DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO -A-

Lectura del libro del Éxodo 22,20‑26
Si explotáis a viudas y huérfanos, se encenderá mi ira contra vosotros

Así dice el Señor: "No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto. No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque, si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y os haré morir a espada, dejando a vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos. Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo."
Palabra de Dios


REFLEXIÓN

“DIOS NO SE CASA CON LA LEY, SINO CON LA VERDAD” 
            El texto es bien elocuente: en una sociedad en donde no está estructurado un sistema de leyes para sancionar ciertas posturas no queda más que la “venganza” (el que la hace la paga),  pero cando te encuentras a una persona que no tiene fuerzas para “vengarse” como es el extranjero que no tiene un clan que lo ampare, un huérfano o una viuda que carece de una familia que la apoye, un pobre sin recursos de ningún tipo… siempre están expuestos a la injusticia y al atropello de los poderosos sin posibilidad de defenderse.
            Con toda claridad Dios se pone  de parte de estos indefensos y al que los toque o los perjudique en sus bienes, en sus salarios… tendrá que vérselas con Dios.
            Dios toma una opción clara y rompe el discurso de la ley para ponerle rostro a los extorsionados y presentar, no teóricamente, sino en la práctica cuál es su postura; da la sensación que quiere dejar bien claro cómo piensa hacer que se cumpla  esa ley que ellos han escrito y que no acaban de establecer con claridad, cómo llevarla a la práctica con tantos artículos.
            Cumplir la ley no consiste en establecer una especie de catecismo que lo repita al pie de la letra la gente, y luchar para que se mantengan intactas las formulas, dando lugar a un legalismo teórico y retorcido donde se le buscan las cinco patas al gato y se da posibilidad  a que se cometa la injusticia de salir libre el criminal y hundido la víctima, basta con tener la habilidad de burlar lo escrito.
            Dios deja bien claro que en ese juego no va a entrar Él,  pues conoce la verdad y con Él no valen los engaños
             Es la gran lección que debe aprender la iglesia, su pueblo, para no caer en la trampa, pues puede llegar a creer que, como pudo burlar la ley, de esa  manera nos podemos quedar tranquilos delante de Dios.
            Es el constante problema que viene suscitándose dentro de la iglesia y que da lugar a tantos escándalos,  como si Dios estuviese amarrado a las leyes que hemos puesto los humanos, y permitiese que la verdad quede oscurecida por un legalismo estúpido.

Salmo responsorial: 17
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza; /
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, /
mi fuerza salvadora, mi baluarte. /
Invoco al Señor de mi alabanza /
y quedo libre de mis enemigos.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca, /
sea ensalzado mi Dios y Salvador. /
Tú diste gran victoria a tu rey, /
tuviste misericordia de tu Ungido.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.


Lectura de la 1ª carta del apóstol S. Pablo a los Tesalonicenses 1,5c‑10
Abandonasteis los ídolos para servir a Dios y vivir aguardando la vuelta de su Hijo

Hermanos: Sabéis cuál fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien. Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la palabra entre tanta lucha con la alegría del Espíritu Santo. Así llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. Desde vuestra Iglesia, la palabra del Señor ha resonado no sólo en Macedonia y en Acaya, sino en todas partes. Vuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que nos hicisteis: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que os libra del castigo futuro.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“OBRAS SON AMORES Y NO BUENAS RAZONES”  

            Pablo ve plasmada su propia experiencia de encuentro con el Señor  en la comunidad  de tesalónica: allí se está viviendo la frescura y la ilusión de una iglesia joven que ha encontrado en Cristo el sentido de su vida y la esperanza de su lucha.
            La fe de los tesalonicenses no es una fe basada en normas, en principios y en esquemas teóricos, sino en un principio fundamental que se convierte en motor de todo: el AMOR, que se expresa en hechos concretos, como ha sido la acogida que le han hecho a él, el interés que tienen todos por  los hermanos, siendo solidarios  entre ellos y teniendo un mismo corazón, hasta el punto que su estilo de vida ha salido fuera y se empieza a hablar de ellos.
            No se trata de una comunidad que se distinga por sus grandes teóricos sobre la fe, ni por sus grandes discursos, ni por sus reglamentos… sino por su puesta en práctica del evangelio, a pesar de todas las dificultas por donde está pasando.
            Es una comunidad que se está convirtiendo en referente, pues han sido capaces de abandonar los ídolos a los que estaban sometidos y se han vuelto al Dios de la vida, convirtiéndose en una comunidad misionera, pues desde ella la Palabra de Dios se está haciendo conocer a otros hermanos de Macedonia y de Acaya y en muchas partes más..
            También hoy se habla de nuestras comunidades, de la nuestra… pero ¿qué se dice? ¿Por qué se nos conoce?. Si alguien tuviera que definir a  nuestra comunidad ¿qué creemos que es lo específico de ella y que la distingue del resto? ¿Se ajusta al evangelio?

