JESÚS-MARIA Y JOSÉ
De andar por casa.
¿Cuántas
veces has oído o has pronunciado esta frase: “De tal palo, tal astilla”?
Y es que es una gran verdad: cada uno somos parte de nuestro padre, de nuestra madre y de todo el ambiente que nos rodea, aunque luego, con la educación vayamos cambiando y adquiriendo otras actitudes, pero la base queda ahí como algo marcado en nuestro código genético que nadie nos puede borrar.
EVANGELIO
✠Lectura del santo Evangelio según san LUCAS. Lc.2, 41-52
Los
padres de Jesús lo encuentran en medio de los maestros
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por
las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce
años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron;
pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una
jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no
encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en
medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le
oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron
atónitos, y le dijo su madre:
-“Hijo, ¿por qué nos has
tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
Él les contestó:
-“¿Por qué me buscabais? ¿No
sabíais que yo debía estar en la casa de
mi Padre?”
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en
gracia ante Dios y los hombres.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Como seres humanos al nacer somos
todo un conjunto de perfecto de posibilidades por estrenar. En nuestro proceso
de crecimiento y adaptación al mundo, vamos cogiendo todos aquellos elementos
que nos rodean y que nos sirven para vivir en el medio donde nos desenvolvemos
y los vamos interiorizando hasta hacerlos parte de nuestro ser: la cultura, la
lengua, las costumbres, la religión,, las formas de relacionarse…
Y todo esto es un componente social
que llega a grabarse en nuestro código genético. Todo esto que podríamos
considerarlo como material del que está
compuesta nuestra “madera” para construir una persona capaz de vivir en
sociedad que comienza con sus padres y sus hermanos: su familia.
Toda esta dinámica del ser humano
Dios la aceptó a la hora de entrar en el mundo para realizar su proyecto de
redención del HOMBRE: toma la naturaleza humana y se somete al orden que Él
mismo ha impuesto a los seres vivos humanos y se va desarrollando como tal y va
aprendiendo a vivir en esa dinámica que hemos indicado en comunión con sus
semejantes.
Dios aceptó y asumió esa dinámica
del ser humano y se sometió al orden establecido por Él mismo siguiendo el
proceso de todos los seres humanos por el que pueden llegar a ser capaces de
relacionarse con Él y desde ahí, enseñarnos todas las posibilidades que el ser
humano tiene para vivir como HIJO DE DIOS y desarrollarse como tal.