DOMINGO - II - de ADVIENTO - C-

PRIMERA LECTURA



Lectura del libro de Baruc 5, 1 9
Dios mostrará tu esplendor

Jerusalén, despójate de tu vestido de luto y aflicción y vístete las galas perpetuas de la gloria que Dios te da, envuélvete en el manto de la justicia de Dios y ponte en la cabeza la diadema de la gloria del Eterno, porque Dios mostrará tu esplendor a cuantos viven bajo el cielo.
Dios te dará un nombre para siempre: “Paz en la justicia” y “Gloria en la piedad”.
Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia el oriente y contempla a tus hijos, reunidos de oriente a occidente a la voz del Santo, gozosos invocando a Dios.
A pie se marcharon, conducidos por el enemigo, pero Dios te los traerá con gloria, como llevados en carroza real.
Dios ha mandado abajarse a todos los montes elevados y a las colinas encumbradas, ha mandado llenarse a los barrancos hasta allanar el suelo, para que Israel camine con seguridad, guiado por la gloria de Dios.
Ha mandado al boscaje y a los árboles aromáticos hacer sombra a Israel.
Porque Dios guiará a Israel con alegría a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


“ESCARBA Y VERÁS LO QUE HAY DEBAJO”

Al escuchar a Baruc, uno siente deseos de poder levantarse y mirar para ver lo que está surgiendo que llama a la esperanza, pero es todavía una semilla muy pequeña que está naciendo o puede ser que la potencia y el ruido del mal lo llena todo y parece que la luz se apaga, las cenizas lo han quemado todo y el panorama lo dejaron desierto, pues pusieron al mundo en guerra, brotaron con una fuerza enorme los nacionalismos, como expresiones grotescas y legalizadas de un racismo ancestral y repugnante; se ha establecido la desconfianza entre los hombres a nivel generalizado: no podemos ver en el otro a un hermano, sino a un enemigo; se han ahondado las distancias y las diferencias entre ricos y pobres, entre el norte y el sur, entre el este y el oeste y se está haciendo imposible el diálogo. Se ha promovido hasta el extremo el “acaparar” antes que el “compartir” y ahí estamos sufriendo el crac mundial, pues la codicia no tiene límites y el pez gordo se ha tragado al pequeño sin compasión.
Pero debajo de esas cenizas de desolación sigue habiendo vida, que es la única que tiene la alternativa: son todos los hombres y mujeres que no creemos ni aceptamos esto que se está dando; son todos aquellos movimientos que creen en la posibilidad de un mundo distinto y mejor; son todos los millones de jóvenes que no han dejado que su corazón se infecte de resentimientos, de racismo, de intereses y han derribado un montón de barreras que se les ha levantado.
Debajo de esas cenizas hay algo nuevo que bulle y que la potencia de los poderosos no ha podido controlar, porque se le escapan los detalles pequeños. Si Baruc dice: “Ponte en lo alto y mira hacia el oriente” a mi se me ocurre pensar que es mejor, en el momento que vivimos, no mirar al horizonte, sino escarbar y ver todo lo que hay y que se está gestando y la fuerza que está cogiendo.


Salmo responsorial Sal 125, 1 2ab. 2cd 3. 4 5. 6

R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 1, 4 6. 8 11
Que lleguéis al día de Cristo limpios e irreprochables

Hermanos: Siempre que rezo por todos vosotros, lo hago con gran alegría.
Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy.
Ésta es mi convicción: que el que ha inaugurado entre vosotros una empresa buena la llevará adelante hasta el día de Cristo Jesús.
Testigo me es Dios de lo entrañablemente que os echo de menos, en Cristo Jesús.
Y ésta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores.
Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


“LA SOLIDARIDAD, CLAVE PARA EL DISCERNIMIENTO”

