PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Daniel 12, 1‑3
Por aquel tiempo se salvará tu pueblo
Por aquel tiempo se levantará
Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán
tiempos difíciles, como no los
ha habido desde que hubo naciones hasta ahora.
Entonces se salvará tu pueblo:
todos los inscritos en el libro.
Muchos de los que duermen en el
polvo despertarán: unos para vida eterna, otros para
ignominia perpetua.
Los sabios brillarán como el
fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la
justicia, como las estrellas,
por toda la eternidad.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
“AL FINAL, TRIUNFARÁN LA VERDAD Y LA JUSTICIA”
El
libro de Daniel es muy probable que fuera
escrito durante el levantamiento macabeo, allá por el año 167-164 a.C y
aparece como un caso único en su forma y en su contenido: no es un libro
propiamente que se pueda encajar entre los libros proféticos, ni tampoco entre
los libros históricos o sapienciales, por eso decimos que nos encontramos con
un caso especial.
Surge
en un momento muy difícil y con él empieza a aparecer un género literario
nuevo: el género “apocalíptico” que nace justamente por la experiencia de tener
que vivir un contraste muy fuerte entre los preceptos de la ley y la realidad:
la vida que se está viviendo contrasta fuertemente con las leyes que hay que
cumplir y la realidad de injusticia que hay que soportar, sin posibilidad de
poder expresarse, mientras que los que cometen la injusticia, viven gozando de todos los privilegios.
Parecía
que el orden del mundo estaba al revés, en cambio, la sabiduría decía que eso
no es así, pero en cambio, el pueblo de Israel, que está soportando la
injusticia, se adapta a ella y no acepta la verdad; es por eso, que al final,
la sabiduría queda para seres también especiales. La persona que es capaz de
conectar con este orden de la verdad (la sabiduría) y entender el curso de la
historia desde otra dimensión, tiene la seguridad de que al final ha de
triunfar la verdad y la justicia, pero esto ha de ser a través de una fuerte
transformación (resurrección) de la que surgirá un mundo nuevo.
Esta
forma de hablar y de expresar la esperanza, basada en ese orden nuevo en el que
reina la justicia, no es posible hacerlo con un lenguaje normal y entonces ha
de echar mano a símbolos: números, colores, dragones…
El
libro de Daniel presenta, por eso, un
mensaje de esperanza para tiempos de crisis y de hundimiento de todos los
valores espirituales y ofrece una teología de la historia, afirmando que todo
está orientado a un fin, que es la liberación final, donde desaparecerán todos
aquellos obstáculos que han impedido la implantación del reinado de Dios
Salmo responsorial Sal 15, 5 y 8. 9‑10.11
R/. Protégeme,
Dios mío, que me refugio en ti.
El Señor es el lote de mi
heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
R/.
R/.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Por eso se me
alegra el corazón, se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.
R/.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Me enseñarás el sendero de la
vida,
me saciarás de gozo en tu
presencia,
de alegría perpetua a tu
derecha. R/.
R/.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 11‑14.18
Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van
siendo consagrados
Cualquier otro sacerdote ejerce
su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios,
porque de ningún modo pueden borrar los pecados.
Pero Cristo ofreció por los
pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de
Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como
estrado de sus pies.
Con una sola ofrenda ha
perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.
Donde hay perdón, no hay ofrenda
por los pecados.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
“CRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE”
Continúa
la liturgia presentándonos el tema del sacerdocio de Cristo en la carta a los
hebreos y lo hace como culminación de toda su obra.
Todos
estos domingos anteriores nos ha venido presentando diversos aspectos del sacerdocio de Cristo como
mediador ante el Padre, en contraste con el sacerdocio de la antigua alianza
que prácticamente no resolvía nada. Hoy aparece Cristo sentado a la derecha del
Padre, como quien ha realizado por completo la obra de redención y ha hecho
posible la nueva realidad para el hombre Cristo ha vencido las fuerzas del mal
y con él a todos sus seguidores; a partir de este momento, todos aquellos que
optan por el mal como camino y se convierten en obstáculos para que la
humanidad vive en paz y en armonía, deben saber que tienen a Cristo como
oponente y a la hora de la verdad, es con Él con quien tendrán que vérselas.
