta como la luz que va a iluminar todo el camino que se ha venido
haciendo: Jesús aparece resplandeciente frente a Moisés y Elías que han sido
los transmisores hasta este momento de la voluntad de Dios; desde ahora será
Jesús la única voz aprobada: “Este es mi
hijo amado, escuchadlo”. Ya no serán las leyes, el miedo, la magia, los
poderes del mundo ni las fuerzas de la naturaleza los que marquen el ritmo de
la vida o por los que Dios se exprese; Jesús es de ahora en adelante el CAMINO
a seguir, la VERDAD auténtica que lo ilumina todo, la VIDA en plenitud de los
hombres.
El
gran problema de los apóstoles, como el de la gran mayoría de todos nosotros y
de la iglesia en general es que escuchamos demasiadas voces que nos piden que
les sigamos, intentamos contemporizar y ponernos al mismo nivel la “verdad” con
la mentira, la justicia con la injusticia, la paz con la guerra y, lógicamente,
la imagen que muchas veces damos al mundo, deja tanto que desear… También
queremos otras veces quedarnos como pidió Pedro: asentados en nuestra
comodidad, sin un compromiso serio por el riesgo de desestabilizar nuestra
existencia.