De andar por casa:
¿Cuántas veces has criticado la
conducta de aquellos que van a la iglesia y luego en la calle, ves que su forma
de actuar no responde a lo que
confiesan? Escucha el planteamiento de Jesús.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Lc 6, 27-38
Sed misericordiosos como vuestro Padre es
misericordioso
EN aquel tiempo, dijo Jesús a
sus discípulos:
«A vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros
enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen,
orad por los que os calumnian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la
otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A
quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los
demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué
mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien
solo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo
mismo.
Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis?
También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar
nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es
bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no
seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados;
dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida,
rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».
Palabra del Señor.
El texto de S. Lucas nos pone contra
las cuerdas y no hay forma de enmascarar la imagen, pues nos deja al
descubierto de manera que nos convertimos en un payaso ridículo e
incoherente: “Si hacéis el bien solo a
los que os lo hacen… si amáis solo al que os ama…si prestáis a quien esperáis
cobrar…” “estáis haciendo exactamente lo mismo que hacen los paganos…
El creyente, seguidor de Jesús tiene
como único principio de actuación el AMOR y, por tanto, no hace las cosas, ni
trata a nadie como no le gustaría que lo traten a él. Es la regla de todo creyente. La razón de
todo esto es porque somos hijos de un Padre que es
misericordioso, que hace caer la lluvia y salir el sol sobre buenos y sobre
malos y nosotros debemos seguir las pautas que marca nuestro Padre.