DOMINGO XXIII DEL T.O. –C-


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de la Sabiduría. Sab 9, 13-18
¿Quién se imaginará lo que el Señor quiere?

¿QUÉ hombre conocerá el designio de Dios?,
     o ¿quién se imaginará lo que el Señor quiere?
Los pensamientos de los mortales son frágiles
     e inseguros nuestros razonamientos,
     porque el cuerpo mortal oprime el alma
     y esta tienda terrena abruma la mente pensativa.
Si apenas vislumbramos lo que hay sobre la tierra
     y con fatiga descubrimos lo que está a nuestro alcance,
     ¿quién rastreará lo que está en el cielo?,
     ¿quién conocerá tus designios, si tú no le das sabiduría
     y le envías tu santo espíritu desde lo alto?
Así se enderezaron las sendas de los terrestres,
     los hombres aprendieron lo que te agrada
     y se salvaron por la sabiduría».
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

VIVIR EN LA PRESENCIA DE DIOS     
            Cuando Dios le dice a Salomón que le pida lo que quiera, Salomón renuncia a todos los bienes y le pide que le dé sabiduría para conducir a su pueblo. Esta es la última parte de la oración que Salomón dirige Dios.
            Salomón reconoce que el hombre que no es asistido por el Espíritu de Dios es alguien que camina en la oscuridad, a ciegas y se dirigirá por los pensamientos del hombre que nacen de la oscuridad y de la fuerza de la carne; por eso el hombre no alcanza ni a tener una visión clara de lo que tiene a su lado, cuánto menos lo que está en la mente de Dios.
            La gran obra del hombre es alcanzar la luz de la verdad que permanece en Dios, para poder gobernarse a sí mismo y al mundo y, vivir la vida en plenitud, es precisamente, alcanzar esa experiencia de encuentro con la Verdad y con la sabiduría de Dios. La vida del hombre no tiene otro sentido. Vivir esa relación es vivir en oración, esto es lo que nos hace sabios y felices

Salmo responsorial
Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17 (R/.: 1bc)
R/.   Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

        V/.   Tú reduces el hombre a polvo,
                diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
                Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
                una vela nocturna.   
R/.
R/.   Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

        V/.   Si tú los retiras
                son como un sueño,
                como hierba que se renueva
                que florece y se renueva por la mañana,
                y por la tarde la siegan y se seca.   R/.
R/.   Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

        V/.   Enséñanos a calcular nuestros años,
                para que adquiramos un corazón sensato.
                Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
                Ten compasión de tus siervo.   
R/.
R/.   Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

        V/.   Por la mañana sácianos de tu misericordia,
                y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
                Baje a nosotros la bondad del Señor
                y haga prósperas las obras de nuestras manos.
                Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos.   
R/.
R/.   Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón. Flm 9b-10. 12-17
Recóbralo, no como esclavo, sino como un hermano querido 
QUERIDO hermano:
Yo, Pablo, anciano, y ahora prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien engendré en la prisión Te lo envío como a hijo.
Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en nombre tuyo en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo: así me harás este favor, no a la fuerza, sino con toda libertad.
Quizá se apartó de ti por breve tiempo para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido, que silo es mucho para mí, cuánto más para ti, humanamente y en el Señor.
Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí.
Palabra de Dios.

Palabra de Dios. 


REFLEXIÓN

LA FE CAMBIA LA VIDA      
En la carta de S. Pablo a Filemón intenta hacerle ver esta coherencia que debemos tener con el compromiso que hemos hecho de seguir a Jesús, dejando la vida del hombre viejo, amarrado a todos los esquemas e intereses mundanos que nos siguen manteniendo amarrados y naciendo a una vida nueva, a una forma distinta de entender y vivir la realidad.
Por ser coherentes con este compromiso, Filemón ha dejado de mirar a Onésimo como tiene establecido la ley y ahora, gracias a Dios, Onésimo ha dejado de ser para él un  esclavo y ha pasado a ser hermano suyo y el mismo cambio ha resultado en Onésimo: él ha dejado de mirar a Filemón como a su amo y ahora lo sirve como a su hermano, con lo que , incluso, se ha incorporado a la amistad que los unía a los dos y ahora Onésimo se convierte también en un colaborador de la misión del reino que tiene Pablo y que en este momento se encuentra encarcelado.
Es un momento extraordinario para que nos planteemos qué cosas están cambiando a mí alrededor como fruto de mi adhesión a Jesucristo. O por el contrario, todo sigue igual y mi vida de unión con Cristo no tiene nada que ver con mi actitud de cara al mundo. Porque también puede ocurrirnos esto: somos cristianos y creyentes dentro del templo, después en la calle, nuestra vida sigue los esquemas del mundo, porque consideramos que no debe mezclarse una cosa con otra.

Aleluya
Sal 118, 135
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.   Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
        enséñame tus decretos.   
R/.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc 14, 25-33
El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío

EN aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

“NI CHICHA NI LIMONÁ”  
            Una de las grandes tentaciones que nos acechan, es querer justificarlo todo y consensuarlo todo, de forma que todos quedemos felices y contentos y decimos que las cosas no son ni blancas ni negras, sino que la realidad se mueve en una masa enorme de grises, con lo que nos estamos acostumbrando a vivir en “gris”, sin saber qué somos, o mejor dicho, un día somos una cosa y otro día somos otra, es decir: nos ubicamos en el camino de en medio, con lo que respondemos perfectamente al dicho andino: “No somos Ni chicha ni limoná”
            Jesús no soporta los “grises”, no entiende que se pueda caminar enarbolando la bandera de la VERDAD mientras se va engañando; ni entiende que se pueda ir por la vida proclamándose defensor de la JUSTICIA mientras manipula las leyes en beneficio propio; ni soporta que alguien se levante proclamando la PAZ conseguida a base de violencia, odio, rencor, guerra… “El que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío”, es decir: no puede ponerse delante del proyecto de Jesús ningún otro interés. Jesús y su reino han de ser la luz que ilumine y la fuerza que dé sentido a cualquier proyecto del ser humano.