DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO –C-


PRIMERA LECTURA  

Lectura del libro del Deuteronomio 30, 10‑14
El mandamiento esté muy cerca de ti; cúmplelo 

Moisés habló al pueblo, diciendo: 
-"Escucha la voz del Señor, tu Dios, guardando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el código de esta ley; conviértete al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma. 
Porque el precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda, ni inalcanzable; no está en el cielo, no vale decir: "¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?"; ni está más allá del mar, no vale decir: "¿Quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?" 
El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo." 
Palabra de Dios.  
 

REFLEXIÓN 

DIOS NO PIDE LO QUE NO HA DADO   

            Moisés le hace tomar conciencia al pueblo de que lo que Dios está pidiendo no es algo que está fuera de sus posibilidades, antes bien, es algo que está inscrito en el corazón de todos.

            Eso que, aparentemente, parece una orden que pide la sumisión incondicional, no es así, sino que es algo que está enganchado en el sentido común más primitivo; además, es la respuesta que propone a la alianza que hace Dios con el pueblo y que está apoyada en todo lo que tiene Dios demostrado desde la salida de Egipto y está comprobado que Dios no se ha medido en prodigios, hasta sacar al pueblo de la esclavitud; por eso, Dios le pide su reconocimiento y la aceptación de la  alianza que le propone.

            Si el pueblo, a pesar de todas las pruebas de fidelidad que Dios ha dado a su alianza, no quiere responder, o si lo hace, después no cumple lo pactado, tendrá que cargar con las consecuencias.

            Aun así, contando con la infidelidad del pueblo, Dios no dejará de ser fiel y hará que se cumpla todo lo prometido.

            Dios no pide algo que sea imposible, sino que es algo que pertenece a la misma naturaleza, como un impulso interior. Lo que el Señor pide es algo que está al alcance de todos y se convierte en el camino más sencillo para la vida.

 

Salmo responsorial Sal 68, 14 y 17. 30‑31. 33‑34. 36ab y 37 (R.: cf. 33)


R. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

Mi oración se dirige a ti, Dios mío,
el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;
por tu gran compasión, vuélvete hacia mi. R.
R. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

Yo soy un pobre malherido; Dios mío,
tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias. R.
R. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R.
R. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

El Señor salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en e11a. R. 
R. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

O bien:   

 Sal 18, 8. 9. 10. 11 (R.: 9a) 

R. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón. 

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.
R. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón. 

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.
R. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón. 

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R. 
R. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón. 

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que desti1a. R. 
R. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.   

SEGUNDA LECTURA  


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 15‑20
Todo fue creado por él y para él 

Cristo Jesús es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, 
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él. 
É1 es anterior a todo, y todo se mantiene en él. 
É1 es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. 
É1 es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. 
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. 
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Palabra de Dios.   

REFLEXIÓN 

DIOS ES FIEL A SU PROYECTO   

            S. Pablo escribe a los  colosenses y hace una exaltación de Cristo apoyándose en tres puntos que son fundamentales:

                        -1º: Jesús es la imagen visible y sensible del Padre
                        -2º: Jesús es el único mediador en la obra de la redención
                        -3º: Cristo está a la cabeza de todos los poderes del cielo y de la tierra.

            Cristo es el principio y fin de todo y en Él encuentra  sentido y consistencia todo lo que existe. Cristo es la cabeza  del cuerpo visible que es la iglesia y su Espíritu es la vida que mueve todo el cuerpo y anima a todos los miembros.

            En Cristo se ha cumplido el gran proyecto que Dios tenía desde la creación del mundo y, Él es el cumplimiento de todas las promesas que ha venido haciendo a la humanidad a través de los siglos.
 
