DOMINGO -XV- DEL TIEMPO ORDINARIO -B-




PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Amós 7, 12‑15
Ve y profetiza a mi pueblo
En aquellos días, dijo Amasías, sacerdote de Casa-de-Dios, a Amós:
-“Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en Casa-de-Dios, porque es el santuario real, el templo del país.”
Respondió Amós:
-“No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos.
El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: ´Ve y profeta a mi pueblo de Israel.´”
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
“REALIZAR LA MISIÓN DE PROFETAS”   
            Cuando el hombre apuesta por el poder, la riqueza y la ostentación se siente poderoso y orgulloso de si mismo, hasta el punto de despreciar a Dios y a los caminos que Él propone, obedeciendo otros mandatos y sirviendo a otros intereses.
            El reino del Norte rompió con el Sur porque se creía explotado y no aceptaba mantener a los pobres del sur; se declara independiente y levanta su templo en Betel como signo de oposición a Jerusalén. Lógicamente, rompen con todos los principios que han venido sustentándose y, ahora la religión se pone al servicio del poder, ella será la que bendiga lo que hacen los políticos, llevándose, claro está, su buena tajada de lo que explotan al pueblo, pero desaparecen los horizontes que Yahvé había trazado para su pueblo.
            Amós llega del Sur deprimido y se encuentra con el lujo, el derroche y la explotación del norte y ve cómo el templo  condesciende y aprueba lo que se hace y, lo mismo que en otro tiempo hizo  Jeremías, él se dirige al sacerdote Amasias, para recordarle y denunciarle que estaba para servir a Dios y no al poder establecido por Jeroboán; él no puede aprobar la destrucción de la fe, de la cultura y de la moral que está llevando a cabo el régimen que se ha establecido, es algo que le nace de lo más profundo y no puede callárselo.
            Cuando Amasias ve a este campesino rudo e iletrado, enfrentársele y hablarle con la única autoridad que da el sentido común, le invita a que se marche a su tierra y predique allí, pero como Amós insiste en que la justicia, allá donde se la atropelle es denunciable, se le hace callar denunciándolo al poder y Jeroboán sale en defensa de su súbdito.
            Amós abandona Betel, pero deja bien claro que lo que está diciendo es una evidencia que Dios le pide la grite y, para ello, no se necesita ser letrado, juez o sacerdote, simplemente tener un mínimo de sentido común que, según se ve, ellos han perdido.
             Al encontrarnos con la escena, es imposible sustraerse a la realidad que estamos viviendo, en la que vemos cómo se ha destruido al país: la gente ha perdido la conciencia de todo, del sentido de la historia, de los valores más elementales de la persona, está entrando en ver como bueno lo malo y al contrario… donde se ha perdido el norte y cualquier punto de referencia para orientarse hacia el bien, y al que se presenta con un mínimo de sentido común, se le tacha poco menos que de subnormal y se le obliga a callar…
            Pero hay otro agravante: en los tiempos que vivimos, la imagen de Amós no solo no molesta al poder, sino que se le ignora, pues alguien que no está metido en los medios de comunicación social y tiene un nombre, no solo no se le hace caso, sino que se le ignora, se dice que no existe.
            De todas formas, estas verdades que dice Amós no pueden quedar silenciadas, pues se siguen repitiendo los mismos esquemas, los  mismos atropellos y los mismos desvaríos; la iglesia que es profeta, en su cuerpo entero tiene que ser luz que ilumine y proclame la verdad, porque de lo contrario, realizará el papel de Amasias y no el de Amós.
           