Con
Cristo, los hombres han quedado ubicados, unos a un lado y otros a otro; en
otro momento nos dice que la palabra de Dios es como una espada de dos filos
que coloca a unos a un lado y a otros en el otro. Ya no es posible andar
camuflados.
Esta
es la obra de Cristo: ha abierto las puertas al hombre dándole la libertad para
que decida. Él es el único SACERDOTE que ha podido realizar la obra de la
redención del hombre y se ha convertido en el único mediador y, su realización
en la tierra quedará en su nuevo pueblo nacido de su sangre; por eso, la
Eucaristía se convierte para la iglesia en el SACRAMENTO que hace visible, sensible
y real, el único y eterno sacrificio realizado por Cristo y actualizado por su
pueblo.
En
la vida sigue el mismo planteamiento: o nos fiamos de Él y nos vamos siguiendo
sus huellas, o lo despreciamos y seguimos otras huellas. Pero lo que sí es
cierto que al final, las cosas son como son y no como cada uno hayamos
dispuesto que sean, pues ese momento final no está bajo nuestro control y, si
no somos nosotros los que lo controlamos, ¿bajo el poder de quién está?
Aleluya Lc 21, 36
Estad siempre despiertos, pidiendo
fuerza para manteneros en pie ante el Hijo del hambre.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 13, 24‑32
Reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos
En aquel tiempo, dijo Jesús a
sus discípulos:
-“En aquellos días, después de
esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las
estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearan.
Entonces verán venir al Hijo del
hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para
reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.
Aprended de esta parábola de la
higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el
verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está
cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se
cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y
la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.”
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
“CRISTO VENCERÁ”
El evangelio de hoy nos presenta lo que llaman el
“discurso escatológico” de Jesús en el que hace una llamada a sus discípulos
para que no se vengan abajo en los momentos duros y difíciles por los que han
de pasar, que estén atentos y se
mantengan fieles, pues es algo que no queda más remedio que atravesar, pero el
final está asegurado: la luz se impone
sobre las tinieblas.
Jesús echa mano del
lenguaje apocalíptico de Daniel, pues van a atravesar situaciones parecidas y
van a tener que emplear toda su fuerza espiritual para no ser arrasados.
Si observamos la historia,
vemos con claridad que son ciclos que se suceden, como las olas del mar: vienen olas gigantes
que amenazan arrasar y, al final, todo queda en estruendo y se sigue
manteniendo todo aquello que tenía un buen anclaje.
En el pasaje de hoy, Jesús
pretende responder a dos preguntas que están en la mente de cualquiera que
desea seguirlo: ¿Cómo va a ser ese día final en el que nos encontremos con el Padre?
¿Cuándo
será eso?; en realidad es lo que nos preguntamos todos.
A la primera pregunta,
sobre lo que se va a tratar el encuentro final,
Jesús responde con imágenes de la apocalíptica del antiguo testamento,
pero que, en definitiva, lo que está diciendo es que, Él y todos los que han
permanecido fieles a lo que ha enseñado, tienen el triunfo asegurado; de todo
lo que Él ha dicho, no se cambiará ni una coma, el universo entero ha cogido su
rumbo definitivo y final, ubicarse en la dimensión que Él ha anunciado, es
optar por el triunfo; esto no quiere decir que vayan a desaparecer los
problemas, al contrario, serán más fuertes, pues habrá que luchar contra las
fuerzas del mal que intenta imponerse, lo contrario será dejarse arrastrar por
la corriente para terminar en el caos; es un mensaje de vida y de esperanza. La
determinación está en nuestras manos: cada uno en su libertad podrá optar por
lo que quiera, pero ya sabemos el final de esta historia y cada uno tendrá que
responder de la opción que tomó.
A la segunda pregunta
sobre CUÁNDO ocurrirá todo esto, responde con una parábola: la de la higuera y,
lo que dice es que: todo esto SUCEDERÁ, de eso no hay duda, pero que no vale la
pena ponerse a hacer ahora cálculos y perder el tiempo, todo tiene su ritmo y lo que hay que hacer es ponerse
manos a la obra construyendo ya eso que esperamos que llegue, y quien se meta en ese camino, no tiene nada que temer,
su alegría será colmada en plenitud; lo que hay que tener, es una actitud de
constante vigilancia porque no sabemos cuándo ocurrirá.