Lectura
del libro del Deuteronomio 30, 10‑14
El mandamiento esté muy cerca de ti; cúmplelo
Moisés habló al pueblo, diciendo:
-"Escucha la voz del Señor, tu Dios,
guardando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el código de esta
ley; conviértete al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el
alma.
Porque el precepto que yo te mando hoy no
es cosa que te exceda, ni inalcanzable; no está en el cielo, no vale decir:
"¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará,
para que lo cumplamos?"; ni está más allá del mar, no vale decir:
"¿Quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará,
para que lo cumplamos?"
El mandamiento está muy cerca de ti: en
tu corazón y en tu boca. Cúmplelo."
Palabra
de Dios.
REFLEXIÓN
DIOS
NO PIDE LO QUE NO HA DADO
Moisés
le hace tomar conciencia al pueblo de que lo que Dios está pidiendo no es algo
que está fuera de sus posibilidades, antes bien, es algo que está inscrito en
el corazón de todos.
Eso
que, aparentemente, parece una orden que pide la sumisión incondicional, no es
así, sino que es algo que está enganchado en el sentido común más primitivo;
además, es la respuesta que propone a la alianza que hace Dios con el pueblo y
que está apoyada en todo lo que tiene Dios demostrado desde la salida de Egipto
y está comprobado que Dios no se ha medido en prodigios, hasta sacar al pueblo
de la esclavitud; por eso, Dios le pide su reconocimiento y la aceptación de la alianza que le propone.
Si
el pueblo, a pesar de todas las pruebas de fidelidad que Dios ha dado a su
alianza, no quiere responder, o si lo hace, después no cumple lo pactado,
tendrá que cargar con las consecuencias.
Aun
así, contando con la infidelidad del pueblo, Dios no dejará de ser fiel y hará
que se cumpla todo lo prometido.
Dios
no pide algo que sea imposible, sino que es algo que pertenece a la misma
naturaleza, como un impulso interior. Lo que el Señor pide es algo que está al
alcance de todos y se convierte en el camino más sencillo para la vida.
Salmo
responsorial Sal 68, 14 y 17. 30‑31. 33‑34. 36ab y 37 (R.: cf. 33)
R.
Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Mi oración se dirige a ti, Dios mío,
el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu
gracia;
por tu gran compasión, vuélvete hacia mi.
R.
R.
Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Yo soy un pobre malherido; Dios mío,
tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de
gracias. R.
R.
Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro
corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R.
R.
Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
El Señor salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en e11a.
R.
R.
Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
O
bien:
Sal 18, 8. 9. 10. 11 (R.: 9a)
R.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.
R.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.
R.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.
R.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que desti1a. R.
R.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
SEGUNDA LECTURA
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 15‑20
Todo fue creado por él y para él
Cristo Jesús es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las
cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados,
Potestades; todo fue creado por él y para él.
É1 es anterior a todo, y todo se mantiene
en él.
É1 es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
É1 es el principio, el primogénito de
entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera
toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos
los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su
cruz.
Palabra
de Dios.
REFLEXIÓN
DIOS
ES FIEL A SU PROYECTO
S.
Pablo escribe a los colosenses y hace
una exaltación de Cristo apoyándose en tres puntos que son fundamentales:
-1º:
Jesús es la imagen visible y sensible del Padre
-2º:
Jesús es el único mediador en la obra de la redención
-3º:
Cristo está a la cabeza de todos los poderes del cielo y de la tierra.
Cristo
es el principio y fin de todo y en Él encuentra
sentido y consistencia todo lo que existe. Cristo es la cabeza del cuerpo visible que es la iglesia y su
Espíritu es la vida que mueve todo el cuerpo y anima a todos los miembros.
En
Cristo se ha cumplido el gran proyecto que Dios tenía desde la creación del
mundo y, Él es el cumplimiento de todas las promesas que ha venido haciendo a
la humanidad a través de los siglos.
Si
Dios crea el mundo como expresión de su amor, para que todas las cosas cooperen
a ser expresión del amor de Dios y, ese mundo está llamado en encontrar su
plenitud en Dios, el mismo Dios le ha marcado un camino de plenitud, en el que
Él mismo se ha comprometido a recorrerlo, teniendo en cuenta la debilidad y los
errores del hombre y, a pesar de ellos, la obra de Dios sigue su camino. Cristo
es la prueba evidente para el mundo de esta fidelidad de Dios.
