DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO OFRDINARIO -A-


Lectura del libro de los Proverbios 31,10‑13.19‑20.30‑31
Trabaja con la destreza de sus manos

Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas. Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas. Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida. Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos. Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma de rueca. Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre. Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, la que teme al Señor merece alabanza. Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

                        “LLAMADOS A SER FELICES JUNTOS”

            El autor del libro de los Proverbios le pone rostro a la Sabiduría y lo acopla a la belleza de la mujer que se engrandece cuando se adorna con las cualidades que la  acompañan: el trabajo, el equilibrio, su buen juicio, la ternura y la prudencia. Estas cualidades en una madre y esposa, son la imagen  humana más hermosa de la verdadera sabiduría que refleja al mundo a Dios.
            El hombre que se siente premiado con una mujer así, representa al ser humano que ha sido llenado de la sabiduría de Dios: se sentirá seguro en la vida, feliz, tranquilo, su hogar rebosa felicidad y paz. Esa esposa y madre (la sabiduría) engrandece a todo ser humano.
            Desgraciadamente, la lectura de este poema, hoy es desviada al terreno machista por aquellas personas ciegas por prejuicios que no llegan a entender que el hombre con la mujer son una misma realidad, que al dejarse iluminar por esta SABIDURÍA  se convierten en una manifestación viva de la realidad de Dios.
            Es aquí justamente donde está el problema: No se acepta que hombre y mujer son una misma realidad de amor,  y al quitar a Dios de sus vidas y romperle este marco, desaparece esta realidad de amor y aparecen dos seres en competición, y la misma fuerza de necesidad que el uno tiene hacia el otro lo convierten en  competencia y en oposición y,  ya ninguno  es causa de felicidad para el otro, sino todo lo contrario.
            Y lo más triste  de esta realidad es que,  viéndolo y constatándolo, seguimos empecinados en querer demostrar que  ese es el verdadero camino  para el hombre y para la mujer: llamados a destruirse en lugar de: a ser felices juntos.

Salmo responsorial: 127
Dichoso el que teme al Señor.
Dichoso el que teme al Señor /
y sigue sus caminos. /
Comerás del fruto de tu trabajo, /
serás dichoso, te irá bien.
Dichoso el que teme al Señor. .
Tu mujer, como parra fecunda, /
en medio de tu casa; /
tus hijos, como renuevos de olivo, /
alrededor de tu mesa.
Dichoso el que teme al Señor. .
Ésta es la bendición del hombre /
que teme al Señor. /
Que el Señor te bendiga desde Sión, /
que veas la prosperidad de Jerusalén /
todos los días de tu vida.
Dichoso el que teme al Señor. .



Lectura de la 1ª carta del apóstol S. Pablo a los Tesalonicenses 5,1‑6
Que el día del Señor no os sorprenda como un ladrón

En lo referente al tiempo y las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba. Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: "Paz y seguridad", entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar. Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas. Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.
Palabra de Dios

 REFLEXIÓN

“VIVIR DESPIERTOS, COMO HIJOS DE LA LUZ”
            El contexto del pasaje ya viene dado en anteriores reflexiones que venimos haciendo desde el domingo 29.
            Parece ser que junto a las dos objeciones que trajeron Silas y Timoteo a Pablo de la comunidad de Tesalónicas, le preguntaron también sobre la fecha de esa venida que creían inminente y que estaba en el ambiente como una inquietud.
            Ahora parece que Pablo ha meditado más despacio la idea que parecía latir en el fondo cuando decía: “Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos…”
            Ahora Pablo se hace eco de aquello que había dicho Cristo y, eso mismo da como respuesta: “El día del Señor ha de venir como ladrón en la noche”
            La imagen es muy conocida: normalmente el ladrón entra a robar en la oscuridad, cuando todos duermen y nadie lo espera. Nadie se siente más seguro ni con más paz que cuando está dormido tranquilo, sin enterarse de nada de lo que ocurre a su alrededor.
            El “Sueño” y las “Tinieblas” ya nos es conocida su significación: todo aquel que anda de espaldas a Dios, vive en la oscuridad y dormido o imposibilitado para nada agradable a Dios; está expuesto a la ruina que vendrá de repente; sí, será de repente, porque de hecho, para una persona así, cualquier momento, antes o después, será inesperado, pues “vive en la luna”.
            S. Pablo entiende que para ellos, nada llegará inesperadamente, su camino es claro y alegre y el encuentro con ese día, será un momento de gozo y no de ruina para el que ha luchado con ilusión. Por todo eso, lo que cabe es una recomendación: que permanezcan como hijos de la luz y no se duerman como los hijos de las  tinieblas. Sin lugar a duda es importantísimo que nos apliquemos el cuento todos nosotros.
           

