XI DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

 

Es la semilla más pequeña, y se hace más alta que las demás hortalizas.

Del evangelio según san Marcos.
En aquel tiempo, Jesús decía al gentío:
«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
Dijo también:
«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado. Palabra del Señor.
    En las lecturas de este domingo, nos encontramos que toda la vida de Jesús es anuncio del Reino de Dios, bien sabemos que Él mismo es el Reino de Dios. Para ello el lenguaje que usa es el lenguaje de las parábolas, utiliza elementos simples, propios de la vida cotidiana, para expresar las realidades divinas.
    Hoy nos presenta la parábola de la semilla y del grano de mostaza, en el interior de cada una de ellas está el germen para dar el fruto correspondiente, la primera llegar a ser pan, la segunda en convertirse en un arbusto donde puedan cobijarse las aves.
    En nuestro interior también tenemos la semilla de la fe llamada a dar fruto, por medio de la escucha de la Palabra y del cumplimiento de la voluntad de Dios, solo así llegaremos a descubrir el Reino de Dios en nuestras vidas y a darlo a conocer a los demás, 
    Que esta semilla que se nos dio en el Bautismo germine en la tierra buena que Dios nos ha dado que somos todos nosotros, sabiendo que en muchas ocasiones tenemos que trabajar la tierra para que los abrojos de la vida no ahoguen la fe que cada uno llevamos dentro. Ojala demos el fruto bueno que la semilla esta llamada a dar,