            Si Dios crea el mundo como expresión de su amor, para que todas las cosas cooperen a ser expresión del amor de Dios y, ese mundo está llamado en encontrar su plenitud en Dios, el mismo Dios le ha marcado un camino de plenitud, en el que Él mismo se ha comprometido a recorrerlo, teniendo en cuenta la debilidad y los errores del hombre y, a pesar de ellos, la obra de Dios sigue su camino. Cristo es la prueba evidente para el mundo de esta fidelidad de Dios.
 
            Indudablemente, el hombre, dentro de sus limitaciones, entre la que se encuentra una de las más grandes, como es la facilidad en obstinarse e incapacitarse para ver lo evidente,  se convertirá  por ello, a través de los siglos, en uno de los peores obstáculos para que se vaya realizando el proyecto de salvación, pero eso no va a hacer que cambien los planes de Dios.

 
Aleluya cf. Jn 6, 63c. 68c
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna. 

EVANGELIO  


Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 25‑37
¿Quién es mi prójimo? 

            En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
-“Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?” 
É1 le dijo: 
-“¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?” 
É1 contestó: 
-“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.” 
É1 le dijo: 
-“Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.” 
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse. preguntó a Jesús: -“¿Y quién es mi prójimo?” 
Jesús dijo: 
-“Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. 
            Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: 
            ”Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.” ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?” 
É1 contestó: 
-“El que practicó la misericordia con él.” 
Díjole Jesús: 
-“Anda, haz tú lo mismo.” 
Palabra del Señor. 

 

REFLEXIÓN
 

¿CÓMO GANAR LA VIDA ETERNA? 

El sistema establecido en Israel que sostenía que es bueno lo que la ley establece y, al contrario, es malo lo que la ley prohíbe o no contempla, al final crea personas sin conciencia, piezas de una máquina que responden al programa que tienen establecido y todo lo que no entre  en el programa  no existe ni vale la pena.

            En ese sistema se pierde no solo la conciencia y el calor humano, sino la capacidad de decisión humanitaria a la hora de salir al paso del problema de una persona, es el “Legalismo” establecido como principio de existencia y como norma suprema de moral y de ética. Cuando esta actitud se traslada a la religión, entonces hemos perdido toda referencia a la fe y la convertimos en un sistema más de enajenación.

            En el tiemplo de Cristo se sostenía que la ley del culto estaba por encima de cualquier otra ley, incluso la del amor al prójimo; esto es algo que no tolera Jesús: el que en nombre de Dios se establezcan normas que dejan fuera y se excluyan a las personas y al pueblo.

            Jesús responde a esta mentalidad con la parábola del “Buen Samaritano”: un hombre atropellado, necesitado de ayuda, caído y sin fuerzas, sin derechos, y con la dignidad por los suelos… Los cumplidores de la ley pasan a su lado y lo dejan en la cuneta; no es problema de ellos; ellos tienen sus obligaciones establecidas y es lo que tienen que hacer, el resto les trae sin cuidado.

            Es exactamente la misma situación a la que nos ha llevado el sistema que vivimos: en él, los pobres, los desplazados, los excluidos no son mi problema, eso es cuestión del gobierno, de las instituciones que hay establecidas con mi dinero, para las que ya me quitan un pedazo de lo mío, “que respondan, pues, que para eso cobran”.

            El problema incluso se agrava aún más si es que decides implicarte, pues inmediatamente la misma ley te sale diciendo que no te metas donde no te llaman y así vemos cómo incluso “la Caridad” se ha puesto en entredicho hasta dentro de la iglesia.

            La postura de Jesús frente a los “legalistas” fue enfrentar directamente la mentalidad existente como algo opuesto y enfrentado a Dios que ha hecho su opción por el hombre y, especialmente por el que ha sido atropellado por la ley y la institución excluyente. Jesús proclama la solidaridad como un valor superior a todas las leyes y hasta los intereses personales incluso, no pasemos por alto el detalle: Jesús cuenta la parábola como respuesta a una pregunta que le ha hecho un maestro de la ley sobre lo que haya que hacer para ganar la vida eterna.