La carta de S. Pablo a los filipenses es una prueba clara de ese rescoldo que vive y perdura a pesar del vendaval y que será capaz de prender el fuego en el mundo.
Para los primeros cristianos, en este caso los de Filipos, esperaban la venida inminente del reino de Dios y esto los estimulaba a plantarse frente al ambiente hostil que la sociedad enfrentaba al cristianismo.
Hoy es el caso nuestro: en nosotros siguen sonando como un eco las palabras de Jesús: “Vosotros estad alerta como el criado que espera la llegada de su señor”. La vida del cristiano se mantiene en constante alerta, no por miedo ni intereses de ningún tipo, sino porque sabe que no puede bajar la guardia pues el momento que lo hace es asaltado por el mismo enemigo que lleva dentro y que le aparta del camino del reino. Esta tensión le hará fuerte y hará que se convierta en apoyo para otros que también luchan por mantenerse.
Las palabras de Pablo a los filipenses pueden ser en este momento un estímulo y una luz para cualquiera de nuestras comunidades: todos estamos sufriendo la pesadilla de un sistema que se nos quiere imponer sosteniendo que Dios es un estorbo para el hombre y que el reino que predicó Jesús es algo trasnochado y sin sentido o que más bien es algo represivo y como alternativa nos están queriendo poner el desenfreno de los instintos primarios como expresión máxima de la libertad; la corrupción como signo de justicia, el sexo como signo del amor, la mentira y el silencio como expresión de la verdad… y a todo esto le llaman “progreso”
En medio de todo este caos, la tentación es constante a tirar la toalla, porque nos encontramos sin fuerzas. Pablo pone la solidaridad y el amor como única fuerza que nos sostiene y nos ayuda a agudizar el conocimiento y a no perder el espíritu de discernimiento: “ésta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores” pues estamos viendo con tristeza cuántos jóvenes y adultos se los está llevando la riada y no es, precisamente a la felicidad, sino a la perdición a donde son abocados.


Aleluya Lc 3, 4. 6
Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.
Todos verán la salvación de Dios.


EVANGELIO


Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 1 6
Todos verán la salvación de Dios

En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios.»
Palabra del Señor.



REFLEXIÓN



“VIVIR EN LA ESPERANZA”

Parece que el tema de la esperanza es algo obsoleto, vacío y sin sentido alguno. No obstante, estamos viendo cómo mucha gente desea en lo más profundo de su ser que “esto” cambie, que el panorama social y político se clarifique, que todo el mundo pueda vivir con dignidad… Esto es “esperar”, esto lo podemos insertar en la “ESPERANZA” o en la “Ilusión”.
Desde el punto de vista cristiano sostenemos que el futuro nos lo vamos construyendo en el presente, pero ese futuro, para que tenga la marca de Dios (esperanza) es necesario ir construyéndolo bajo la dirección que marca Dios, esa es la forma de decir que lo deseamos: comprometiéndonos en su construcción. Un cristiano no es la persona que anda con los brazos caídos esperando que Dios venga y le haga un milagro y se lo dé todo hecho. En este sentido la palabra de Juan es todo un proyecto de vida: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios”.
El problema grande que tenemos es que la felicidad, un mundo mejor… lo hemos reducido a un crecimiento económico que nos ayude a vivir cada día más cómodamente, pero las esperanzas no van más allá y la gente se conforma con un disfrutar lo máximo que se pueda en esta vida, lo que pueda venir después… Eso interesa poco.
Pero claro, cuando tenemos esa actitud, lo estamos achatando todo, pues cortamos el horizonte del presente reduciéndolo todo a lo material y, lógicamente, el mundo mejor que esperamos se convierte en una utopía, en una ilusión, ya que no ponemos las bases para que eso cambie.
Esto lo vemos con claridad cuando preguntamos a la gente por su “esperanza última” y vemos que lo máximo que esperan es un final de este camino lo más llevadero posible, muchos, incluso dicen: “ojalá termine todo en un momento, sin tener que sufrir ni hacer sufrir a nadie” Eso es cortar todos los horizontes a la vida, pues esa actitud no compromete a nada en la vida, esa actitud lo único que desea es afianzar lo que se tiene y, -como dice la expresión popular- “Virgencita, que me quede como estoy”.
Pero ser creyente, tener “Esperanza” es caminar en solidaridad, liberándose y ayudando a liberarse, es aceptar el reto de “preparar los caminos” para que se establezca la justicia, la verdad, el amor, la paz y otros puedan recorrerlos sin dificultad.
Es comprometerse en la construcción de una tierra nueva y un cielo nuevo con la seguridad de que Dios vive a mi lado y este proyecto tiene su culminación en la venida definitiva de Cristo.
Es ayudarnos a ser cada día más humanos, a crear unas relaciones cada vez más fraternas, a no permitir que haya estructuras de poder y de opresión que impidan que los seres humanos vivan bajo la esclavitud de cualquier fuerza que se ponga por encima de ellos.
Es ayudar a transformar todo aquello que deshumaniza, que va en contra de los derechos y de la dignidad de la persona.
Es tener una actitud de “tolerancia cero” de la mentira, de la opresión, del abuso y de la manipulación de la persona.