DOMINGO -XXXIII- T.O. -A-

Lectura del libro de los Proverbios 31,10‑13.19‑20.30‑31

Trabaja con la destreza de sus manos  

Una mujer hacendosa, ¿Quién la hallará? Vale mucho más que las perlas. Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas. Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida. Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos. Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma de rueca. Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre. Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, la que teme al Señor merece alabanza. Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.
Palabra de Dios
 

REFLEXIÓN
 

MACHISMO CON FALDAS 

El autor del libro de los Proverbios hace un canto de la mujer por la gran importancia que tiene dentro de la familia: es la administradora, la que lleva el timón del hogar, el eje sobre el que gira toda la v ida del hogar, vida que ella  misma genera.

            Cuando esa mujer se dignifica, deja fascinado al su marido y a sus hijos.

            El autor quiere coger la imagen de esta mujer para comparar al pueblo de Israel teniendo a Yahvé como esposo que se siente feliz al contemplarlo como a su esposa, que puede confiar plenamente en ella, pues tiene la seguridad de su fidelidad, de su amor, cariño y de su grandeza.

            El autor recoge los grandes valores que caracterizan a una gran esposa: la buena administración del hogar (vv 13-19); la caridad con los desvalidos e indigentes (v. 20), la prudencia al hablar (v.26). Una mujer con estas características es creadora de paz, de alegría y de felicidad. Los hijos, a la postre, entienden que es el mejor de los regalos que Dios les ha podido hacer en sus vidas.

            El poema termina diciendo que esta belleza espiritual es mucho más importante y espectacular que la belleza externa que puede adornar a una mujer.

            Lamentablemente, el feminismo actual no cree en esto y la lectura que hace de estos textos es completamente sesgada y resentida y desprecia precisamente esta grandeza espiritual de la mujer, cambiándola por la imitación  de todo lo despreciable  que durante siglos ha venido sosteniendo el machismo, convirtiendo a la mujer en enemiga del varón, llamada a hacerle la competencia y la guerra.
 

Salmo responsorial: 127

Dichoso el que teme al Señor.

Dichoso el que teme al Señor /
y sigue sus caminos. /
Comerás del fruto de tu trabajo, /
serás dichoso, te irá bien.
Dichoso el que teme al Señor. .

Tu mujer, como parra fecunda, /
en medio de tu casa; /
tus hijos, como renuevos de olivo, /
alrededor de tu mesa.
Dichoso el que teme al Señor. .

Ésta es la bendición del hombre /
que teme al Señor. /
Que el Señor te bendiga desde Sión, /
que veas la prosperidad de Jerusalén /
todos los días de tu vida.
Dichoso el que teme al Señor.  

Lectura de la 1ª carta del apóstol S. Pablo a los Tesalonicenses 5,1‑6
Que el día del Señor no os sorprenda como un ladrón  

En lo referente al tiempo y las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba. Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: "Paz y seguridad", entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar. Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas. Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.
Palabra de Dios
 

REFLEXIÓN 

PERDIDOS CON EL  “GPS” ROTO  

S. Pablo recuerda a los tesalonicenses la situación en la que se encuentran: Cristo ha venido; se ha inaugurado una nueva etapa de la historia en la que ya no es posible continuar anquilosados en situaciones pasadas, ni perder el tiempo mirando atrás. Todo va caminando de forma irreversible hacia el objetivo final que Dios le ha marcado a la historia: El “objetivo” vendrá como el ladrón en plena noche”, cuando menos lo esperen.

            Invita a que todos estén expectantes, tanto a nivel intelectual y social como moral y espiritual.

            Hemos de tener mucho cuidado en meternos en la oscuridad y perder la conciencia de la vida, de forma que perdamos la capacidad de ser dueños de nuestra existencia, perdiendo el control de nuestras personas por los problemas del mundo.

            La comunidad de Tesalónicas tiene un problema: están muy preocupados por la suerte de los que han muerto y se preguntan por qué tarda tanto en llegar la venida definitiva de Jesús, pues muchos de ellos se habían convertido por el miedo  que les producía la proximidad del fin que anunciaban ya próximo.

            S. Pablo intenta explicar el tema y  pone las cosas en su sitio, dando al mismo tiempo una advertencia a los que están situados diciéndoles que el momento va a llegar cuando menos esperen y más tranquilos estén, como el ladrón que llega cuando estamos durmiendo.
 

Lectura del santo evangelio según S. Mateo  25,14‑30
Has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu señor  

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno; a cada cual según su capacidad; luego se marchó. [El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.]
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
[Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.""]
Palabra del Señor
 

REFLEXIÓN

DAR RAZON DE LO QUE HEMOS RECIBIDO 

S. Mateo quiere dejar claro a la comunidad una actitud que es fundamental: la vida es un gran don que Dios ha puesto en nuestras manos. Con la parábola de los siervos (25,45-51). Con la de las diez doncellas (25, 1-13)  y con ésta de los talentos, quiere decirle a la comunidad que no puede quedarse con los brazos cruzados, sino que el proyecto que Cristo ha instaurado, nos obliga a ponernos en movimiento para llevarlo adelante sin demora alguna; toda la vida ha de estar enmarcada en esa dinámica.

            Presenta el problema con la comparación del hombre que se va y deja su fortuna en manos de sus criados, encargando a cada uno una parte de su fortuna para que la ponga a dar fruto. A cada uno le da una suma distinta de dinero y después, regresa para pedir cuentas de lo que han hecho con el dinero.

            La cantidad que ha puesto en las manos de los criados es enorme: un talento  se calcula que equivalía al sueldo base de un obrero durante 15 años.

            Dos de los criados se ponen a trabajar y negocian con lo recibido hasta duplicarlo, mientras el otro lo entierra por miedo a que se lo roben.

            Cuando llega el momento final de la vuelta del dueño, felicita a los que han trabajado y les acoge en su mesa, mientras que el que no asumió la responsabilidad queda fuera del banquete. (vv. 25-30)

            La parábola tenemos que trasladarla a nuestra realidad: todos hemos recibido una gran riqueza: nuestras cualidades, nuestras capacidades, familia, amigos, ciudad, pueblo donde vivimos, somos acogidos, el barrio, la parroquia, la comunidad, la iglesia, la fe, el evangelio, la libertad…

            El Señor nos pregunta a cada uno: ¿Qué has hecho con todo esto que te he dado? ¿Lo has administrado como la mujer hacendosa: con habilidad, con honradez, con sensibilidad, con el compromiso con los pobres, trabajando y poniendo lo mejor que tienes…?