Salmo responsorial Sal 84, 9ab‑10.11‑12. 13‑14
 R/.  Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
“Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.”
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.
R/.  Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.
R/.  Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
El Señor nos dará lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R/.
R/.  Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 3‑14
Nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo
             Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
            Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor.
            Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.
            Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
            Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.
            Por su medio hemos heredado también nosotros.
            A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad.
            Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.
            Y también vosotros, que habéis escuchado la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salvación, en el que creísteis, habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual es prenda de nuestra herencia, para liberación de su propiedad, para alabanza de su gloria.
            Palabra de Dios.
O bien mas breve:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 3‑10
            Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
            Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor.
            Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.
            Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
            Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
“EL GRAN REGALO DE DIOS”   
             Dios tiene su plan para la humanidad que ha puesto en este mundo con unos fines concretos y para un proyecto concreto, el hombre llega a ser feliz, en tanto en cuanto sus planes es capaz de ajustarlos al proyecto que Dios tiene para él.
            En la antigüedad, Dios había reducido su plan a un grupo concreto de personas: las del pueblo de Israel, para que fueran como un signo ante el mundo de lo que Él quería realizar en la cumbre de los tiempos; llegado el momento, Dios ha realizado con Jesucristo su proyecto en plenitud; ahora no se tratará de ajustar mis planes a los de Dios, sino aceptar el regalo que me ha hecho: Él había pensado en cada uno de nosotros y ya nos tenía destinados a ser sus hijos para que pudiéramos sentirnos seguros y felices: “El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.”
            Este proyecto se ha de realizar por encima de todos nuestros planes y de todos los obstáculos que le pongamos, aunque nos aliemos con todas las fuerzas que queramos, o neguemos su fuerza o su presencia entre nosotros.
     
Aleluya cf. Ef 1, 17‑18
El Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine los ojos de nuestro corazón,
para que comprendamos cuál es la esperanza
a la que nos llama.
 
EVANGELIO
 
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 7‑13
Los fue enviando
            En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y añadió:
            -“Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio.
Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa”
            Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
            Palabra del Señor.
REFLEXIÓN

“ENVIADOS CON LAS MANOS VACIAS Y EL CORAZÓN LLENO  
             La iglesia y, por tanto, todo creyente bautizado en el Espíritu de Jesús tiene una llamada fundamental y está ENVIADA  a dar testimonio del reino de Dios siendo “sacerdote”, “profeta” y “guía”. Con esa misión envió Jesús a sus discípulos y le dio su Espíritu para que realizasen la misión de hacer presente el reino; era como el “examen de aptitud” para realizar la misión encomendada que Él repetía lo mismo que había aprendido y escuchado a su Padre y les da las normas de actuación y las condiciones para el trabajo: “Les encargó que llevaran para el camino:
- un bastón y nada más, (para apoyarse en el camino y para defenderse de los animales que les pudieran atacar)
-pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja (a pecho descubierto, sin protección alguna, sin tener las espaldas cubiertas, dejando ver claro que no sirven a nadie, sino a la verdad, a la justicia, a la paz, que creen y confían en la capacidad de amor que tiene la gente y en la que ellos van demostrando);
-que llevasen sandalias (para que nada ni nadie los detenga y no encuentren excusas para detenerse en el camino),
-pero no una túnica de repuesto (sin miedo a quedarse desamparados y sin medios).
            De esta  manera evitarán caer en la tentación de ofrecer o negociar con otras cosas que no sean el reino, que es para lo que han sido elegidos y escogidos.
            Cuando leemos esto y  proyectamos su luz sobre lo que tenemos en la actualidad que vivimos, nos quedamos de piedra y no podemos evitar el pensar si Jesús, en los ejercicios espirituales que hace un joven para ordenarse sacerdote, la última y definitiva charla la diera Él y le dijera esto:
 “No lleves en tu vida más que lo que necesitas para caminar y acercarte a la gente; tu bastón hoy, para apoyarte y defenderte, es un conocimiento perfecto de la palabra de Dios y de la realidad que vive el  pueblo; para ello has de meterte en ella y no salirte utilizando otros medios que te mantengan fuera, como es el dinero y las seguridades. No quiero que des otra cosa que la PAZ que yo he traído y que te entrego;  la mejor forma para que eso pueda hacerse y que sea así, es no teniendo otra cosa en tu vida que lo que yo te he dado, de tal forma que la gente lo vea y lo perciba… y no tengas miedo, porque yo estoy contigo”.
Ya sé que suena esto a radicalismo y a sueños de  idealistas, pero estoy convencido de que mientras sea otra cosa la que ofrece la iglesia, se parecerá más a Amasias que a Amós.