Indudablemente,
el hombre, dentro de sus limitaciones, entre la que se encuentra una de las más
grandes, como es la facilidad en obstinarse e incapacitarse para ver lo
evidente, se convertirá por ello, a través de los siglos, en uno de
los peores obstáculos para que se vaya realizando el proyecto de salvación, pero
eso no va a hacer que cambien los planes de Dios.
Aleluya
cf. Jn 6, 63c. 68c
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida;
tú tienes palabras de vida eterna.
EVANGELIO
Lectura
del santo evangelio según san Lucas 10, 25‑37
¿Quién es mi prójimo?
En
aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
-“Maestro, ¿qué tengo que hacer para
heredar la vida eterna?”
É1 le dijo:
-“¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees
en ella?”
É1 contestó:
-“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al
prójimo como a ti mismo.”
É1 le dijo:
-“Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.”
Pero el maestro de la Ley , queriendo justificarse.
preguntó a Jesús: -“¿Y quién es mi prójimo?”
Jesús dijo:
-“Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó,
cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se
marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por
aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un
levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero
un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio
lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y,
montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día
siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:
”Cuida
de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.” ¿Cuál de estos tres
te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?”
É1 contestó:
-“El que practicó la misericordia con él.”
Díjole Jesús:
-“Anda, haz tú lo mismo.”
Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
¿CÓMO GANAR LA VIDA
ETERNA?
El sistema establecido en Israel que
sostenía que es bueno lo que la ley establece y, al contrario, es malo lo que
la ley prohíbe o no contempla, al final crea personas sin conciencia, piezas de
una máquina que responden al programa que tienen establecido y todo lo que no
entre en el programa no existe ni vale la pena.
En ese sistema se pierde no solo la
conciencia y el calor humano, sino la capacidad de decisión humanitaria a la
hora de salir al paso del problema de una persona, es el “Legalismo”
establecido como principio de existencia y como norma suprema de moral y de
ética. Cuando esta actitud se traslada a la religión, entonces hemos perdido
toda referencia a la fe y la convertimos en un sistema más de enajenación.
En el tiemplo de Cristo se sostenía
que la ley del culto estaba por encima de cualquier otra ley, incluso la del
amor al prójimo; esto es algo que no tolera Jesús: el que en nombre de Dios se
establezcan normas que dejan fuera y se excluyan a las personas y al pueblo.
Jesús responde a esta mentalidad con
la parábola del “Buen Samaritano”: un hombre atropellado, necesitado de ayuda,
caído y sin fuerzas, sin derechos, y con la dignidad por los suelos… Los
cumplidores de la ley pasan a su lado y lo dejan en la cuneta; no es problema
de ellos; ellos tienen sus obligaciones establecidas y es lo que tienen que
hacer, el resto les trae sin cuidado.
Es exactamente la misma situación a
la que nos ha llevado el sistema que vivimos: en él, los pobres, los
desplazados, los excluidos no son mi problema, eso es cuestión del gobierno, de
las instituciones que hay establecidas con mi dinero, para las que ya me quitan
un pedazo de lo mío, “que respondan, pues, que para eso cobran”.
El problema incluso se agrava aún
más si es que decides implicarte, pues inmediatamente la misma ley te sale
diciendo que no te metas donde no te llaman y así vemos cómo incluso “la
Caridad” se ha puesto en entredicho hasta dentro de la iglesia.
La postura de Jesús frente a los
“legalistas” fue enfrentar directamente la mentalidad existente como algo
opuesto y enfrentado a Dios que ha hecho su opción por el hombre y,
especialmente por el que ha sido atropellado por la ley y la institución
excluyente. Jesús proclama la solidaridad como un valor superior a todas las
leyes y hasta los intereses personales incluso, no pasemos por alto el detalle:
Jesús cuenta la parábola como respuesta a una pregunta que le ha hecho un
maestro de la ley sobre lo que haya que hacer para ganar la vida eterna.