DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO -C-

 De andar por casa:

         Uno de los grandes problemas que tenemos en la vida es la capacidad que generamos de enmarcar a las personas y no les damos posibilidad de salir de donde los hemos ubicado. Fíjate en lo que ocurre en la actualidad; los medios de comunicación sueltan una calumnia contra alguien y eso queda como una mancha en la persona que ni la ley la borra.

 EVANGELIO

https://servicioskoinonia.org/leccionario/imagenes/cruz.gif Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 1-10

El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido

 

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.

Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.

Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:

—«Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa».

Él bajo en seguida y lo recibió muy contento.

Al ver esto, todos murmuraban, diciendo:

—«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».

Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor:

—«Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más».

Jesús le contestó:

—«Hoy ha sido la salvación de esta casa; también este es hijo de Abrahán.

Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

        Zaqueo es considerado un pecador público porque cobra los impuestos que los romanos obligan a pagar al pueblo; él es un trabajador del régimen y es considerado un ladrón un traidor y un degenerado con el que no se debe tener contacto. Según este esquema, hoy no deberíamos escuchar ni acercarnos a ningún político ni empleado del gobierno

        Lógicamente. Él se siente despreciado y marginado, pues nadie quiere acercarse a él, le han puesto el marco de la impureza y no hay quién se lo quite.

        Jesús entiende que Zaqueo, antes que todo eso que considera la ley judía, es una persona con unos sentimientos, unas necesidades, con un corazón… es una PERSONA e interpreta el gesto que está viendo como una manifestación de la necesidad que esa persona tiene y se acerca a él.

        Cuando Zaqueo se siente valorado, aceptado, acogido con todo lo que él es, cambia radicalmente su vida y su forma de actuar, mientras que los que se sienten tan buenos, siguen encerrados en sus esquemas y se escandalizan de que Jesús se acerque a él, lo escuche y le dé la mano para salir de donde está. Ellos, en cambio, lo condenan sin posibilidad de cambio.