De andar por casa:
Estoy seguro que muchos
de nosotros recordamos en nuestra vida la gran alegría que nos produjo recibir
una sorpresa; es más, uno de los grandes alicientes que tiene la existencia
humana es tener una sorpresa en el horizonte de nuestra vida
✠ Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 16, 12-15
Lo que tiene el Padre es mío. El Espíritu
recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Muchas cosas me quedan
por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el
Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por
cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por
venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que
tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os
lo anunciará».
Palabra del Señor.
Toda la vida, el hombre ha intentado
ser dios, ya desde el mismo inicio de la creación al hombre le pareció
atrayente eso de ser dios; es su gran objetivo, pero no lo conseguirá porque no
tiene ni idea de cómo es el infinito, como es la plenitud, como es la
sabiduría infinita y total, la verdad…
todo esto en plenitud, sin estar sometido a las categorías de espacio y tiempo
que son en las que se mueve el hombre y, cuando lo sacas de ahí, se pierde,
porque ese es su hábitat, su marco de existencia y es por eso por lo que dice
Jesús que todavía no podemos comprender aquí en la tierra muchas cosas que nos
faltan; el Espíritu nos hace gustar migajas de Dios que mantienen viva nuestra
esperanza, pues para entender a Dios tenemos que estar en su mismo contexto,
fuera del tiempo, del espacio y de la materia.
Es la gran sorpresa que nos tiene
guardada: el conocimiento de Él, aquí en la vida nos dejando rastros que nos
llenan de alegría y nos invitan a seguir caminando hasta encontrarnos con Él
cara a cara.