PRIMERA LECTURA
Lectura del
libro de la Sabiduría. Sab 9, 13-18
¿Quién se imaginará lo que el Señor quiere?
¿QUÉ hombre conocerá el designio de Dios?,
o ¿quién se imaginará lo que el Señor quiere?
Los pensamientos de los mortales son frágiles
e inseguros nuestros razonamientos,
porque el cuerpo mortal oprime el alma
y esta tienda terrena abruma la mente pensativa.
Si apenas vislumbramos lo que hay sobre la tierra
y con fatiga descubrimos lo que está a nuestro alcance,
¿quién rastreará lo que está en el cielo?,
¿quién conocerá tus designios, si tú no le das sabiduría
y le envías tu santo espíritu desde lo alto?
Así se enderezaron las sendas de los terrestres,
los hombres aprendieron lo que te agrada
y se salvaron por la sabiduría».
Palabra de
Dios.
REFLEXIÓN
VIVIR
EN LA PRESENCIA DE DIOS
Cuando
Dios le dice a Salomón que le pida lo que quiera, Salomón renuncia a todos los
bienes y le pide que le dé sabiduría para conducir a su pueblo. Esta es la
última parte de la oración que Salomón dirige Dios.
Salomón
reconoce que el hombre que no es asistido por el Espíritu de Dios es alguien
que camina en la oscuridad, a ciegas y se dirigirá por los pensamientos del
hombre que nacen de la oscuridad y de la fuerza de la carne; por eso el hombre
no alcanza ni a tener una visión clara de lo que tiene a su lado, cuánto menos
lo que está en la mente de Dios.
La
gran obra del hombre es alcanzar la luz de la verdad que permanece en Dios,
para poder gobernarse a sí mismo y al mundo y, vivir la vida en plenitud, es
precisamente, alcanzar esa experiencia de encuentro con la Verdad y con la
sabiduría de Dios. La vida del hombre no tiene otro sentido. Vivir esa relación
es vivir en oración, esto es lo que nos hace sabios y felices
Salmo responsorial
Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17 (R/.: 1bc)
R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en
generación.
V/. Tú reduces el
hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna. R/.
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna. R/.
R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en
generación.
V/. Si tú los
retiras
son como un sueño,
como hierba que se renueva
que florece y se renueva por la mañana,
son como un sueño,
como hierba que se renueva
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R/.
R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en
generación.
V/. Enséñanos a
calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervo. R/.
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervo. R/.
R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en
generación.
V/. Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.
R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en
generación.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la
carta del apóstol san Pablo a Filemón. Flm 9b-10. 12-17
Recóbralo, no como esclavo, sino como un
hermano querido
QUERIDO hermano:
Yo, Pablo, anciano, y ahora prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien engendré en la prisión Te lo envío como a hijo.
Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en nombre tuyo en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo: así me harás este favor, no a la fuerza, sino con toda libertad.
Quizá se apartó de ti por breve tiempo para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido, que silo es mucho para mí, cuánto más para ti, humanamente y en el Señor.
Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí.
Palabra de Dios.
Yo, Pablo, anciano, y ahora prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien engendré en la prisión Te lo envío como a hijo.
Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en nombre tuyo en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo: así me harás este favor, no a la fuerza, sino con toda libertad.
Quizá se apartó de ti por breve tiempo para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido, que silo es mucho para mí, cuánto más para ti, humanamente y en el Señor.
Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí.
Palabra de Dios.
Palabra
de Dios.
REFLEXIÓN
LA
FE CAMBIA LA VIDA
En la carta de S. Pablo a
Filemón intenta hacerle ver esta coherencia que debemos tener con el compromiso
que hemos hecho de seguir a Jesús, dejando la vida del hombre viejo, amarrado a
todos los esquemas e intereses mundanos que nos siguen manteniendo amarrados y
naciendo a una vida nueva, a una forma distinta de entender y vivir la realidad.
Por ser coherentes con este
compromiso, Filemón ha dejado de mirar a Onésimo como tiene establecido la ley
y ahora, gracias a Dios, Onésimo ha dejado de ser para él un esclavo y ha pasado a ser hermano suyo y el
mismo cambio ha resultado en Onésimo: él ha dejado de mirar a Filemón como a su
amo y ahora lo sirve como a su hermano, con lo que , incluso, se ha incorporado
a la amistad que los unía a los dos y ahora Onésimo se convierte también en un
colaborador de la misión del reino que tiene Pablo y que en este momento se
encuentra encarcelado.
Es un momento extraordinario
para que nos planteemos qué cosas están cambiando a mí alrededor como fruto de
mi adhesión a Jesucristo. O por el contrario, todo sigue igual y mi vida de
unión con Cristo no tiene nada que ver con mi actitud de cara al mundo. Porque
también puede ocurrirnos esto: somos cristianos y creyentes dentro del templo,
después en la calle, nuestra vida sigue los esquemas del mundo, porque
consideramos que no debe mezclarse una cosa con otra.
Aleluya
Sal 118, 135
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Haz brillar tu rostro sobre tu
siervo,
enséñame tus decretos. R/.
enséñame tus decretos. R/.
EVANGELIO
✠ Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc 14, 25-33
El que no renuncia a todos sus bienes no
puede ser discípulo mío
EN aquel tiempo, mucha gente acompañaba a
Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
“NI CHICHA NI LIMONÁ”
Una de las grandes tentaciones que nos
acechan, es querer justificarlo todo y consensuarlo todo, de forma que todos
quedemos felices y contentos y decimos que las cosas no son ni blancas ni
negras, sino que la realidad se mueve en una masa enorme de grises, con lo que
nos estamos acostumbrando a vivir en “gris”, sin saber qué somos, o mejor
dicho, un día somos una cosa y otro día somos otra, es decir: nos ubicamos en
el camino de en medio, con lo que respondemos perfectamente al dicho andino:
“No somos Ni chicha ni limoná”
Jesús no soporta los “grises”, no
entiende que se pueda caminar enarbolando la bandera de la VERDAD mientras se va
engañando; ni entiende que se pueda ir por la vida proclamándose defensor de la JUSTICIA mientras
manipula las leyes en beneficio propio; ni soporta que alguien se levante
proclamando la PAZ
conseguida a base de violencia, odio, rencor, guerra… “El que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío”,
es decir: no puede ponerse delante del proyecto de Jesús ningún otro interés.
Jesús y su reino han de ser la luz que ilumine y la fuerza que dé sentido a
cualquier proyecto del ser humano.