Lectura del santo evangelio según S. Mateo  22,34‑40
Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?" Él le dijo: ""Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas."
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

“Pero AMAR ¿CÓMO?”
            El domingo pasado nos encontrábamos a Jesús en el marco de enfrentamiento con los fariseos y las autoridades del pueblo que le ponían una trampa política y les dejaba clara cuál ha de ser la postura de un hombre que ha puesto a Dios en el horizonte de su vida.
            Hoy lo vemos de nuevo que intentan acorralarlo con otra trampa a nivel religioso con una pregunta que resulta problemática: Los rabinos, doctores en la ley le hacen una pregunta: habían montado todo un edificio de leyes en torno al primer mandamiento hasta tal punto que resultaba imposible cumplirlo: habían sacado 365 prohibiciones y 248 preceptos, perdiéndose en medio de tanto artículo y no quedando claro qué era lo fundamental del mandato.
            Le plantean, entonces la pregunta: “Maestro, ¿Cuál es el mandamiento principal de la ley?” La pregunta resulta ridícula puesta en boca de un maestro de la ley.
            Cristo, dándose cuenta de la mala intención, les ataja con toda claridad y sencillez: No hay más que un solo principio: EL AMOR a Dios y su concretización con el amor a los hombres ¡¡Y no hay más distinciones que valgan!!
            La ley era la “manifestación de Dios al pueblo” pero ¿Qué es la ley, sino la organización de la vida para que los hombres sean felices? Y ¿Qué es la felicidad, sino la consecuencia del AMOR?
            De ahí que Cristo dijera: “Estos dos mandamientos sostienen la ley y los profetas”. Si esto falla, todo lo demás sobra, o, más bien. Habría que decir que todo lo demás no es sino un elemento más de explotación
            Alguien puede preguntarse, entonces: ¿Qué es antes, el amor a Dios o el amor al prójimo? No hay un antes ni después, sino que, el uno lleva consigo el otro: “Lo que dejasteis de hacer  con uno de estos, conmigo dejasteis de hacerlo” (Mt. 25, 43-46)
            Pero AMAR ¿CÓMO?
            ¿Cómo se aman dos enamorados, dando limosna a aquel que nos da lástima…?
            ¡¡Ni hablar!! AMAR a ese prójimo y a ese Dios es comprometerse con todo lo que tienes, con tu vida entera a levantarlo, hasta que esté, por lo menos, a tu mismo nivel, ¡pero nada de parches! Y desde esa dimensión se vive el resto de expresiones del amor.
            La concreción de esa actitud de amor es lo que da la ley: “No oprimirás ni vejarás al forastero (inmigrante) porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto.
            “No explotarás a los huérfanos ni a las viudas (a quien se encuentra indefenso).
            “Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo… no lo cargarás de intereses…”
            “Si tomas en prenda el manto (algo que está necesitando) de tu prójimo, se lo devolverás…”
            Cuando lees todo esto en la Biblia y terminas diciendo  “¡¡Palabra de Dios!!” ¿Cómo es posible que te tengas que callar y cuidar mucho las palabras que dices porque no son políticamente correctas, frente a lo que estamos viendo a cada momento y viviendo el expolio que se está haciendo por parte de una casta que no se siente harta aunque vea hundirse en la miseria a sus hermanos? ¿Cómo podremos seguir llamando a Dios Padre los explotados y los explotadores, los asesinos y los asesinados?
            No podemos seguir engañándonos y mintiéndonos a nosotros mismos: hay gritos que llegan al cielo y que no cesarán hasta que se haga justicia y haya una justa reparación. No podrá haber PAZ mientras no haya JUSTICIA y no puede haber JUSTICIA mientras cada uno no asuma su culpa y haga su reparación del daño causado.