De andar por casa:
Estoy seguro que te ha de haber
ocurrido lo mismo que a mí y a mucha gente: tenemos una idea preconcebida y
llegamos a convencernos que no es posible que se pueda dar de otra manera y
hasta nos reímos de aquel que vemos que camina por otros senderos y espera lo
contrario. La sorpresa nuestra se da el momento en que vemos que llevaba razón
y que los equivocados y obstinados en el error éramos nosotros. Escucha lo que
nos cuenta S. Juan
EVANGELIO
✠ Lectura del santo Evangelio
según san Juan. Jn 20, 1-9
Él había de resucitar de entre los muertos
EL primer día de la semana,
María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio
la losa quitada del sepulcro.
Echó
a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús
amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no
sabemos dónde lo han puesto».
Salieron
Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el
otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro;
e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó
también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos
tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos,
sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces
entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio
y creyó.
Pues
hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de
entre los muertos.
Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
Hemos venido escuchando a través de toda la
cuaresma lo que Jesús decía a los apóstoles: Él nos trae otra cosa, otro modo
de vivir, como es propio de personas, el modo de los hijos de Dios, de hombres
nuevos… pero ellos andaban en otros
temas, pues consideran que lo que habla Jesús es muy bonito, pero algo
imposible, pues eso es un sueño; para ellos lo real e importante es lo
práctico: coger un buen puesto en la administración… pero se dan cuenta que esa
actitud que ellos mismos sostienen es la que mata a todo el que no comulga con
ella y Jesús ha sido una víctima.
La gran sorpresa se da el momento en
que constatan que Jesús no está en el sepulcro y ahí se dan cuenta que todo lo
que había dicho, hecho y vivido no era una ilusión, sino una realidad. Ahí
vieron y creyeron
Que la idea que ellos
han venido manteniendo es el peor y más grande error que pueden cometer los
hombres, dar la batalla por perdida sin haberla peleado; esto les lleva incluso,
a matar a quien sostiene lo contrario.
Han podido ver que Jesús
ha sido el portador y el testigo del AMOR, de la VERDAD, de la JUSTICIA, de la
PAZ, de la LIBERTAD… y esto no se puede matar, ni enterrar, ni ocultar.
Y sienten que toda esa
fuerza y seguridad que Jesús había tenido, ahora la tienen ellos y la sienten
en sus vidas y lo ven todo tan claro como lo tuvo Él.
Jesús no ha muerto,
Jesús vive en ellos y los mismos sentimientos que Él tuvo son los que ellos
tienen ahora: “Hasta entonces no habían entendido nada de lo que Él les decía,
como tampoco lo que decía la escritura.