PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de
Isaías 66, 10‑14c
Yo haré derivar hacia
ella, como un río, la paz
Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis,
alegraos de su alegría, los que por ella
llevasteis luto.
Mamaréis a sus pechos y os saciaréis de
sus consuelos, y apuraréis las delicias de sus ubres abundantes.
-Porque así dice el Señor:
“Yo haré derivar hacia ella, como un río,
la paz,
como un torrente en crecida, las riquezas
de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas y
sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo, y en Jerusalén seréis consolados.
Al verlo, se alegrará vuestro
corazón,
y
vuestros huesos florecerán como un prado;
la mano del Señor se manifestará a sus
siervos.”
Palabra
de Dios.
REFLEXIÓN
“EL
PALO EN LA RUEDA”
El pueblo se desvía constantemente
y, en momentos concretos, la presencia de Dios se hace visible, a pesar de la
actitud negativa que tiene el pueblo.
El pasaje actual pertenece al tercer Isaías, compuesto después
del retorno de Babilonia (587-539 a. C.) cuando el pueblo vuelve y se encuentra
con todo destruido y tiene que enfrentarse a la reconstrucción de todas las áreas
del pueblo.
Todos recuerdan la salida de Egipto
y la reconstrucción como pueblo, eso es el referente obligado dentro de la memoria
histórica; toca ahora reemprender un nuevo éxodo; ahora tienen la alegría y el
gozo de la experiencia: tienen la certeza de saber que Dios está a su lado,
siempre lo ha estado.
Unos versículos anteriores al texto que
comentamos, son muy interesantes, porque dibujan una triste realidad que
dificulta el buen ánimo para emprender la tarea: se trata de aquellos que
estando dentro de la comunidad dicen: “Que el Señor muestre su gloria para que
veamos vuestra alegría” (Is. 66,5), son aquellos que desde dentro se convierten
en el palo que impide que ande la rueda, pero que son los primeros en apuntarse a disfrutar lo conseguido por
los que luchan; esto ha ocurrido siempre y desgraciadamente, sigue ocurriendo
en la actualidad.
La historia sigue repitiéndose al
pie de la letra: no vamos a recomponer situaciones ni a traer nombres, cosa que
cualquiera conoce y podría hacer sin dificultad en cada comunidad, porque son
muchos y están a la vista de todo el mundo y, si alguien no los quiere ver, es
porque tal vez está en la misma onda que ellos; valdría la pena sentarnos y ponernos al día en
la historia del camino que ha venido haciendo nuestro pueblo o nuestra
comunidad.
Todavía, de entre nosotros mismos,
volvemos a toparnos constantemente con los que, burlescamente y llenos de odio,
siguen pensando que el único estorbo para la reconstrucción está siendo Dios.
Salmo
responsorial Sal 65, 1‑3a. 4‑5. 16 y 20 (R.: 1)
Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre;
cantad himnos a su gloria;
decid a Dios: «¡Qué temibles son tus
obras!» R.
R.
Aclamad al Señor, tierra entera.
Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los
hombres. R.
R.
Aclamad al Señor, tierra entera.
Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna eternamente. R.
R.
Aclamad al Señor, tierra entera.
Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi
súplica,
ni me retiró su favor. R.
R.
Aclamad al Señor, tierra entera.
SEGUNDA
LECTURA
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 6, 14‑18
Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús
Dios me libre de gloriarme si no es en la
cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí,
y yo para el mundo.
Pues lo que cuenta no es circuncisión o
incircuncisión, sino una criatura nueva.
La paz y la misericordia de Dios vengan
sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios.
En adelante, que nadie me venga con
molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo
esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.
Palabra
de Dios.
REFLEXIÓN
“VIVIR
EN CONSONANCIA CON CRISTO”
S. Pablo ha escrito su carta a la comunidad
de los gálatas y como conclusión viene a resumir y reforzar todo lo que ha
querido transmitir en la carta: quiere dejarles bien claro que, el único
mediador y salvador que existe es Jesucristo y la única respuesta posible y
verdadera, es el aceptarlo y adherirse a Él crucificado y resucitado.
