PRIMERA LECTURA
Lectura del
Libro del Éxodo 34, 4b‑6. 8‑9
Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso
En aquellos
días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, como le había mandado el Señor,
llevando en la mano las dos tablas de piedra.
El Señor bajó
en la nube y se quedó con él allí, y Moisés pronunció el nombre del Señor.
El Señor pasó
ante él proclamando:
Señor, Señor,
Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad.
Moisés al
momento se inclinó y se echó por tierra.
Y le dijo:
-Si he obtenido
tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque ése es un pueblo de cerviz
dura; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
UN AMOR SIN
LIMITES
El Texto del Éxodo nos revela de una forma
clarísima quién es Dios; Jesús lo presenta de una forma contundente y después
S. Juan lo manifiesta con toda claridad (IJn.4,8) es un AMOR personal y único,
un amor total y sin medida, un amor que se entrega y no pone límites..
La lectura de Éxodo nos presenta el momento en que Dios,
a pesar de que el pueblo ha roto ya muchas veces su compromiso y le ha vuelto
la espalda, Él sigue insistiendo y renovando su oferta de amor y salvación,
aunque el pueblo haya optado por despreciarlo y marcharse con otros dioses que lo hacen
esclavo.
La lectura de hoy
nos lo presenta como un Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico
en clemencia, que no nos trata como merece el pueblo después de lo que ha
hecho: ha levantado un becerro de oro y se ha puesto a darle culto, volviendo a
desear la esclavitud antes que la libertad.
Moisés,
indignado, ha roto las losas donde había escrito las cláusulas de la alianza,
ya no se volverán a escribir sobre piedra, sino que Dios las escribirá en el
corazón de cada uno, como respuesta al amor que Él nos tiene.
En el pasaje de
hoy Dios se hace presente explicando el significado de su nombre YHWH: misericordioso y compasivo. Dios se
manifiesta aquí como el Dios-Perdón que está en medio de su pueblo
acompañándolo y perdonándolo.
Frente a esta
imagen de Dios, no queda otra respuesta más que el reconocimiento, la adoración
y la invocación.
Pero en el
antiguo Israel podría ser difícil reconocer esta imagen ya que tenían que andar
basándose en signos, en cambio hoy, para nosotros, Cristo ha venido, ha
entregado su vida, ha dejado su palabra y nos acompaña con su Espíritu… y
seguimos dudando, traicionando,
despreciando…
Salmo responsorial Dan 3, 52. 53. 54. 55. 56
V/. A ti gloria y alabanza por los
siglos.
R/. A ti gloria y alabanza por los siglos.
V/. Bendito eres, Señor, Dios de
nuestros padres;
R/. A ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu
nombre santo y glorioso;
R/. A ti gloria y alabanza por los siglos.
V/. Bendito eres en el templo de tu
santa gloria.
R/. A ti gloria y alabanza por los siglos.
V/. Bendito eres sobre el trono de tu
reino.
R/. A ti gloria y alabanza por los siglos.
V/. Bendito eres tú, que, sentado sobre
querubines,
sondeas los
abismos.
R/. A ti gloria y alabanza por los siglos.
V/. Bendito eres en la bóveda del
cielo.
R/. A ti gloria y alabanza por los siglos.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la
segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 13, 11‑13
La
gracia de Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo
Hermanos :
Alegraos,
trabajad por vuestra perfección, animaos; tened un mismo sentir y vivir en paz.
Y el Dios del
amor y de la paz estará con vosotros. Saludaos mutuamente con el beso santo.
Os saludan
todos los fieles.
La gracia de
nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con vosotros.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
VIVIR EN LA ONDA DE DIOS
S. Pablo
comienza su carta saludando a los cristianos de Corinto que están atravesando
una situación difícil en la que se está poniendo en entredicho todo, pues
siempre hay gente que su afán de protagonismo le lleva a romper la unidad y la
paz, si es que no son ellos los que llevan la voz cantante; en este caso llegan
a atacar, incluso, la autoridad de Pablo.
Por eso, Pablo les pide que se dejen
de divisiones, que no estén tristes, pues la división trae la tristeza, que se
pongan de acuerdo y tengan un sentir y un actuar común para que puedan vivir en
paz… estas actitudes son las únicas que nos llevan a la perfección, por eso
hace una llamada a vivir conforme a lo que Dios pide: vivir en el amor lo mismo
que Dios Padre-Hijo y Espíritu Santo viven en armonía con lo cual, Pablo
expresa la misma realidad de Dios Trino vivificado por el Espíritu y unificado
por el amor que Pablo lo resume en la formula trinitaria del final: “La gracia
de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu
Santo esté siempre con vosotros.”
Vivir en esta
dimensión es lo único que nos trae la paz, la alegría y la felicidad, por el
contrario, lo mismo que ocurría en la comunidad de Corinto, sigue repitiéndose
en todas partes: el deseo de protagonismo y el ansia de aparecer, se impone por
encima de cualquier otro bien que pueda repercutir en la paz del resto, es el
pecado en el que, por desgracia, nos vemos envueltos a cada momento, que no nos
deja ver la presencia de Dios entre nosotros.
Aleluya Apoc. 1, 8
Aleluya,
aleluya.
Gloria al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Al Dios que es,
que era y que vendrá.
Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del
santo Evangelio según San Juan 3, 16‑18
Dios mandó su Hijo al mundo, para que se salve por él
En aquel tiempo
dijo Jesús a Nicodemo:
-Tanto amó Dios
al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que
creen en él, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no
mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se
salve por él.
El que cree en
él, no será condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído
en el nombre del Hijo único de Dios.
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
“DIOS ES AMOR”
En ningún momento encontramos a Jesús dando una
explicación sobre la realidad de Dios intentando establecer una definición
científica, por tanto, esto nos tiene
que ayudar a nosotros a entender la actitud,
la postura que nos tiene que animar. Y es que Dios no es una ecuación
matemática para que pueda ser descifrada por la ciencia, sino que Dios es una
realidad vital que se vive, se comparte y llena de sentido la existencia, por
eso, Jesús, no hace sino exponer su experiencia, lo que le da contenido a su
vida y le hace mantenerse con esperanza y con sentido todo lo que hace.
Para Juan, “creer” es mantenerse con vida y, de la misma manera,
“no creer” es haber perdido el sentido de la vida, es vivir cadáver: establece
una relación directa entre “creer en Jesús” y poseer ya la vida eterna, pues
“creer en Jesús” es aceptar la misma vida que Él tiene, que está insertada en
el Amor del Padre.
La experiencia que Jesús transmite
es ésta: Dios Padre, que es AMOR, lo ha acogido y lo siente como parte de Él y
Jesús siente lo mismo hacia su Padre, por lo tanto, hace, siente, vive, habla… como lo que es, y
no puede ser de otra manera distinta.
Jesús siente que es el centro de
atención, del cuidado, del cariño del Padre y Él entiende que no es posible
vivir de otra forma que no parta de esta realidad y, por tanto, amando y
dándose al Padre.
Para Jesús, vivir es darse,
entregarse. Un ejemplo que nos puede ayudar a entender es el del agua de una
fuente: La grandeza de una fuente es dar agua y con ella vida; cuanto más agua
da, más fuente es y el sentido de ella es llenar de vida todo lo que le rodea.
Dios es la fuente; el Padre es el
manantial, Jesús es el agua y el Espíritu es la Vida que el agua tiene. La fuente no es nada si
alguno de los tres falta, pues ninguno es nada sin el otro y los tres son lo
que son por los otros dos.
Esa fuerza que los identifica a los
tres es el AMOR