DOMINGO XXV DEL T.O. -A-

PRIMERA LECTURA

Mis planes no son vuestros planes

Lectura del libro de Isaías. Is 55, 6-9
BUSCAD al Señor mientras se deja encontrar,
invocadlo mientras está cerca.
Que el malvado abandone su camino,
y el malhechor sus planes;
que se convierta al Señor, y él tendrá piedad,
a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Porque mis planes no son vuestros planes,
vuestros caminos no son mis caminos
—oráculo del Señor—.
Cuanto dista el cielo de la tierra,
así distan mis caminos de los vuestros,
y mis planes de vuestros planes.
Palabra de Dios.
 

REFLEXIÓN 

NO DEJES PARA MAÑANA LO QUE PUEDAS HACER HOY      

            Hay en nuestro refranero expresiones que expresan a la perfección la llamada que vemos quiere hacer el profeta a su pueblo: tenemos una expresión preciosa que indica la postura de Dios que nos espera pacientemente: “Nunca es tarde, si la dicha es buena” o aquel otro: “No dejas para mañana lo que puedas hacer hoy”.
            El profeta invita a su pueblo con otras palabras: “Busca al Señor mientras se deja encontrar” o “Invócalo mientras está cerca”.
            Sí, porque “la oportunidad la pintan calva y hay que cogerla por los pelos” y no sabemos si se nos volverá a presentar la oportunidad de vivir el momento que hoy estamos teniendo, ni si tendré las posibilidades favorables que hoy tengo para rectificar mi camino.
            Dios va a actuar siempre en beneficio nuestro y va a hacer lo posible para que retomemos el camino; lógicamente, en nuestra equivocación nunca vamos a coincidir con Él, antes al contrario, estaremos constantemente chocando, sobre todo, si es que nos obstinamos en el mal.
            De ahí que, el profeta sostenga que los planes de Dios son muy distintos a los de los hombres y, por eso, Dios nos va a salir a cada momento a nuestro encuentro para cuestionarnos la vida y plantearnos el regreso al camino de la verdad y de la paz.

Salmo responsorial
Sal 144, 2-3. 8-9. 17-18 (R/.: 18a)
R/.   Cerca está el Señor de los que lo invocan. 

        V/.   Día tras día, te bendeciré
                y alabaré tu nombre por siempre jamás.
                Grande es el Señor, merece toda alabanza,
                es incalculable su grandeza.   
R/.
R/.   Cerca está el Señor de los que lo invocan. 

        V/.   El Señor es clemente y misericordioso,
                lento a la cólera y rico en piedad;
                el Señor es bueno con todos,
                es cariñoso con todas sus criaturas.   
R/.
R/.   Cerca está el Señor de los que lo invocan. 

        V/.   El Señor es justo en todos sus caminos,
                es bondadoso en todas sus acciones.
                Cerca está el Señor de los que lo invocan,
                de los que lo invocan sinceramente.   
R/.
R/.   Cerca está el Señor de los que lo invocan.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. Fil 1, 20c-24. 27ª
Para mí la vida es Cristo
HERMANOS:
Cristo será glorificado en mi cuerpo, por mi vida o por mi muerte.
Para mí la vida es Cristo y el morir una ganancia. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger.
Me encuentro en esta alternativa: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros.
Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN 

VIVIR PARA EL EVANGELIO   

            Pablo escribe a los filipenses confesándoles su sentimiento y su actitud de cara a Cristo: su vida no tiene sentido si no es en relación con Cristo. Él se encuentra en la cárcel, pero para él, la vida no es más que un instrumento y una posibilidad que tiene en sus manos para predicar el evangelio, lo demás le importa un bledo.
            Pablo tiene muy claro que su vida, como su muerte, están en manos de Dios que es quien dispone una cosa u otra; pero en todo momento, su persona y su vida entera no son más que un instrumento en manos de Dios para ser manifestación suya.
            Para Pablo, el morir significa “estar con Cristo” y el vivir no tiene otro sentido que ser manifestación de Cristo.
Pablo se plantea qué desear: si lo mejor para sí o lo más beneficioso para la iglesia; al final concluye sin reservas que lo más importante es optar por lo que más beneficia a la iglesia que es lo que está en consonancia con la voluntad de Cristo: “Me encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros. Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo”.

Aleluya
Cf. Hch 16, 14b
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   Abre, Señor, nuestro corazón,
        para que aceptemos las palabras de tu Hijo.   
R/.

EVANGELIO
  Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 20, 1-16
¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo:
“Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido».
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:
“Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”.
Le respondieron:
“Nadie nos ha contratado”.
Él les dijo:
“Id también vosotros a mi viña».
Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz:
“Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”.
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo:
“Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.
Él replicó a uno de ellos:
“Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a tí. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”.
Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».
Palabra del Señor.
 

REFLEXIÓN 

LA IMAGEN DE DIOS     
                Siempre me ha impactado la frase de Jesús concluyendo la discusión con los obreros que habían sido tratados con toda justicia, y no admiten que se trate a los demás también con misericordia; Jesús termina diciendo: “¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?"
            Y es que es así: constantemente estamos queriendo arreglar la plana a Dios queriendo obligarle a que entre por nuestros esquemas y nuestros intereses.
            En definitiva lo que está en juego es la visión que cada uno tenemos de Dios y que intentamos acomodarlo a nuestros razonamientos, a nuestra lógica y a nuestros intereses. Va a depender enormemente la imagen que nos hacemos de Dios de la concepción que tenemos de la vida, de la justicia, de la verdad… No será lo mismo la imagen que tenga un dictador de Dios, que sostiene que la ley está por encima de la persona y que es lo único que puede establecer el orden la paz y la alegría, entonces es probable que ponga a Dios en un gendarme al servicio de sus leyes y como juez implacable; el otro extremo opuesto puede ser la persona  que es solidaria, cercana, preocupada por el dolor de la gente, por el respeto a la naturaleza y a las personas… la imagen que proyectará será la de un Dios Padre, amigo, compañero, cercano, atento, misericordioso…
            Por tanto, es bueno que nos planteemos frente a la imagen que nos ha llegado y que ha venido rigiendo nuestra relación espiritual con Dios; es bueno ver qué ha hecho en nuestras vidas y qué actitudes ha generado, porque es muy importante tener en cuenta qué es lo que hoy se valora, se sostiene y se admite como políticamente correcto, porque eso puede dar como resultado una acomodación de Dios a los esquemas actuales y, de la misma manera que en otros tiempos el esquema de pensamiento del momento pudo tergiversar y hasta manchar la imagen de Dios, hoy podemos estar haciendo la misma cosa, haciendo y obligando a que Dios diga y afirme cosas que son afirmaciones nuestras, pero que no tienen que ver nada con su realidad.
            La iglesia ha de mirar siempre, no tanto a lo que políticamente correcto impone el momento, sino a lo que dijo, sostuvo y vivió Jesús que es la encarnación humana de la voluntad de Dios: Dios es misericordioso, pero no podemos olvidar que también es justo.