No son las normas de la ley ni los
ritos los que hacen a una persona digna o indigna, ni merecedora de nada, sino
el aceptar que Él nos ha hecho con su muerte y resurrección creaturas nuevas.
Nadie ni nada puede apropiarse el
honor de sentirse con la capacidad de ser salvador de nadie; Pablo ha entendido
que su propia salvación no es obra suya, sino que ha sido la cruz de Cristo lo
que lo ha salvado, ha sido comprado a precio de sangre.
Por tanto, no hay otro camino de
salvación que la fe en Jesús: “lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión”,
sino aceptar el regalo que nos ha hecho de ser una criatura nueva.
No se trata, pues, de estar
“bautizado”, “casado” o “confirmado” de acuerdo a las normas rituales
establecidas, sino de vivir en la realidad y asumir lo que Cristo nos ha dado y
que da lugar a esos ritos. El camino es inverso al que normalmente tomamos: comenzamos
con el rito y después olvidamos la vida. Ese es el gran problema: existen
muchos apuntados, pero muy pocos creyentes convertidos.
Aleluya
Col 3, 15a. 16a
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en
vuestro corazón; la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su
riqueza.
EVANGELIO
Lectura
del santo evangelio según san Lucas
10, 1‑12. 17‑20
Descansará sobre ellos vuestra paz,
En
aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de
dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les
decía:
-“La mies es abundante y los obreros
pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos
en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis
talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el
camino.
Cuando
entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa.” Y si allí hay gente de
paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos
en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su
salario.
No
andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que
os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: “Está cerca de vosotros el
reino de Dios.”
Cuando
entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: “Hasta el polvo
de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre
vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios.”
Os
digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.”
Los setenta y dos volvieron muy contentos
y le dijeron:
-“Señor, hasta los demonios se nos
someten en tu nombre.”
É1 les contestó:
-“Veía a Satanás caer del cielo como un
rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo
el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.
Sin
embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres
porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.”
Palabra
del Señor.
O
bien más breve:
Lectura
del santo evangelio según san Lucas 10, 1‑9
En
aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de
dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les
decía:
-“La mies es abundante y los obreros
pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando
como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y
no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando
entréis en una casa, decid primero:
“Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de
paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos
en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su
salario.
No
andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo
que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: “Está cerca de vosotros
el reino de Dios.”
Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
EXIGENCIAS DEL SEGUIMIENTO
En el pasaje que leíamos el domingo
anterior (Lc. 9,51-62) nos narraba el momento en que Jesús envía a los
discípulos por delante y les da toda una serie de exigencias que lleva consigo
su seguimiento.
En la simbología de Lucas, “subir a
Jerusalén” es acercarse a la meta definitiva y “el CAMINO a Jerusalén” es el
camino de la iglesia y el de todo cristiano en el mundo, intentando ser testigo
de Jesucristo.
En este pasaje, Jesús completa todas
las exigencias que les había indicado.
Jesús coge a 72 discípulos y los
envía, recordando otro momento en que Moisés reúne la asamblea de los 70
ancianos, sobre los que se derrama el espíritu de Moisés para conducir al
pueblo (Num.11,16). Ellos representaban a los 70 pueblos de la tierra que se
conocía (al mundo entero).
Con este número, Lucas pretende
indicar que el anuncio del Señor está destinado a todos los hombres de la
tierra y que el evangelio es, precisamente, el fermento de la unidad de todos
los pueblos de la tierra.
Jesús les pide que se desprendan de
todo lo que puede ser un estorbo para el camino: dinero, comida, ropa…
preocupaciones, intereses, miedos, pues todo esto les va a ser obstáculo y les va a desviar la
atención.
Más que nunca se necesita volver a
leer este pasaje para que tengamos claras las exigencias que con una fuerza
impresionante los obstáculos que apunta Jesús, hoy se convierten en verdaderos
problemas para todos.