DOMINGO -I- DE CUARESMA -B-



PRIMERA LECTURA

Lectura del Libro del Génesis       9, 8‑15
Creación y pecado de los primeros padres
            Dios dijo a Noé y a sus hijos: AYo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron, aves, ganado y fieras, con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: El diluvio no volverá a destruir la vida ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.
Y añadió Dios: Esta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes.     
 Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“DIOS SE COMPROMETE CON LA VIDA” 

            Nos cuenta la biblia que cuando el hombre se había degradado tanto y se había pervertido de tal forma  que ya no se reconocía la imagen de Dios en él,  dice que “Dios se arrepintió de haber hecho al hombre” y haberle dado todo el poder que tenía sobre la creación, pues podía destruirlo todo. Entonces Dios decidió borrarlo del orbe de la tierra, pero ocurre lo de siempre, que no todos entran en la misma situación, y Dios, que es justo y es amor, no puede tolerar que paguen justos por pecadores y el autor del Génesis monta el escenario para que quede claro que el amor y la justicia de Dios no se deja tocar por la estupidez humana. Dios hace una Alianza con Noé y este compromiso que hace con él, se extiende a toda la creación: Dios se compromete a cuidar de la vida de todos los hombres y animales que hay sobre la tierra y la vida de toda carne viviente. Él es la VIDA, no puede tolerar el que se la atropelle ni que el hombre siga manteniendo lo que está haciendo.
            Pasados muchos años, volverá a renovar la misma alianza con Abrahán y, siglos después, volverá de nuevo a renovar con Moisés. Son como los tres pilares en los que se fundamentará la actitud del pueblo de Israel en torno a la vida; los mismos que recoge Jesús y que sostendrá y proclamará íntegramente
            Es interesante la connotación que aparece en el texto y que no debemos dejar pasar por alto: esta Alianza de la vida, tiene un signo especial que no pertenece a la tierra: el DILUVIO, es fruto de un agua venida del cielo y la señal que quedará como compromiso, también quedará expuesta en el cielo: el ARCO IRIS. Esto significa para Israel que Yahvé es el único Dios y Señor del universo y de la  vida.
            Además, hay otra nota interesante que debemos tener en cuenta: la iniciativa parte de Dios y el compromiso es solo suyo; a Noé no le pide nada, el hombre no se comprometa a nada. La palabra es sola y exclusivamente de Dios, con lo que su sentencia se cumplirá inexorablemente y está por encima de cualquier consideración humana sobre la VIDA. Esto es bueno que lo recordemos en tiempos en donde nos levantamos exigiendo “derechos” a disponer de la vida como si fuéramos dueños de ella.

Salmo responsorial       Sal24,4bc-5ab. 6-7bc. 89

V/.  Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, para los que guardan tu alianza

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.
.R/.  Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, para los que guardan tu alianza
Recuerda, Señor que tu ternura
y tu misericordia son eternas.
Acuérdate de mi con misericordia,
por tu bondad, Señor.
.R/.  Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, para los que guardan tu alianza
El Señor es bueno, es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
.R/.  Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, para los que guardan tu alianza


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la 1ª carta del Apóstol San Pedro 3,18-22

            Queridos hermanos: Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios.
Como era hombre, lo mataron; pero como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida.
Con este Espíritu fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos -ocho personas- se salvaron cruzando las aguas.
Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Cristo Jesús Señor nuestro, que está a la derecha de Dios. 
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“INSTRUMENTOS DEL REINO”    
            Pedro hace tomar conciencia a la comunidad de algo que con frecuencia  puede olvidar: Cristo “murió por los pecados una vez para siempre” Él ha pagado ya la culpa de nuestros pecados, no vale la pena que andemos todavía volviendo sobre ellos e incapacitándonos para seguir adelante.
            Él ha reconstruido el orden que estaba roto y cada bautizado, se ha convertido en piedra viva del nuevo templo donde habita la divinidad.
            La reconstrucción que ha realizado Cristo, no es como el arca de Noé, donde solo unos cuantos pudieron salvarse, Él ha asumido la  “naturaleza humana” y la ha transformado, la ha “recreado”, ya no se necesitan más sacrificios expiatorios ni pago de “deudas”, Él pagó por todos y por Él han sido rescatados todos los hombres, de todos los tiempos, de todas las razas, de todas las culturas… se trata únicamente de aceptar el gran regalo que nos ha hecho, pues es algo que no se impone para nadie.
            Lógicamente, al plantearnos seriamente esto, no queda más remedio que contrastar nuestra práctica religiosa con la verdad que Cristo nos dejó, pues Él no estableció ningún sistema religioso, sino una forma nueva de existencia, un orden nuevo del que yo participo y me convierto en pieza de su estructura, que posibilita el que se haga visible.
            El día que los cristianos tengamos esto claro y nos convirtamos de verdad, la iglesia aparecerá, con todo su esplendor, como el signo vivo y verdadero del reino que Cristo inauguró y que le dejó como misión en la tierra; mientras no sea así, no dejará de ser un sistema religioso más, sometido a todas las limitaciones y, en consecuencia, a las críticas propias de cualquier establecimiento humano.

Versículo antes del Evangelio       Mt  4,  4b

No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.


EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Marcos      1, 12-15

            En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles le servían.
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia.
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

“SE PODÍA HABER AHORRADO EL VIAJE”

            Nos adentramos en este tiempo de cuaresma al que hemos  rodeado de una aureola de “sacrificio”, de practicas de ayunos, de rituales especiales… que la mayoría de las veces no entendemos ni le encontramos sentido, pero que siempre nos lo han dicho y, cuando nos encontramos con gestos como el que hicimos el miércoles pasado, se llenan las iglesias de gente, que viene a ponerse ceniza y se va a su casa llevándose  para su abuela que la tiene enferma y no ha podido venir… y uno se queda con la sensación de que algo raro y mágico funciona por ahí debajop que no tiene que ver nada con lo que trajo Jesús.
            Jesús vino y proclamó la gran noticia: “se ha cumplido el plazo. Está cerca el reino de Dios. Convertios y creed la Buena Noticia+.
            Es decir: lo que siempre había venido Dios anunciando y prometiendo, ha llegado la hora de su llegada, ya está aquí, Dios se ha bajado, se ha introducido en nuestra historia, se ha venido con nosotros, ha presentado su proyecto e invita a seguirlo… ¿quién se viene?
            Convertirse no es sino dejar la situación en la que hemos venido viviendo y empezar en la nueva onda que ha establecido Dios con Cristo, es un tiempo nuevo, es la alternativa que Dios ha dado al mundo, toca definirse, ya no hay excusas.
Y eso ¿cómo es? Jesús no dice lo que es, sino que va poniendo una serie de comparaciones para indicar cómo viviríamos, si es que nos pusieramos en la onda de Dios, es decir: se trata de vivir como Dios quiere que vivamos: en los tiempos que vive Jesús, lo que domina y está establecido es el sistema que sostiene Tiberio, pues se trata de vivir como Dios quiere: practicando la justicia y estando al lado de los desamparados y no atropellando y buscando el poder, la riqueza, el placer…
En los tiempos de Jesús, había varias castas que tenían divida a la gente y unos despreciaban a otros; estaba la gente del campo que no pintaba para nada y a la que se le explotaba sin consideración… vivir según el plan que Dios ha establecido, hace que todos sean considerados y tratados como iguales, respetando sus derechos y cumpliendo todo el mundo con su obligación.
No, no se trata de un sueño ni de una ilusión de lo que viene hablando y lo que anuncia, es algo absolutamente real y posible. Dios se compromete a vivir junto a todo el que acepte esta dimensión y a llevarla adelante. Este es su proyecto. Vivir en esta dimensión, es establecerse en el camino recto que lleva a la salvación y a la felicidad.
La iglesia no tiene otro objetivo en el mundo que ser un signo visible, que vive en estos parámetros y, todo el mundo la puede ver y constatar, es la mejor predicación que puede hacer y es lo que todos tienen que ver en ella, antes que los ritos, las normas, los tabúes, los vestidos, los cargos, los títulos, las formas…
            Cuando vemos algunas cosas y constatamos en lo que nos complicamos la vida, uno piensa: si yo estuviera fuera y sin tener idea de todo esto, y viera lo que están haciendo… me preguntaría: ¿Esto es la gran noticia que trajo Jesús? ¿Y por esto entregó su vida? ¿Para esto vino Dios y se quedó con nosotros?

DOMINGO -VII- DEL TIEMPO ORDINARIO -B-



PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 43, 18‑19. 21‑22. 24b‑25
Por mi cuenta borraba tus crímenes

Así dice el Señor:
—«No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo;
mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?
Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo,
para apagar la sed del pueblo que yo formé, para que proclamara mi alabanza.
Pero tú no me invocabas, Jacob, ni te esforzabas por mi, Israel; me avasallabas con tus pecados y  me cansabas con tus culpas.
Yo, yo era quien por mi cuenta borraba tus crímenes y no me acordaba de tus pecados.»
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

¿DÓNDE ESTÁ EL NUEVO ISAÍAS?  
            El 2º libro de Isaías está escrito durante el exilio en Babilonia a donde el mismo Isaías ha sido deportado sintiéndose  arrancado de su tierra y de su gente y ha visto cómo ha sido destruida Jerusalén,  símbolo de la dignidad nacional.
            Estamos en el s. VI a.C. y es interesante tener en cuenta la situación sicológica de este pueblo que ha sido deportado y tiene muy claras las causas de esta situación; están indignados contra ellos mismos por haber llegado a esta situación; recuerdan como un eco en el tiempo que no se borra, la voz de Jeremías que insistentemente les advertía de lo que iba a ocurrir y no quisieron hacerle caso , antes bien, se lo quitaron de en medio.
            Ahora todas estas cosas les están generando un sentimiento de culpa que los oprime lejos de su tierra y se sienten traicionados, vendidos, frustrados por sus dirigentes corruptos  que los han llevado a esta situación y ellos se han dejado llevar con lo que el odio a los opresores es mortal
            En esta situación, desde el dolor más profundo, lanza Isaías su grito de esperanza que rompe esta sensación de hundimiento y postración en la que han caído: “Dejad ya de mirar el pasado, vamos a mirar el futuro, volvamos de nuevo a Dios que nos está esperando y está decidido a repetir todo lo que hizo en tiempos pasados y nuestra realidad será transformada de nuevo”
            El profeta anuncia un nuevo Éxodo, esta vez más grandioso que el anterior.
            Ante la lectura del texto no puedo evitar el traer a la memoria las palabra de uno del grupo de reflexión de la Palabra de Dios cuando analizábamos la situación a la que hemos llegado, en donde reina el caos y el desconcierto: por un lado los que no saben por dónde coger la situación a la que se han comprometido dar una solución y engordarse de paso, pero tienen la espada de Damocles siempre encima amenazándonos; por otro lado, están los que no se resignan a dejar de vivir como parásitos… y en medio están los de siempre: el pueblo pobre y explotado al que todos intentan desvalijarlo que dice suspirando: “Tenemos que olvidarnos de los tiempos que vivimos, pues esa situación ya no volverá jamás”.
            Pero es que no debe volver; no podemos volver a acomodarnos en un sistema de muerte como en el que nos hemos asentado que desconoce el amor, la verdad, la justicia, la solidaridad… eso solo puede llevar a la destrucción y a la muerte.
            Este “suspirar” desolado se lanza desde la sociedad, pero desde la iglesia hacemos lo mismo y nos debatimos queriendo mantener lo que no tiene sustentación alguna: una “cristiandad” que medimos por números para la estadística. ¿Dónde está el nuevo Isaías del s XXI que lance un grito de esperanza y descubra de nuevo el camino que Cristo dejó tan claro?


Salmo responsorial Sal 40, 2‑3. 4‑5. 13‑14       (R/: 5b)
R/.  Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.
El Señor lo  guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos. R/.
R/.  Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.
Yo dije:  «Señor, ten misericordia, sáname,
porque he pecado contra ti.» R/.
R/.  Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.
Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén. Amén. R/.
R/.  Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 18‑22
Jesús no fue primero «sí» y luego «no»; en él todo se ha convertido en un «si»

Hermanos:
¡Dios me es testigo!
La palabra que os dirigimos no fue primero «sí» y luego «no».
Cristo Jesús, el Hijo de Dios, el que Silvano, Timoteo y yo os hemos anunciado, no fue primero  «sí» y luego «no»; en él todo se ha convertido en un «sí»; en él todas las promesas han recibido  un «sí». Y por él podemos responder: «Amén» a Dios, para gloria suya.
Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros.
Él nos ha ungido, él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el  Espíritu.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“PERDERSE EN SIMPLECES”  
Parece que S. Pablo tuvo algún problema con la comunidad de Corinto, pues parece ser que les había prometido una visita y los dejó esperando; por eso, le reprochan de no ser serio en sus decisiones. Ante esta acusación, Pablo se defiende y da argumentos serios en los que deben centrarse: “¡Dios me es testigo! La palabra que os dirigimos no fue primero «sí» y luego «no».
            El no haber cumplido el plan establecido, ha sido por motivos pastorales serios, y no por actuar a la ligera sin tener en cuenta a la gente.
            Entonces aprovecha para acentuarles algo que tienen el peligro de perder con estas cosas sin importancia, como puede ser el haber fallado en el viaje planificado: “Lo mismo que Jesús fue el “SÏ” definitivo al Padre,  de la misma manera su “sí” y el de sus compañeros Silvano y Timoteo ha sido total a Jesucristo, por tanto, ellos no andan jugando a ambigüedades y es un “sí” cuando conviene una cosa y un “no” cuando las cosas no salen como esperaban.
            Para ellos, la doctrina y el mensaje que están llevando, no es algo que cambia según las conveniencias y puede dejar a todos en la duda, porque Dios no es “sí” y  “no” al mismo tiempo.
            Si esta actitud fuera así, como los corintios están pensando, y como muchas veces también pensamos nosotros,  andaríamos a la deriva y no sabríamos a qué atenernos. Pero Dios no actúa así,  Cristo fue el SÍ definitivo que Dios dio al mundo y en Él, ha sido restablecida para siempre la naturalezas humana, pasando a ser hijos de Dios. En Cristo hemos recibido el Espíritu Santo que nos identifica con Él, consagrándonos y marcándonos con su sello. Esto es inamovible y esto es lo fundamental que no cambiará, aunque el mundo se ponga boca abajo.
            Lo triste es que, de la misma manera que le ocurrió a los corintios, muchas veces también nos ocurre a nosotros, que perdemos la visión del horizonte  detenidos en cosas sin importancia, como pudo ser aquella visita fallida o, como puede que sea una decepción que nos llevamos por el comportamiento inesperado de alguien a quien considerábamos  más responsable.

Aleluya Lc 4, 18
El Señor me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres,
para anunciar a los cautivos la  libertad.

 EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 2, 1‑12
El Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados

Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra.
Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas  tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el  paralítico.
Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico:
—«Hijo, tus pecados quedan perdonados.»
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
—« ¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?»
Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:
—« ¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados quedan perdonados,” o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados...»
Entonces le dijo al paralítico:
—«Contigo hablo: Levántate, coge ‑tu camilla y vete a tu casa.»
Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y  daban gloria a Dios, diciendo:
—«Nunca hemos visto una cosa igual.»
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

“LA FUERZA DE LA FE”   
            Uno de los grandes problemas de la sociedad actual es la gran capacidad que tenemos para desanimarnos en cuanto encontramos la más mínima dificultad, o cuando vemos que alguien pone en tela de juicio lo que decimos o lo que hacemos: basta que a alguien no le guste algo que hemos propuesto, para que automáticamente nos desanimemos y tiramos la toalla diciendo que no vale la pena, que no se puede hacer nada con esta gente, o que no nos complicamos la vida. 
            Otra forma de postración es el creernos que lo sabemos todo, que no necesitamos de nada ni de nadie y nos anclamos en la situación económica y social que nos da seguridad y nos convertimos en jueces de los demás y sintiéndonos por encima del bien y del mal,  perdiendo toda la capacidad de comprender a los que sufren, como le ocurría a los doctores de la ley del tiempo de Jesús: el “estatus” estaba por encima de la persona y no permitían que nadie les tocase o pusiera en tela de juicio  su situación. 
            Lo malo de todas estas situaciones de postración es que no las reconocemos y nos sentimos muy a gusto en ellas, con lo que quedamos incapacitados para ver a Dios  que sigue actuando con la misma fuerza de siempre, pero los que se habían encerrado en si mismos, ahora están decepcionados y no ven nada, es que sacaron a Dios de sus vidas y no contaron con Él para nada, entonces, ahora no podrán mirar para atrás, pues no encontrarán más que podredumbre y, mirar al pasado, no será sino revolverse en un fango, pero menos aún podrán mirar hacia adelante y ver que lo que Dios hizo,  hoy se multiplica, pues con Cristo, Dios ha hecho lo máximo que pudo hacer por nosotros, en Él está su “Sí” definitivo, pero estos, también estarán incapacitados para verlo y, más bien, les resultará hasta un personaje aburrido y molesto, al que critican y desacreditan, demostrando de esa forma su miseria y su incapacidad para algo positivo en la vida.
            El contraste nos lo presenta el evangelio: había una dificultad muy grande: la gente. Podían haberse puesto a criticar la situación de aquellos que no son capaces de apiadarse del desvalido y dejarle un espacio… pero en lugar de quedarse en contemplaciones derrotistas, hacen lo más inverosímil: se suben al tejado, quitan las tejas y, por el agujero, descuelgan al enfermo.
Con toda seguridad que hoy, alguien hubiera tachado de fanáticos, delincuentes o quién sabe qué cosas a aquellos atrevidos. Jesús, en cambio, no lo vio así: se maravilló de la fe de aquellos hombres y curó al enfermo.
            Es imposible reprimir la pregunta ¿Qué hacemos nosotros aquí en la iglesia? Nos reúne el mismo ímpetu de aquellos que descolgaron al paralítico o venimos a quejarnos ante el Señor?

DOMINGO -VI- DEL TIEMPO ORDINARIO -B-


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Levítico 13, 1‑2. 44‑46
El leproso tendrá su morada fuera del campamento

El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
—«Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza.
El que haya sido declarado enfermo de lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: "¡impuro, impuro!" Mientras le dure la afección, seguirá impuro; vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.»
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

 “LA LEPRA DE LA LEY”  
            Cuando hoy leemos estos códigos que nos traen el libro del Levítico, del Éxodo o del Deuteronomio, nos quedamos impactados y automáticamente  decimos que nosotros no haríamos ninguna de las cosas que ahí se estipulan, pero no podemos perder de vista que nosotros vivimos en una sociedad que ha superado un montón de tabúes y de esquemas tradicionales, que se ha cortado con la mentalidad sacralista y se ha secularizado todo hasta el punto que el tema de lo sagrado y lo religioso le hemos perdido el miedo y no nos condiciona para nada.
            Pero en la sociedad israelita no eran las cosas así y Dios estaba presente constantemente en la vida del hombre y la mentalidad sacralizada lo invadía todo pues Dios era el que lo movía todo.
            Hoy nos presenta la liturgia un pasaje del libro del Levítico donde se establecen las normas y las leyes contra una enfermedad: la LEPRA y contra toda enfermedad de la piel que tenga que ver algo con la sangre, con la putrefacción, con los despojos… (todo eso está considerado dentro del ámbito de la lepra) y todo eso es una imagen y expresión de la muerte.
            Esta enfermedad era considerada como incurable y era consecuencia de un pecado gravísimo contra Dios que era el que la imponía como castigo, por tanto, era algo severamente repudiado y cualquiera que entrara en contacto con algo así, quedaba impuro y excluido de la sociedad y de la religión, no podría presentarse en ningún sitio. Para poder reintegrarse, como era un castigo directamente puesto por Dios, solo Dios podía restituir la curación (Núm. 12,11-15; IReg.5,9. 11) y se necesitaba un ritual enfarragoso para poder recuperar la pureza y la reinserción social.
            El leproso era expulsado de la ciudad y tenía terminantemente prohibido acercarse a las murallas bajo pena de muerte; tampoco podía acercarse a la gente y debía ir gritando por donde pasaba para que la gente se retirara; debía llevar la cabeza y el rostro tapado; todo lo que tocaba quedaba impuro y maldito. Contraer la lepra era convertirse en un muerto en vida; el leproso era considerado un deshecho humano que había perdido toda su dignidad y el favor de Dios.
            Es impresionante ver cómo la ley puede imponerse sobre la persona y convertirla en un deshecho humano o en un “dios”.
            De la misma manera es curioso ver cómo la ley pasa por encima de la persona y también por encima de otras “lepras” mucho peores y peligrosas que hacen muchísimo más daño a la humanidad y son realmente despreciables para Dios y, en cambio, gozan del beneplácito de la ley  y de la aceptación social.


Salmo responsorial Sal 31, 1‑2. 5. 11 (R/: cf. 7)
R/. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. R/.
R/. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito; propuse:
«Confesaré al Señor mi culpa»
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado R/.
R/. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R/.
R/. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 31‑11, 1
Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo
Hermanos:
Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios.
No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios, como yo, por mi  parte, procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría, para  que se salven.
Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

 “EL RESPETO, POR ENCIMA DE TODO  
            S. Pablo aparece de nuevo dando  solución a un conflicto que surge dentro de la comunidad. En todos estos días  viene dando toda una serie de consejos prácticos para la buena marcha de la comunidad: podemos recordar todo lo que nos decía el domingo anterior sobre la retribución al presbítero dentro de la comunidad.
            Hoy aparece dando algunos consejos para la convivencia elemental, pero que tienen un valor universal: la comprensión y el respeto a los más débiles.
            En Corinto hay cristianos que han puesto la fe o el acento en unas cuantas normas intranscendentes, como era el no comer carne sacrificada a los dioses, que vendían en el mercado y se escandalizaban de cómo otros que comprendían el valor auténtico de la respuesta a Dios, no se hacían problema de estos detalles y, en cambio, a ellos les grababan la conciencia.
            Sin embargo, aunque éstos apuntaban certeros, y llevaban la razón, estaban cometiendo el gran error de creerse superiores y despreciar a los de conciencia débil.
            No es posible dar gloria a Dios, si no se parte de una base de comprensión y respeto de la conciencia de los demás, aunque no lleven razón.
            No obstante, a pesar de respetar,  opina que la verdad debe resplandecer por encima de todo, por eso, él da su opinión sobre el tema: para él, basándose en lo que dijo Jesús, las cosas no son puras o impuras, como si la realidad material estuviera mal hecha y fuera la causante de las impurezas de los hombres, de forma que los haga buenos o malos, porque si eso es así, entonces, las cosas creadas serían más importantes que el hombre.
            Pablo deja claro que la realidad es buena, es el hombre quien la hace mala. A pesar de todo, él procura evitar los malos ratos que su visión clara del tema pueda ocasionar a aquellos que no lo ven así.
            ¡¡Cuánto bien nos haría tener esto claro y aceptar esta norma de conducta entre nosotros!!

Aleluya Lc 7, 16
Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 40‑45
La lepra se le quitó, y quedó limpio

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
‑«Si quieres, pareces limpiarme.»
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
—«Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
—«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.»
Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús  ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así  acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

 “SOSPECHOSO DE IMPUREZA”  

         En tiempo de Jesús existía una mentalidad legalista impresionante, por tanto, la situación social, sicológica, moral, económica y religiosa de los leprosos era tremenda.
            Jesús, siguiendo su actitud característica, no puede aceptar que  alguien sea echado a la cuneta de la vida y no se le de la posibilidad de levantarse, aunque todos las leyes lo determinen que así sea.
            Él sabe perfectamente que eso no lo quiere ni lo tolera el Padre, aunque sea legal entre los hombres, entonces hace una serie de gestos para que se den cuenta que eso no se puede mantener, que tienen que cambiar la forma de ver las cosas, pues ha llegado un orden nuevo en el que esa mentalidad legalista y opresora ya no cabe en él, es algo que ha pasado y no se puede mantener: Dios no está en la actitud que ellos creen.
            Para hacer ver lo que está diciendo, hace algunos gestos que son llamativos:
1º- Expulsa un demonio un sábado en la sinagoga de Cafarnaúm, con lo que se impone sobre la ley que prohíbe curar en sábado; pero además, se impone sobre el mismo demonio, hasta el punto que la gente se queda admirada y se pregunta: “¿De dónde le viene esta autoridad que se impone sobre la ley y sobre los demonios? De ahí que algunos interpretaran que era jefe de demonios. (Mc. 1,27)
                        2º-Jesús cura a la suegra de Pedro y la levanta de la postración en la que vive, incorporándose al servicio: Jesús es capaz de transformar  a la persona estancada en situaciones de postración por ideologías y desesperanzas.
                        3º-cura a todos los enfermos que “están a la puerta”, es decir: fuera, excluidos. Es en la puerta de la ciudad en donde se hacen los juicios, donde se exponen las normas y avisos importantes que hay que cumplir dentro. Jesús se atribuye la autoridad para romper esa norma y dar entrada a todos.
            El encuentro con el leproso es interesante: el leproso se acerca a Jesús, cosa que tenía prohibido bajo pena de muerte, pero la misma cosa hace Jesús.
            El leproso tiene conciencia que lo que le aqueja es un grave castigo de Dios y que solo Él lo puede librar; se acerca a Jesús y le dice: “Si tú quieres, puedes limpiarme”. La restauración de su dignidad solo la puede hacer Dios.
            Ante esta petición y, viendo Jesús la situación de la persona, se conmueve y rompe la norma establecida: se acerca a él, le da la mano y le dice: “Quiero, queda limpio”.
            Jesús le pide que no diga nada, pero que vaya y cumpla lo que hay establecido en la ley para recuperar de nuevo su “ciudadanía”.
            El leproso no puede callar lo que le ha ocurrido y se convierte no en un reinsertado, sino en un apóstol y un evangelizador.
            Es curioso lo que dice el evangelio: Jesús congrega a la gente fuera de la ciudad, en los campos, en lugares desiertos, pues donde se puede expresar con más libertad con los enfermos y con todos los marginados del pueblo pues “no se podía manifestar en público” precisamente por ser considerado sospechosos de impureza por tratar con toda esta gente.