V DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CICLO C

 

Dejándolo todo, lo siguieron.

Del evangelio según san Lucas.
En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes.
Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
«Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».
Respondió Simón y dijo:
«Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:
«Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».
Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Y Jesús dijo a Simón:
«No temas; desde ahora serás pescador de hombres».
Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron. Palara del Señor.
    En este domingo, el evangelio nos presenta la llamada  de los primeros discípulos, en particular de Simón Pedro. Esta historia nos invita a descubrir varios aspectos importantes de nuestra vida de fe.

    Simón Pedro y sus compañeros han estado pescando toda la noche sin éxito. Sin embargo, cuando Jesús les dice que echen las redes nuevamente, a pesar de su escepticismo inicial, obedecen y obtienen una pesca abundante. Esta parte de la historia nos recuerda que, a veces, nuestras propias fuerzas y esfuerzos pueden no ser suficientes. Nos invita a confiar en la guía de Jesús, incluso cuando las circunstancias parecen desfavorables. La fe puede llevarnos a resultados sorprendentes.

    Al ver el milagro de la pesca, Simón Pedro se siente abrumado y reconoce su propia situación de pecador, diciendo: "Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador". Este momento de humildad es crucial. Nos enseña que, al acercarnos a Dios, debemos reconocer nuestras limitaciones y debilidades. La humildad es el primer paso para abrir nuestro corazón a la transformación que Dios desea realizar en nosotros.

    Después de este encuentro, Jesús llama a Pedro y a los demás a ser "pescadores de hombres". Este es un momento decisivo en sus vidas. La invitación de Jesús no solo es a seguirlo, sino a participar activamente en su misión. Cada uno de nosotros también está llamado a ser un discípulo y a compartir el amor de Dios con los demás. Reflexionemos sobre cómo podemos responder a esta llamada en nuestra vida diaria.

    La historia también destaca la importancia de la comunidad. Pedro no está solo; está con sus compañeros pescadores. Juntos, experimentan el milagro y son llamados a la misión. En nuestra vida de fe, es fundamental recordar que no estamos solos. La comunidad de la iglesia nos apoya y nos anima en nuestro camino espiritual.

    Finalmente, nos encontramos con la respuesta de Pedro y los demás es dejar todo y seguir a Jesús. Este acto de dejar atrás lo conocido para abrazar lo nuevo es un símbolo de la transformación que Dios puede realizar en nuestras vidas. Nos invita a reflexionar sobre qué cosas necesitamos dejar atrás para seguir más de cerca a Jesús y cumplir con nuestra misión.