III DOMINGO DE PASCUA.CICLO B

 

Así está escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día
Del evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a vosotros».
Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu.
Y él les dijo:
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis ahí algo de comer?».
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les dijo:
«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí».
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y les dijo:
«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto». Palabra del Señor,
    En este tercer domingo de Pascua seguimos la misma dinámica que en los domingos anteriores, Jesús se aparece y los que lo ven siempre dudan y se llenan de miedo. Desde esta base podemos sacar algunas ideas que nos puedan clarificar estas situaciones.
    A todos ellos, aunque ya tenían conocimiento de las apariciones en otras ocasiones de Jesús: María Magdalena, Emaús, los mismos apóstoles, Tomás, les sigue costando ver a Jesús resucitado, porque no lo ven como era antes, sino de otro modo, "Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros." 
    Nuevamente Jesús quiere que lo reconozcan y no le tengan miedo, "mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona". El resucitado pone nuevamente en sus labios que esto era necesario para cumplir las Escrituras, ahora Él es centro pleno de ellas, Él les abre el conocimiento para entenderlas y ser enviados como sus testigos.
    Ahora desde su Resurrección Él se hace presente en medio de nosotros por medio de la Escritura, los Sacramentos, el encuentro con cada uno de nosotros y nos hace testigos en medio de nuestro mundo para que lo reconozcamos y anunciemos a todo el mundo que Él vive y está en medio de nosotros.