DOMINGO XXXIV T.O. -A- -Cristo Rey-

Lectura del profeta Ezequiel 34,11‑12.15‑17

A vosotras, mis ovejas, voy a juzgar entre oveja y oveja  

Así dice el Señor Dios: "Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro. Como sigue el pastor el rastro de su rebaño, cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones. Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear ‑oráculo del Señor Dios‑ Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas: a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido. Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor: Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío."
Palabra de Dios
 

REFLEXIÓN 

LA LIBERTAD COMO NORMA SUPREMA DE VIDA  

El profeta Ezequiel se dirige a los responsables del pueblo que lo han llevado a la ruina; denuncia la mala gestión que han realizado dedicándose a engordarse ellos mientras han dado lugar que con su avaricia y su corrupción a que se rompa la unidad y se disperse el pueblo.

            En el pueblo de Israel todos conocen las imágenes que se usan para dirigirse al pueblo: el rebaño, la viña, la higuera… aquí el profeta utiliza la imagen del rebaño para hacer la denuncia a los pastores, los dirigentes: sacerdotes, que son los máximos responsables, los escribas y letrados… entre todos han hundido y degradado la dignidad del pueblo, pues en sus manos están las leyes y la dirección de todo; ellos han sido puestos para gestionar la vida del pueblo, pero en lugar de hacerlo se han dedicado, a engordarse a costillas de él, empleando hasta la violencia y entregándolo a poderes extraños.

            En esta situación, acusa al rey y le anuncia que se le va a quitar todo el poder y será Dios mismo quien guíe a su pueblo. Ahora no se trata de que Dios le quite el poder y se lo dé a otro, que es lo que solemos hacer nosotros: quitar a unos y poner a otros, que a la postre resulta siempre más de lo mismo, pues a todos los que ostentan el poder, lo que menos les importa es el bien común del pueblo que les ha dado su confianza.

            Lo que hace Ezequiel es algo completamente nuevo: anunciar que va a ser Dios mismo quien se ponga a la cabeza de su pueblo, que no va a necesitar de leyes ni de guías, pues Dios mismo va a meter la ley en sus corazones y van a guiarse por la respuesta amorosa a su Dios, que no divide ni dispersa, sino que une y reúne a sus ovejas. 

Salmo responsorial: 22

El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta: /
en verdes praderas me hace recostar.
El Señor es mi pastor, nada me falta..

Me conduce hacia fuentes tranquilas /
y repara mis fuerzas; /
me guía por el sendero justo, /
por el honor de su nombre.
El Señor es mi pastor, nada me falta..

Preparas una mesa ante mí, /
enfrente de mis enemigos; /
me unges la cabeza con perfume, /
y mi copa rebosa.
El Señor es mi pastor, nada me falta..

Tu bondad y tu misericordia me acompañan /
todos los días de mi vida, /
y habitaré en la casa del Señor /
 por años sin término.
El Señor es mi pastor, nada me falta. 

Lectura de la 1ª carta del apóstol S. Pablo a los Corintios 15,20‑26.28
Devolverá a Dios Padre su reino, y así Dios lo será todo para todos

Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos.
Palabra de Dios
 

REFLEXIÓN 

OBLIGADOS A OPTAR    

Pablo centra su atención en el misterio de Cristo que ha sido la culminación del proyecto de Dios, pues lo ha llevado a vencer hasta la misma muerte, haciendo la comparación con la entrada del mal en el mundo por la torpeza de un hombre que quiso hacerle frente a Dios; la comparación la establece con la cara opuesta de otro hombre que aceptó ser la expresión viva de la voluntad del Padre: Cristo es el hombre nuevo que ha vencido  al mal y a la muerte y ha resucitado.

            Si por Adán la naturaleza humana se implicó en la muerte y optó por ella, por Cristo, el nuevo Adán, la naturaleza humana ha sido restablecida y participa  en la resurrección.

            Con su victoria, Cristo ha implantado el reinado de la verdad, de la justicia de la paz y del amor en el mundo que Adán había destruido. Cristo es la primera célula del mundo nuevo y, esa célula de vida es como la llama que va prendiendo poco a poco, hasta que el fuego del Espíritu, de la vida nueva, prenda en el mundo entero.

            No obstante, el hombre sigue con su libertad intocable, pues es condición indispensable para guardar su imagen y semejanza con Dios, y con esa libertad, puede seguir optando por la muerte y el caos, tal como hizo Adán y como en realidad sigue haciendo hoy.

            Por lo tanto, no queda más remedio que tomar partido: o por la verdad, el amor, la justicia y la vida o, por el odio, la violencia, la corrupción el engaño… la muerte.
 

Lectura del santo evangelio según S. Mateo  25,31‑46
Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿Cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿Cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."
Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de deber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis." Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿Cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna."
Palabra del Señor
 

REFLEXIÓN 

¿DÓNDE NOS UBICAMOS? 

Hay una imagen que nos hace daño a la hora de pensar en Jesús como “Rey del universo”, pues la referimos al concepto que tenemos de “Rey” como persona de un gran poder sobre los demás, a quienes considera sus súbditos  y de quienes vive y se sostiene, porque no tiene más fuerza ni grandeza que el poder que ejerce sobre los demás, imponiéndose por las buenas o por las malas, incluso con la fuerza.

            Nada más lejos ni más contrario a Jesús; es más, Él, siempre reusó el que alguien lo asemejase con esta imagen, por el contrario, deja bien claro con quien Él se identifica: nace entre los desheredados de la tierra, vive rodeado siempre de marginados y muere entre lo que es considerado la escoria humana y dice expresamente: cuando llegue el momento definitivo y seamos llamados a rendir cuentas dirá el “Rey”: “Venid benditos o, apartaos malditos, porque cada vez que hicisteis o dejasteis de hacer algo con los más desfavorecidos, era a mí a quien me lo hacíais o dejabais de hacer”.

            Y la única vez que Cristo se atribuye el calificativo de Rey es ante Pilato y le deja bien claro que el  rey es el que va a la cabeza de una causa y Él se considera “cabeza” de la VERDAD, y sostiene que todos aquellos que son de la verdad son sus amigos.

Jesús no presume de otros poderes ni los quiere. Su gente, son todos aquellos que caminan en la verdad, practican la justicia, la paz y tienen como norma de su existencia el AMOR; nada más lejos del poder, de la opresión, de la mentira, de la violencia o de la usura en la que se mueven todos los poderosos de este mundo.

Este día ha de ser para todos nosotros un momento de reflexión, para que nos ubiquemos en el camino de la verdad, si es que, de verdad, consideramos a Jesús nuestro cabeza, Maestro y guía en la causa de la justicia, de la verdad, del amor y de la paz.