Lectura del santo evangelio según S. Mateo  25,14‑30
Has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu señor

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno; a cada cual según su capacidad; luego se marchó. [El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.]
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
[Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.""]
Palabra del Señor


REFLEXIÓN

 “PECADO DE OMISIÓN”

            Con unas frecuencia enorme escuchamos cada vez más a “cristianos” que dicen: “Yo no quiero saber nada de curas ni de iglesia, soy tan creyente como el primero y tengo mi conciencia tranquila pues no mato, ni robo ni hago mal a nadie, por lo tanto, que me dejen tranquilo de historias de curas y de iglesia…” Otros dicen con orgullo y sin miedo alguno al ridículo: “Yo soy cristiano, pero no practico”
            Podríamos ver la resonancia de estas expresiones en otras dos lecturas, pero creo que en la que estamos analizando queda perfectamente expresado  lo que piensa Jesús de esta actitud: “Yo no hago mal a nadie”
            S. Pablo advierte a los tesalonicenses que no tienen que temer,  ellos viven en la luz, son hijos de la luz, viven en comunión con el Señor, pero les dice también que no se vayan a pasar de rosca con tanto confiar y se duerman.
            El privilegio que gozamos de vivir en la luz nos compromete a lucir y a mantenerla  encendida por todas partes.
            Todos sabemos que las riquezas no son para guardarlas debajo de una losa sino que nos obligan a hacerlas fructificar y, como último recurso, el dinero lo llevamos al banco para que él lo mueva y a nosotros nos da unos intereses con lo que ganan todos.
            Nosotros hemos recibido un gran capital, aunque por ser de otro orden, no lo vemos, pero todos lo sentimos y nos aprieta aquí dentro de una forma u otra hasta el punto que muchas veces quisiéramos  quitárnoslo de encima y buscamos excusas tan pueriles como el considerar una tontería todo esto y hay gente que llega a decir que de tejas para arriba  nadie sabe lo que hay, que todo es un cuento para asustarnos.
            Pero es que no se trata de ver lo que ocurre de tejas para arriba, sino de camisa para adentro que es de lo que se nos va a pedir cuentas.
            Cristo nos presenta tres tipos diferentes que encajan perfectamente con los diferentes tipos que nos podemos encontrar en la sociedad y con los que nos vemos retratados: UNO, es un gran hombre con una gran capacidad, el otro parece un poco más mediocre y el último es el pasota, hablador, sabelotodo que no da un palo al agua y vive del cuento.
            Cada uno, en su medida está comprometido en la construcción de este mundo y nadie puede escurrir el hombro, pues a ninguno se le exige más de lo que puede ni de lo que se le ha dado.
            Los dos primeros responden perfectamente con arreglo a su capacidad y ambos reciben igual paga, con arreglo a lo que son capaces.
            El tercero entra en escena presentando argumentos  en su favor para justificar lo que no ha hecho: “que me dejen a mi tranquilo”, “yo no me meto donde no me llaman”; “allá cada uno con su vida”, “para eso están los curas y para eso cobran…” “Yo no me meto con nadie, que nadie se meta conmigo…” : "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo."
            ¿Qué ha hecho?  Coge todo lo que se le  ha entregado y lo guarda; quiere acallar su conciencia diciéndose para si  que nadie le puede echar en cara nada, pues él no le ha hecho mal a nadie, por tanto…
            Son las mismas excusas del tercer tipo de la parábola: “sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces” ¿qué quieres que haga yo, si no valgo para nada más, ¡bastante he hecho con guardarlo! ¡Dame las gracias que no me lo gasté!
            La respuesta del dueño es tajante: ¿Y el bien que has dejado de hacer, que otros estaban esperando… qué pasa con eso? Has sido un ladrón, pues te has guardado lo que no era tuyo.
            Jesús pone el ejemplo en una persona que era poco lo que podía dar, pero lo podría haber puesto también con otra persona que tenía mucho, con el primer tipo y entonces…  Creo que la llamada es fuerte a que cada uno se examine y vea qué está haciendo
            Ciertamente que sería catastrófico el mal empleo de lo que hemos recibido, pero hay que tener cuidado, pues las dos figuras andan de la mano: la del que no hace nada y la del que lo emplea mal y en beneficio propio.
            La del que entierra el talento tiene el agravante de que encima el individuo se cree bueno y hasta tiene la osadía de ir a la Eucaristía y criticar al que hace algo o erigirse en juez del que –según él- anda mal.