De andar por casa:
¿Cuántas veces has oído o, puede ser
que hayas dicho: “No, yo no me quiero distinguir, pues van a creer que voy de
protagonista queriendo que me alaben…?”
En el fondo no es más que una excusa
para escurrir el hombro y no comprometerse.
✠ Lectura
del santo Evangelio según san Juan. Jn 2, 1-11
Este fue el primero de los signos que
Jesús realizó en Caná de Galilea
EN aquel tiempo, había una boda en Caná
de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban
también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice:
«No tienen vino».
Jesús le dice:
«Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado
mi hora».
Su madre dice a los sirvientes:
«Haced lo que él os diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los
judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dice:
«Llenad las tinajas de agua».
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les dice:
«Sacad ahora y llevadlo al mayordomo».
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los
sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llama al
esposo y le dice:
«Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están
bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».
Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así
manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En
ese camino que vamos atravesando, nos encontramos con mucha gente:
Unos
que van por la vida realmente de protagonistas, presumiendo de ser los que lo
saben todo, lo organizan y lo dirigen todo, parece que sin ellos el mundo no
puede existir.
Otros
van de víctimas, creyendo y queriendo convencer a todo el mundo que son los que
más y mejor trabajan pero nadie los comprende ni valora, ni apoya.
Otros
van de estirados, burlándose de todo el mundo y minusvalorando lo que hacen los
demás, pero en el fondo lo único que hacen es vivir a costillas de los demás.
Otros
van dirigiendo y dando órdenes, diciendo lo que hay que hacer, pero sin mover
un dedo para realizar algo.
Otros
están dispuestos para lo que los llames, pero ellos no hacen sino obedecer
órdenes.
Y
hay otros que ven el panorama y no necesitan que alguien les diga una sola palabra, ellos toman la iniciativa y
no permiten que se dé el problema o que continúe; el modelo de estos lo tenemos
en la Virgen María: ella va delante, está atenta a lo que ocurre y no permite
que se pueda dar el problema, exactamente igual que hace una madre con su hijo:
ella abre el camino para que Jesús entre y actúe; lo vemos reflejada la postura
en el pasaje de las bodas de Caná o en la visita a su pariente Isabel; incluso
ante la llamada de Dios, María no pone pegas ni condiciones ni tampoco se
detiene a buscar posibles problemas, ya se presentarán, si es que los hay.