DOMINGO XXII DEL T. O. -A-

 De andar por casa

         La madre se encuentra muy preocupada porque su hijo con 17 años no está de acuerdo con la marcha de los amigos de su pandilla y se siente solo.

         La madre quiere llevarlo al sicólogo porque dice que tiene ideas raras como la de querer formar una familia cristiana en la que la fidelidad y el respeto sean la clave para amarse y vivir.

         El joven no soporta el trato que ellas y ellos se tienen, La madre cree que su hijo está loco y lucha por reconducirlo a la corriente. Llegó a decirme que lo prefería metido en la droga antes que ser un tipo raro. ¡De escándalo!

 EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 16, 21-27

Si alguno quiere venir en pos de mí que se niegue a sí mismo


            EN aquel tiempo, comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:
            «Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte».
            Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios».
            Entonces dijo a los discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.
            Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.
            ¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?
            Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.
Palabra del Señor.

 REFLEXIÓN

            Lo que la madre del ejemplo real cree, es lo mismo que le ocurre a los apóstoles y Pedro se adelanta para decirle que se deje  de idealismos y de locuras, que cambie los planes que tiene y que se adapte a la realidad que existe.

            Es decir: los grandes ideales, los grandes valores como el de la fidelidad, el de la coherencia, el de la justicia… eso es algo que solo se apoya cuando las circunstancias lo permiten o conviene, mientras tanto, hay que nadar según marca la corriente.

            Hoy nos quejamos todos y coincidimos que la gran enfermedad que padece nuestra sociedad es la pérdida total de valores; sin embargo, el testimonio inicial que he puesto es real y llegó a decirme, incluso, que no quería ni pensar que estuviera queriendo irse al seminario, pues lo veía muy unido a mi.

            A pesar de tener muy claro cuál es la enfermedad, no aceptamos la medicina y nos comportamos como Pedro: “No te metas en complicaciones y vive la vida gozándola como venga”