II DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

 

Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo". Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo". Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios». Palabra del Señor.
    Después de la Solemnidad del Bautismo del Señor, el domingo pasado, nos sale al encuentro este evangelio muy parecido al domingo anterior. Pero podemos decir también que bien podría ser la experiencia que tuvo el Bautista ante el bautismo de Cristo.
    A Juan se le manifestó el Mesías en el Jordán, "Este es el cordero de Dios", es más lo señaló en medio de ellos. La experiencia del encuentro le lleva a la pequeñez, ya que quien encuentra a Cristo en la vida descubre esa misma pequeñez. Un segundo paso ante el encuentro también lo encontramos en este pasaje bíblico, el testimonio. La concordancia con lo que se le ha dicho y lo ocurrido le lleva a Juan a dar testimonio. No podría ser de otra manera, quien se encuentra con Jesús, ha de dar testimonio de él, ya que el mismo encuentro posibilita el ser testigo de lo ocurrido.
      Este domingo nos invita a llevar a cabo el encuentro con Cristo y a darlo a conocer a los de nuestro entorno, así podremos decir lo mismo que Juan el Bautista, "Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo".