DOMINGO XXXIV DEL T. ORDINAQRIO -CRISTO REY-


PRIMERA LECTURA

Lectura del profeta Ezequiel 34,11 12.15 17
A vosotras, mis ovejas, voy a juzgar entre oveja y oveja

Así dice el Señor Dios: "Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro. Como sigue el pastor el rastro de su rebaño, cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones. Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear oráculo del Señor Dios Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas: a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido. Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor: Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío."
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“UN SUSPENSO PARA LOS PASTORES”

El profeta Ezequiel se enfrenta a los dirigentes del pueblo que lo han dejado en el caos, han abusado de él y lo han llevado a la ruina; El profeta utiliza la imagen del pastor empleada también por Jeremías y les acusa por haber dividido el rebaño y haberlo dispersado, ellos serán los culpables de todo lo que ocurra. Y Ezequiel anuncia un nuevo orden: no es que Dios vaya a cambiar unos dirigentes por otros, no, va a ser Dios mismos quien va a coger las riendas y va a pastorear a su pueblo, va a buscar a sus ovejas, las va a sanar de las heridas que les han hecho, las va a cuidar y las va a apacentar como es debido. Y dirigiéndose a las ovejas, también les anuncia que va a establecer la justicia y va a juzgar entre oveja y oveja.
La realidad nueva que anuncia el profeta se cumplirá en Jesús que va a ser el nuevo pastor que pone como objetivo de su vida sus ovejas, el cuidado de ellas y de cada una en particular.
Esta actitud contrasta fuertemente con la de los anteriores pastores que se han engordado a costillas de las ovejas, que no les ha importado que se pierdan, que mueran, que queden heridas y que el rebaño se haya dividido y ya no se reconozcan como hermanos. Frente a esta forma de hacer, Cristo va a venir como el buen pastor que va a servir a sus ovejas y que les va a enseñar la práctica de la justicia, para que sean ellas mismas las que aprendan a conducirse sin necesidad de vivir sometidas a nadie.
El mensaje de Ezequiel es un grito de esperanza que, como en aquel tiempo, hoy tiene una resonancia especial, por la actualidad que tiene y por la necesidad tan semejante a la del pueblo de Israel: nuestro mundo busca un atisbo de luz y de esperanza al ver cómo los dirigentes están llevando al precipicio al pueblo, han logrado dividirlo y lo están metiendo en el caos y, encima tienen el cinismo de mentir descaradamente haciéndole ver que es un perfecto idiota

Salmo responsorial: 22

El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: /
en verdes praderas me hace recostar.

El Señor es mi pastor, nada me falta..
Me conduce hacia fuentes tranquilas /
y repara mis fuerzas; /
me guía por el sendero justo, /
por el honor de su nombre.

El Señor es mi pastor, nada me falta..
Preparas una mesa ante mí, /
enfrente de mis enemigos; /
me unges la cabeza con perfume, /
y mi copa rebosa.

El Señor es mi pastor, nada me falta..
Tu bondad y tu misericordia me acompañan /
todos los días de mi vida, /
y habitaré en la casa del Señor /
por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me falta..


SEGUNDA LECTURA
Lectura de la 1ª carta del apóstol S. Pablo a los Corintios 15,20 26.28
Devolverá a Dios Padre su reino, y así Dios lo será todo para todos

Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos.
Palabra de Dios


REFLEXIÓN

“LOS PLANES DE DIOS SON IRREVERSIBLES”

Dios, como expresión de su amor, creó el mundo en condiciones magníficas e ideales para que el hombre viviera toda la grandeza de la que había sido dotado, y cuando el hombre se da cuenta de lo grande que es, se cree tan autosuficiente que puede prescindir de Dios y monta él su proyecto: un mundo nuevo, distinto al mundo en paz, en armonía, en justicia, en verdad, en libertad, en fraternidad…que Dios le había regalado: El hombre realiza su proyecto y como resultado obtiene la muerte, el caos, la envidia la división, la guerra, el odio, la mentira, la corrupción… Y desde entonces sigue con su arrogancia queriendo demostrar que esa forma es mejor que la de Dios, y son siempre los pobres, los indefensos, los desposeídos los que tienen que pagar todas las consecuencias, pues son los que tienen que sufrir el dolor y la opresión.
Pero Dios no ha cesado de amar al hombre y ofrecerle su puesto y su grandeza: se ha bajado a la tierra, ha tomado la naturaleza de hombre y le ha demostrado a los hombres que se puede ser feliz, que el camino está abierto, que el triunfo está asegurado y que al final, el universo entero, creado por Dios como expresión de su amor, ha de realizar el proyecto que su creador estableció, y no el del hombre que quiso hacer en competencia. “Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies”
Nuestra fe nos dice que la suerte está echada, ya no hay vuelta atrás, el hombre podrá decidir sobre su vida, pero no podrá cambiar los planes de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según S. Mateo 25,31 46
Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."
Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de deber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis." Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna."
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

“VIVIR EN EL AMOR”

Todos estos domingos pasados nos ha venido preparando la liturgia presentándonos textos que nos advierten de algo que es ineludible y de lo que no escaparemos nadie: al final de nuestra vida hemos de rendir cuenta de lo que hemos hecho con ella; es un bien, un capital que se nos ha dado para que con él realicemos la semejanza que tenemos con Dios y colaboremos a crear un mundo mejor y más humano. Al final tendremos que rendir cuentas de lo que hemos hecho con este "capital" y eso se ha de hacer independientemente de lo que hayamos pensado, dicho, o de todas las trivializaciones que hayamos querido hacer. En ese momento supremo no habrá justificaciones: cada uno recogerá lo que ha sembrado y recibirá lo que ha dado.
Convendría releer este pasaje de ven en cuando, para que no se nos olvide y tengamos bien presente de lo que se nos va a pedir cuentas, para que no perdamos de vista lo que realmente es importante y no perdamos el tiempo en tonterías, que lo único que hacen es apartarnos de lo central e importante de la vida.
Si observamos detenidamente, nos quedamos impresionados al ver hasta qué punto Jesús humaniza la respuesta religiosa que hay que dar a Dios: no nos va a preguntar por las devociones o por los ritos que hayamos realizado, sino por la solidaridad que hayamos tenido.
Al mirar despacio el texto, no puedo evitar el pensar en la crítica que constantemente se ha venido haciendo en la iglesia a los sectores de ella que se han volcado más hacia lo social y se la acusa de horizontalismo y de perder de vista la divinidad de Jesús, mientras que Él se humaniza hasta el punto de identificarse con todo el que sufre y es marginado, incluso no le importa que no se hubieran dado cuenta que era a Él a quien atendían. Es decir: el reino que Él trajo es el establecimiento de la solidaridad, de la justicia, de la verdad, de la fraternidad, del respeto, de la PAZ … y esto no está sometido ni determinado por ritos, por intereses ni formas de ningún tipo esto SE VIVE y se COMPARTE que es la única “confesión” que a la hora de la verdad ha de valer.
Pero todavía te conmueve más el texto, cuando ves que la entrada y la participación suprema en el reino de los cielos está condicionada a que esa decisión la hayamos tomado ya aquí y hayamos comenzado el proyecto entre la gente con la que convivimos, pues esto va a ser de lo que vamos a tener que rendir cuentas, porque para eso se nos dio la vida
Jesús proclama la clave para abrir la entrada en el Reino: EL AMOR, pero no un “sentimiento” de ternura que llena el corazón, sino de una realización que está en conexión con el “hambre”, con el “vestido”, con la “enfermedad”, “con la cárcel”, con la “falta de vivienda”... eso no son ideas, sino realidades, pues la gente que tiene hambre no se sacia con ideas, con ritos, con rezos, con consejos de resignación, sino con pan y con trabajo para ganarlo. Una persona con frío no se lo quita con un consejo, sino con uno pantalone y unos zapatos o ayudándole para que los consiga.
Cristo proclama el amor hecho una realidad entre los que nos rodean como único billete válido para poder entrar en el reino y escuchar “ven, bendito de mi Padre”; este es el sello que diferencia las “cabras” de la “ovejas”. Todo lo demás: solemnidades, jerarquías, títulos, honduras teológicas, comportamientos políticos, grandes celebraciones cuidadas al máximo y convertidas en espectáculos impresionantes… (que no digo que no sean necesarios mientras vivimos aquí) pero a la hora de la verdad, deben tener tan poco valor que ni siquiera se hace mención.
¿Entonces qué? ¿Ser cristiano es solo dar de comer al hambriento…? Tampoco he dicho eso, pero sí ha de quedar claro que es el AMOR que hayamos puesto en todo lo que hacemos lo que da el sello de autenticidad y será lo que nos identifique y esto se hace verdadero y patente con obras humanas y no con arrebatos místicos y espirituales, porque nosotros somos de carne y hueso.
Incluso la acción espiritual de una persona no está reconocida por Dios si es que no está avalada con dicho sello: recordemos al respecto el momento en que Cristo quiere aclarar esta cuestión y dice: “No todo aquel que diga Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino el que escucha la Palabra de Dios y la cumple”
Esa palabra de Dios es tan clara y tajante que el querer escaparse por las ramas es pretender forzar una situación al absurdo.
Puede surgir, por último otra pregunta: Entonces, para ser cristiano ¿Hay que dedicarse a solucionar problemas sociales? La respuesta es clara: Para ser cristiano hay que dedicarse –que es lo que menos hacemos- A AMAR A LOS DEMÁS y cuando amamos, no hay que preguntarse ¿qué hago? Pues eso viene dado sobre la marcha, eso no se programa.

DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO OFRDINARIO -A-


Lectura del libro de los Proverbios 31,10‑13.19‑20.30‑31
Trabaja con la destreza de sus manos

Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas. Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas. Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida. Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos. Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma de rueca. Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre. Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, la que teme al Señor merece alabanza. Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

                        “LLAMADOS A SER FELICES JUNTOS”

            El autor del libro de los Proverbios le pone rostro a la Sabiduría y lo acopla a la belleza de la mujer que se engrandece cuando se adorna con las cualidades que la  acompañan: el trabajo, el equilibrio, su buen juicio, la ternura y la prudencia. Estas cualidades en una madre y esposa, son la imagen  humana más hermosa de la verdadera sabiduría que refleja al mundo a Dios.
            El hombre que se siente premiado con una mujer así, representa al ser humano que ha sido llenado de la sabiduría de Dios: se sentirá seguro en la vida, feliz, tranquilo, su hogar rebosa felicidad y paz. Esa esposa y madre (la sabiduría) engrandece a todo ser humano.
            Desgraciadamente, la lectura de este poema, hoy es desviada al terreno machista por aquellas personas ciegas por prejuicios que no llegan a entender que el hombre con la mujer son una misma realidad, que al dejarse iluminar por esta SABIDURÍA  se convierten en una manifestación viva de la realidad de Dios.
            Es aquí justamente donde está el problema: No se acepta que hombre y mujer son una misma realidad de amor,  y al quitar a Dios de sus vidas y romperle este marco, desaparece esta realidad de amor y aparecen dos seres en competición, y la misma fuerza de necesidad que el uno tiene hacia el otro lo convierten en  competencia y en oposición y,  ya ninguno  es causa de felicidad para el otro, sino todo lo contrario.
            Y lo más triste  de esta realidad es que,  viéndolo y constatándolo, seguimos empecinados en querer demostrar que  ese es el verdadero camino  para el hombre y para la mujer: llamados a destruirse en lugar de: a ser felices juntos.

Salmo responsorial: 127
Dichoso el que teme al Señor.
Dichoso el que teme al Señor /
y sigue sus caminos. /
Comerás del fruto de tu trabajo, /
serás dichoso, te irá bien.
Dichoso el que teme al Señor. .
Tu mujer, como parra fecunda, /
en medio de tu casa; /
tus hijos, como renuevos de olivo, /
alrededor de tu mesa.
Dichoso el que teme al Señor. .
Ésta es la bendición del hombre /
que teme al Señor. /
Que el Señor te bendiga desde Sión, /
que veas la prosperidad de Jerusalén /
todos los días de tu vida.
Dichoso el que teme al Señor. .



Lectura de la 1ª carta del apóstol S. Pablo a los Tesalonicenses 5,1‑6
Que el día del Señor no os sorprenda como un ladrón

En lo referente al tiempo y las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba. Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: "Paz y seguridad", entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar. Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas. Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.
Palabra de Dios

 REFLEXIÓN

“VIVIR DESPIERTOS, COMO HIJOS DE LA LUZ”
            El contexto del pasaje ya viene dado en anteriores reflexiones que venimos haciendo desde el domingo 29.
            Parece ser que junto a las dos objeciones que trajeron Silas y Timoteo a Pablo de la comunidad de Tesalónicas, le preguntaron también sobre la fecha de esa venida que creían inminente y que estaba en el ambiente como una inquietud.
            Ahora parece que Pablo ha meditado más despacio la idea que parecía latir en el fondo cuando decía: “Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos…”
            Ahora Pablo se hace eco de aquello que había dicho Cristo y, eso mismo da como respuesta: “El día del Señor ha de venir como ladrón en la noche”
            La imagen es muy conocida: normalmente el ladrón entra a robar en la oscuridad, cuando todos duermen y nadie lo espera. Nadie se siente más seguro ni con más paz que cuando está dormido tranquilo, sin enterarse de nada de lo que ocurre a su alrededor.
            El “Sueño” y las “Tinieblas” ya nos es conocida su significación: todo aquel que anda de espaldas a Dios, vive en la oscuridad y dormido o imposibilitado para nada agradable a Dios; está expuesto a la ruina que vendrá de repente; sí, será de repente, porque de hecho, para una persona así, cualquier momento, antes o después, será inesperado, pues “vive en la luna”.
            S. Pablo entiende que para ellos, nada llegará inesperadamente, su camino es claro y alegre y el encuentro con ese día, será un momento de gozo y no de ruina para el que ha luchado con ilusión. Por todo eso, lo que cabe es una recomendación: que permanezcan como hijos de la luz y no se duerman como los hijos de las  tinieblas. Sin lugar a duda es importantísimo que nos apliquemos el cuento todos nosotros.
           

Lectura del santo evangelio según S. Mateo  25,14‑30
Has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu señor

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno; a cada cual según su capacidad; luego se marchó. [El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.]
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
[Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.""]
Palabra del Señor


REFLEXIÓN

 “PECADO DE OMISIÓN”

            Con unas frecuencia enorme escuchamos cada vez más a “cristianos” que dicen: “Yo no quiero saber nada de curas ni de iglesia, soy tan creyente como el primero y tengo mi conciencia tranquila pues no mato, ni robo ni hago mal a nadie, por lo tanto, que me dejen tranquilo de historias de curas y de iglesia…” Otros dicen con orgullo y sin miedo alguno al ridículo: “Yo soy cristiano, pero no practico”
            Podríamos ver la resonancia de estas expresiones en otras dos lecturas, pero creo que en la que estamos analizando queda perfectamente expresado  lo que piensa Jesús de esta actitud: “Yo no hago mal a nadie”
            S. Pablo advierte a los tesalonicenses que no tienen que temer,  ellos viven en la luz, son hijos de la luz, viven en comunión con el Señor, pero les dice también que no se vayan a pasar de rosca con tanto confiar y se duerman.
            El privilegio que gozamos de vivir en la luz nos compromete a lucir y a mantenerla  encendida por todas partes.
            Todos sabemos que las riquezas no son para guardarlas debajo de una losa sino que nos obligan a hacerlas fructificar y, como último recurso, el dinero lo llevamos al banco para que él lo mueva y a nosotros nos da unos intereses con lo que ganan todos.
            Nosotros hemos recibido un gran capital, aunque por ser de otro orden, no lo vemos, pero todos lo sentimos y nos aprieta aquí dentro de una forma u otra hasta el punto que muchas veces quisiéramos  quitárnoslo de encima y buscamos excusas tan pueriles como el considerar una tontería todo esto y hay gente que llega a decir que de tejas para arriba  nadie sabe lo que hay, que todo es un cuento para asustarnos.
            Pero es que no se trata de ver lo que ocurre de tejas para arriba, sino de camisa para adentro que es de lo que se nos va a pedir cuentas.
            Cristo nos presenta tres tipos diferentes que encajan perfectamente con los diferentes tipos que nos podemos encontrar en la sociedad y con los que nos vemos retratados: UNO, es un gran hombre con una gran capacidad, el otro parece un poco más mediocre y el último es el pasota, hablador, sabelotodo que no da un palo al agua y vive del cuento.
            Cada uno, en su medida está comprometido en la construcción de este mundo y nadie puede escurrir el hombro, pues a ninguno se le exige más de lo que puede ni de lo que se le ha dado.
            Los dos primeros responden perfectamente con arreglo a su capacidad y ambos reciben igual paga, con arreglo a lo que son capaces.
            El tercero entra en escena presentando argumentos  en su favor para justificar lo que no ha hecho: “que me dejen a mi tranquilo”, “yo no me meto donde no me llaman”; “allá cada uno con su vida”, “para eso están los curas y para eso cobran…” “Yo no me meto con nadie, que nadie se meta conmigo…” : "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo."
            ¿Qué ha hecho?  Coge todo lo que se le  ha entregado y lo guarda; quiere acallar su conciencia diciéndose para si  que nadie le puede echar en cara nada, pues él no le ha hecho mal a nadie, por tanto…
            Son las mismas excusas del tercer tipo de la parábola: “sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces” ¿qué quieres que haga yo, si no valgo para nada más, ¡bastante he hecho con guardarlo! ¡Dame las gracias que no me lo gasté!
            La respuesta del dueño es tajante: ¿Y el bien que has dejado de hacer, que otros estaban esperando… qué pasa con eso? Has sido un ladrón, pues te has guardado lo que no era tuyo.
            Jesús pone el ejemplo en una persona que era poco lo que podía dar, pero lo podría haber puesto también con otra persona que tenía mucho, con el primer tipo y entonces…  Creo que la llamada es fuerte a que cada uno se examine y vea qué está haciendo
            Ciertamente que sería catastrófico el mal empleo de lo que hemos recibido, pero hay que tener cuidado, pues las dos figuras andan de la mano: la del que no hace nada y la del que lo emplea mal y en beneficio propio.
            La del que entierra el talento tiene el agravante de que encima el individuo se cree bueno y hasta tiene la osadía de ir a la Eucaristía y criticar al que hace algo o erigirse en juez del que –según él- anda mal.

DOMINGO XXXII DEL TIEMPO OFRDINARIO -A-

PRIMERA LECTURA


Lectura del Libro de la Sabiduría 6, 13-17
Encuentran la sabiduría los que la buscan

Radiante e inmarcesible es la sabiduría; fácilmente la ven los que la aman y la encuentran los que la buscan.
Se anticipa a darse a conocer a los que la desean.
Quien temprano la busca no se fatigará, pues a su puerta la hallará sentada.
Pensar en ella es prudencia consumada, y quien vela por ella, pronto se verá sin afanes.
Ella misma busca por todas partes a los que son dignos de ella; en los caminos se les muestra benévola y les sale al encuentro en todos sus pensamientos.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

“PERDER EL HORIZONTE” 
           En la Sagrada Escritura, “Sabio” no es el que sabe muchas cosas y tiene mucha información sobre muchísimos temas, pues eso lo puede tener perfectamente un computador de cualquier marca; el verdadero “Sabio” es aquel que sabe descubrir dónde está el mal y apartarse de él y dónde está el bien para abrazarse a él y ser feliz con lo que tiene, haciendo que también lo sean otros que le rodean; por eso, el mejor de los regalos que nos puede hacer Dios, es el de la “SABIDURÍA”
           El texto de hoy nos la compara a una mujer bella, hermosa, atractiva y llena de cualidades,  que   cautiva al hombre justo  e inteligente y la ama, la desea y la busca como el único tesoro de su vida, porque en ella encuentra su felicidad.
           Algo así es Dios (la sabiduría) para quien lo encuentra: en Él se encuentran todas las cualidades imaginables y está siempre a la puerta, dispuesto a salir al encuentro de quien lo busca; es más, ni siquiera se queda esperando a que lo busquen, Él mismo tiene la iniciativa y sale al encuentro del hombre, que solo deberá tener la disposición de estar abierto a su presencia y aceptar el amor que  le brinda, lo mismo que un padre hace con su hijo.
           Pero desgraciadamente, no todos entienden esto y confunden las cosas, llegando a ver el “bien” donde impera el mal y, de la misma manera al contrario, considerando malo aquello que es bueno. La degradación mayor a la que se puede llegar es a considerar la muerte como un bien y la vida como un mal

Salmo responsorial Sal 62, 2. 3‑4. 5‑6. 7‑8

V/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
V/. Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agotada, sin agua.
R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
V/. ¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.
 R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
V/. Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca y mis labios te alabarán jubilosos.
R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
V/. En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo.
R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

 SEGUNDA LECTURA

 Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Tesalonicenses 4, 12‑17
A los que han muerto en Jesús, Dios los llevará con él
Hermanos:
No queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza.
Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo a los que han muerto en Jesús, Dios los llevará con él.
[Esto es lo que os decimos como Palabra del Señor:
Nosotros, los que vivimos y quedamos para su venida, no aventajaremos a los difuntos.
Pues él mismo, el Señor, a la voz del arcángel y al son de la trompeta divina, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar.
Después nosotros, los que aún vivimos, seremos arrebatados con ellos en la nube, al encuentro del Señor, en el aire.
Y así estaremos siempre con el Señor.
Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.]
Palabra de Dios


REFLEXIÓN

“NO VALE LA PENA DORMIRSE”
Seguimos en el contexto del domingo pasado: Silas y Timoteo llevan noticias a Pablo sobre la comunidad de Tesalónica.
De nuevo encontramos a  Pablo haciendo frente a una de las dificultades que se estaban presentando en la comunidad sobre el mal entendido que se estaba extendiendo: había gente que andaba diciendo que la venida del Señor era inminente y que, por tanto, el fin del mundo estaba ya a las puertas; en ese caso, ¿qué sentido tenía trabajar ni darse malos ratos en la vida?.
Hoy nos lo encontramos de nuevo dando respuesta a otra dificultad que existe dentro de la comunidad: hay una gran preocupación por la suerte de los que están muriendo: hay mucha gente que no cree que haya otra vida después de ésta y, otros están preocupados porque no saben qué ocurre en el espacio que hay entre la muerte y el momento en que llegue la resurrección final ¿dónde están los que mueren?
S. Pablo sale al paso dando la respuesta, ya que nos jugamos el sentido de todo.
Es bueno precisar algunos términos que emplea en la carta para que podamos entender lo que se dice:
MUERTE = sueño
RESUCITAR= despertar
El problema que se plantea no es el de la “resurrección”, que eso lo tienen muy claro y en eso se distinguen de los que no tienen fe.
Ante  la incógnita de lo que ocurrirá en el lapso existente entre ese “dormirse” y el “despertar” final, les hace caer en la cuenta de que el “tiempo” no es más que una categoría humana y que al salirse de esta existencia terrena, desaparece todo y se convierte en un acto: todo es presente, no hay ni futuro ni pasado, entonces Pablo no tiene dificultad alguna en afirmarles que, de ninguna manera los que aún quedamos con vida estamos en mejor situación que ellos, que ya están gozando  con Cristo de la resurrección, pues si han muerto con Él (y morir con Cristo es vivir amando), su situación es de resurrección con Él y, ahora, solo esperan la resurrección final de todo lo que está todavía en las categorías del tiempo y del espacio: el mundo, que se incorporará en la resurrección final, en donde participaremos todos de ese estado glorioso y triunfante de todo el universo.
El fundamento de esta seguridad es Cristo, que ha muerto y ha resucitado y, si nosotros estamos identificados con Él, que ha asumido nuestra naturaleza, seguimos su misma suerte al llegar al final de la existencia terrena: lo mismo que Dios ha hecho con él, hará con todos nosotros que participamos de la misma naturaleza.
Así, los que han muerto con Cristo, han resucitado ya con Él; en cambio, los que tengan la suerte de llegar al final en la existencia terrena, no tendrán que dar el paso a resucitar, sino que serán  transformados en seres gloriosos, todo en un instante.
En los versículos 16 y 17 Pablo hace uso de  expresiones apocalípticas para describir cómo puede llegar ese momento final, que ni él mismo sabe cómo será, ni cuándo ocurrirá, por eso, en el cap. 5 empieza diciendo que no se confíen, pues nadie sabe cuándo Dios puede llamar a todos, o a cada uno en particular.
La llamada a vivir preparados sigue teniendo plena actualidad; también el problema de la increencia sigue siendo actual y, en lugar de mantenerse en tensión, la falta de fe lleva al pragmatismo inmediato.

Aleluya

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 25, 1‑13

Que llega el esposo, salid a recibirlo

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: —El Reino de los Cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas.
Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
«¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!»
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las sensatas:
—«Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas.»
Pero las sensatas contestaron:
—«Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis.»
Mientras iban a comprarlo llegó el esposo y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más  tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo:
«Señor, señor, ábrenos.»
Pero él respondió:
«Os lo aseguro: no os conozco.»
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.
Palabra del Señor

REFLEXIÓN


“A QUIEN MADRUGA, DIOS LE AYUDA”     
            Esta parábola es un ejemplo más de todos los que S. Mateo recoge para dar una enseñanza acerca de la resurrección final, la “parusía”.
            A partir del cap. 19 ya empieza a hablar sobre la próxima venida de Jesús resucitado estableciendo definitivamente el Reino de Dios.
            Presenta a Jesús hablando a la gente con ejemplos sencillos que van clarificando la realidad del reino de Dios.
            La gente no comprende y la mayoría no sabe ir más allá de lo que tiene delante de los ojos. Jesús va atajando las desviaciones, pero ni aún así logra que la gente vea claro. Lo vemos que, incluso, llega a enfrentarse en el cap. 23 a los fariseos que se están desviando del verdadero camino, a pesar de ser los maestros y deberían ser ellos los más seguros.
            Los mismos discípulos no entienden nada, a pesar de estar a su lado y recibir explicaciones particulares y, son ellos los que muchas veces le preguntan cuándo sucederá todo eso que les está diciendo y, cuál será la señal para que ellos puedan estar preparados (Mt. 24,3)
            Jesús sigue dándoles instrucciones, haciendo hincapié siempre en que la suerte final del hombre depende de la actuación que va teniendo aquí en la tierra, durante el tiempo que vive.
            Lo que menos importa es el “Cuándo” llegará el momento, pues eso es irreversible; lo importante es estar preparado en todo momento, para poder afrontarlo en el instante en que se presente.
            Esta parábola de las “Diez Doncellas” no es sino un ejemplo de los muchos que pone, con el que plantea la postura de los diferentes sectores de la gente de cara a la vida y al reino; Jesús coge para su enseñanza una escena muy popular: una boda. La novia está en casa de sus padres con un grupo de amigas, esperando el atardecer para salir al encuentro del novio que vendrá también de la casa de sus padres, con otro grupo de amigos para llevarla consigo. En ambos cortejos, cada componente lleva su lámpara colgada de un palo hasta llegar a casa del novio, donde se formará el festín.
            No obstante, en el grupo hay dos actitudes contrapuestas: cinco de ellas han llegado confiadas en que aquello es una fiesta y solo piensan en divertirse; cuando llega la dificultad no están preparadas para afrontarla; las otras cinco han sido previsoras y han comprendido  que no se puede dejar todo al azar de la última hora.
            Las primeras se confiaron en su vida y se dedicaron a pasárselo en grande, creyendo que al final podrían solucionar todo lo que dejaron de hacer y al final, llegaron con las manos vacías (sin aceite para sus lámparas) y cuando llegó el momento supremo, ya no hay vuelta atrás para deshacer lo hecho, o hacer lo no hecho.
            Las segundas entendieron muy bien el tema para su vida: no se puede ir dejando las cosas para el final, hay que ir sembrando cada día, para poder recoger; hay que ir construyendo cada día,  para poder disfrutar de la casa que se ha levantado, pues no se puede esperar de donde no se ha puesto nada. El final para ellas ha sido un gozo inmenso que esperaban ansiosas y, su alegría fue grande,  pues  les llevó a la celebración de la fiesta por el triunfo.
            La moraleja de la parábola es bien elocuente y deja al descubierto las distintas posturas que pueden darse en la vida con algo que también es evidente: las cosas no serán como cada uno creamos, de acuerdo a nuestras conveniencias, sino como realmente son, independientemente de lo que digamos o creamos y, al final, ya no habrá vuelta atrás para deshacer entuertos. Independientemente de lo que pensemos, es obligatorio el que nos revisemos nuestra actuación, pues nos jugamos el sentido de nuestra existencia y de nuestro futuro, aunque creamos que todo acabará en una caja de podredumbre.