PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Daniel. Dan 7, 13-14
Su poder es un poder eterno
SEGUÍ mirando. Y en mi visión nocturna
vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo.
Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia.
A él se le dio poder, honor y reino.
Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron.
Su poder es un poder eterno, no cesará.
Su reino no acabará.
vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo.
Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia.
A él se le dio poder, honor y reino.
Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron.
Su poder es un poder eterno, no cesará.
Su reino no acabará.
REFLEXIÓN
EL TIEMPO SE HA
CUMPLIDO
El pasaje de
Daniel al que nos enfrentamos, hay que leerlo en el contexto de todo el
capítulo 7 en el que el autor hace un análisis de la historia y ve cómo van
pasando diferentes reinos que ya los ha venido escenificando con cuatro fieras
horribles que aparentaban un poder destructivo enorme, pero toda esa apariencia
está llamada a desaparecer, porque la historia está en manos de Dios, aunque el
hombre intente en todos los tiempos manipularla.
El profeta tiene una visión muy
amplia y mira el momento dentro del contexto general y, el momento lo
escenifica con una imagen que no acaba de tener clara: pues no se sabe si ese
“Hijo de hombre” es un pueblo o una persona que va a destruir ese imperio del
mal, establecido por esas fieras de muerte. Lo único que tiene claro es que
todo eso está llamado a desaparecer en el absurdo.
Daniel lo llama “Como un hijo de
hombre”, pero lo que nos está indicando es que este mundo, que ha nacido como
expresión del amor de Dios, no es algo que va a quedar al arbitrio y voluntad
de las fuerzas del mal.
El juicio de Dios se hará contra
todos aquellos que han roto el proyecto amoroso de Dios y están impidiendo el
amor, la alegría, la paz, la fraternidad, la justicia, la libertad…en el mundo.
Pasados muchos siglos, Cristo
encarna esa figura, el tiempo de Dios ha llegado, ya no hay vuelta atrás.
Cristo
es ese “hijo de hombre” que ha traído la destrucción del imperio del mal y ha
establecido la victoria del reino; con su resurrección ya ha llegado esa victoria
y ha realizado lo establecido. A nosotros nos toca ahora incorporarnos al
proyecto de Jesús.
Salmo responsorial
Sal 92, 1ab. 1c-2. 5 (R/.: 1a)
R/. El Señor reina, vestido de majestad.
V/. El Señor
reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.
el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.
R/. El Señor reina, vestido de majestad.
V/. Así está
firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R/.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R/.
R/. El Señor reina, vestido de majestad.
V/. Tus
mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R/.
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R/.
R/. El Señor reina, vestido de majestad.
SEGUNDA LECTURA
Lectura del libro del Apocalipsis. Ap 1, 5-8
El príncipe de los reyes de la tierra nos ha reino y
sacerdotes de Dios
JESUCRISTO es el testigo fiel,
el primogénito de entre los muertos,
el príncipe de los reyes de la tierra.
Al que nos ama,
y nos ha librado de nuestros pecados con su sangre,
y nos ha hecho reino y sacerdotes para Dios, su Padre.
A él, la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Mirad: viene entre las nubes. Todo ojo lo verá, también los que lo traspasaron. Por él se lamentarán todos los pueblos de la tierra.
Sí, amén.
Dice el Señor Dios:
«Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y ha de venir, el todopoderoso».
el primogénito de entre los muertos,
el príncipe de los reyes de la tierra.
Al que nos ama,
y nos ha librado de nuestros pecados con su sangre,
y nos ha hecho reino y sacerdotes para Dios, su Padre.
A él, la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Mirad: viene entre las nubes. Todo ojo lo verá, también los que lo traspasaron. Por él se lamentarán todos los pueblos de la tierra.
Sí, amén.
Dice el Señor Dios:
«Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y ha de venir, el todopoderoso».
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
ANTICIPAMOS EL FUTURO
Para S. Juan,
Cristo es el cumplimiento de todas las promesas; su muerte y resurrección han
sido el triunfo del bien sobre el mal y a todos los que creen en Él y lo
siguen, los ha hecho partícipes de su victoria.
Cristo es proclamado como “Rey del
universo”: “Viene entre las nubes”
haciéndose eco de lo que indica el libro de Daniel.
Cristo, con su muerte y resurrección,
ha dado muerte al reinado del mal y su resurrección es el signo de una nueva
humanidad que ya no está bajo las cadenas del mal, sino insertada en su muerte
y resurrección, indicando que éste es el final de este mundo marcado por el mal
y nacido a una nueva dimensión marcada por la resurrección y la vida.
Cuando llegue el momento definitivo,
hasta aquellos que lucharon contra Él y lo rechazaron, tendrán que reconocer
que solo en Él está la salvación y la verdad, por lo que tendrán que aceptar su
equivocación y asumir las consecuencias de todo el mal que hicieron; en cambio,
todos aquellos que han reconocido a Jesús y lo han seguido, están participando
ya en la tierra, de su función real y sacerdotal y viven en comunión con Él.
Aleluya
Mc 11, 9b-10a
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! R/.
¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! R/.
EVANGELIO
✠ Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 18, 33-37
Tú lo dices: soy rey
EN aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús:
«¿Eres tú el rey de los judíos?».
Jesús le contestó:
«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
Pilato replicó:
«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
Jesús le contestó:
«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
Pilato le dijo:
«Entonces, ¿tú eres rey?».
Jesús le contestó:
«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
EL PROBLEMA DE CONFUNDIR LOS TERMINOS
Nos encontramos
a Jesús frente a Pilatos en una discusión que no lleva a nada, porque Pilatos
no quiere detenerse a mirar la propuesta que le está haciendo Jesús; para él no
existe otra visión que la política y desde esa visión considera a Jesús un
enemigo que le va a quitar el puesto; él se mueve por el interés de un puesto,
de un sueldo, de un prestigio y no comprende otra visión de la vida.
Cuando ve que Jesús no se achica ni
se viene abajo ante el poder que él exhibe, se pone nervioso, hasta el punto
que tiene que intervenir su mujer que le pide que escuche a Jesús, que no viene
a arrebatarle ni el puesto ni el poder, pero Pilatos está ofuscado, como le
suele ocurrir a todos aquellos que ansían el poder a toda costa y consideran
enemigos a todos aquellos que les contradicen.
Pilatos le pregunta a Jesús si es
Rey y Jesús no lo desmiente, al contrario, lo afirma. Pilatos no es capaz de
seguir escuchando a Jesús que le ha puesto una partícula adversativa a su
discurso, una aclaración: “Pero mi reino
no es de aquí” Él no está enganchado en todas las corruptelas de este
mundo, en las mafias del poder, en las ventas de armas y de drogas, en las
ansias de poder… “Si mi reino fuera de
este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los
judíos”. Jesús no ha venido a pelear por nada, su única lucha es
desenmascarar el MAL y destruirlo, pero claro, esto no lo pueden aceptar ni
entender aquellos que están aliados con el MAL (con la injusticia, con el odio,
con la mentira, la corrupción…) Sería muy interesante que nos planteemos en qué
onda nos movemos, porque puede ser que, como Pilatos, tampoco hayamos entendido
y andemos buscando soldados para la pelea, cuando nos está diciendo que ese no
es nuestro camino.