SANTA MARIA MADRE DE DIOS 1 de Enero -2010-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Números 6, 22 27
Invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré

El Señor habló a Moisés:
-“Di a Aarón y a sus hijos: Ésta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas:
"El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor.
El Señor se fije en ti y te conceda la paz.”
Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.”
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“SHALOM, AMIGOS”

El pasaje del libro de los Números nos recuerda la bendición que el rey o el sacerdote hacían sobre el pueblo al comenzar el año, invocando a Dios para que concediera al pueblo su favor. Al mismo tiempo se invocaba su nombre para que fuera Dios quien presidiera todas las acciones del pueblo.
La palabra “SHALOM” con la que se bendice y se saluda al pueblo tiene un contenido muy amplio y significa “PLENITUD” de vida en todos los aspectos: material, espiritual, integridad de la vida que hace al hombre que viva en armonía consigo mismo, con dios y con el universo entero.
El “SHALOM” con el que se saluda al pueblo sería el deseo de poseer el estado perfecto de plenitud de la PAZ que Dios concede al hombre que vive en el amor, en la justicia y en la verdad; estado del que es prototipo Jesús, el “Hombre Nuevo”.


Salmo responsorial Sal 66, 2 3. 5. 6 y 8 (R.: 2a)

R. El Señor tenga piedad y nos bendiga.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.
R. El Señor tenga piedad y nos bendiga.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R.
R. El Señor tenga piedad y nos bendiga.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga;
que le teman hasta los confines del orbe. R.
R. El Señor tenga piedad y nos bendiga.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4, 4 7
Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer

Hermanos:
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.
Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: “¡Abba! Padre.” Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Palabra de Dios.


REFLEXIÓN


“JESÚS ROMPE TODAS LAS BARRERAS”

S. Pablo Se dirige a los gálatas hablándoles de Jesús que se ha encarnado, pero para poder hacerlo, ha encontrado un terreno preparado, abierto a su presencia y dispuesto para que en él crezca Jesucristo y la semilla de su Reino sin estorbos de ningún tipo, este terreno ha sido MARÍA
Con la venida de Jesús se ha dado la plenitud de los tiempos, el cumplimiento total del proyecto primero de Dios que quiso vivir con los hombres a quienes hizo a su imagen y para que vivan amándose, a semejanza de Dios y construyendo un mundo de paz y de justicia.
Con la venida de Jesús, Dios ha entrado en la naturaleza humana y la ha transformado; ha sido la nueva creación del hombre. Pero toda esta gran obra de transformación del hombre y del mundo la ha podido realizar gracias a la colaboración incondicional que le ha prestado María
Para Pablo, el gran signo de esta transformación esté en poder llamar a Dios “ABBA”. Esta Gran realidad se da en el “SÏ” incondicional de María que aceptó ser instrumento en manos de Dios para que Él realizara su obra de restauración y de liberación.
No podemos dejar a un lado este referente de la Virgen ante el proyecto que a cada uno se nos presenta: dios seguirá estableciendo su reino si es que nosotros nos ponemos a su disposición o por el contrario, el reino se anquilosará si es que nosotros nos oponemos y preferimos vivir en las tinieblas, en la mentira, en la injusticia, en el engaño, en el atropello de todos los derechos. Dios rompió con Jesús las barreras, pero nosotros seguimos levantado cada día otras nuevas.


Aleluya Hb 1, 1 2
En distintas ocasiones habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas.
Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo.


EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 16 21
Encontraron a María y a José, y al niño. A los ocho días, le pusieron por nombre Jesús

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.
Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN


“SERÁ LO QUE TÚ DECIDAS”

El texto nos vuelve a presentar el momento en el que los pastores se encuentran con Jesús y vuelven a sus rebaños llenos de alegría y de ternura por lo que acaban de ver y experimentar: un niño que ha nacido entre ellos, en la más absoluta pobreza; una pareja de jóvenes a quienes no se les ha querido dejar un puesto en la posada, porque para los pobres no hay puestos en la sociedad, esa es la suerte de los pobres.
El pasaje lo podemos mirar desde dos niveles: el primero es el nivel de Dios: Algo que escapa a cualquier comprensión o a cualquier tipo de imaginación: que todo un Dios, infinitamente sabio, poderoso… haya prescindido de su condición de Dios y se haya unido a los más débiles, haciéndose un niño indefenso y dependiente de personas marginadas, que no tienen posibilidad de ofrecerle ni un sitio digno para nacer. Esto es algo que escapa a todos nuestros cálculos y, como los pastores, lo único que nos llena es de ternura ante un niño en esas condiciones. No somos capaces de llegar más allá.
El segundo nivel es el que viven José y María: esto excede a cualquier otra experiencia humana: la idea que ellos tienen de Dios, es imposible ajustarla al espectáculo que se les presenta delante: por un lado María, ella se siente madre de aquella criatura que se ha generado y ha ido creciendo en su vientre y José, un hombre que no entiende nada, que solo tiene una cosa: un amor absoluto y total a María y una fe ciega en Dios. Ambos se encuentran con esta realidad que les sobrepasa, sin saber qué hacer y sin tener idea de quién es este niño, que ha aparecido en sus vidas, pues no responde al esquema que ellos tienen de Yahvé-Dios.
Ante todo este lío, María y José solo tienen una cosa cierta: este niño que se ha gestado en las entrañas de María, que José ha asumido como suyo por el amor que tiene a María y que Dios le premia dejándolo que sea él quien le pone el nombre. No alcanzan a ver más allá y se dejan en manos de Dios, que sea Él quien guíe los hechos, pero siempre puestos a su servicio, por lo que están dispuestos a dar sus vidas.
Es el misterio del amor de Dios que lleva a los hombres a vivir las experiencias más fuertes y extraordinarias que alguien pueda imaginar, algo que escapa a todas las posibilidades y a todos los esquemas humanos. Es el misterio de la fe que nos rompe todos los cálculos y todos los esquemas y nos mete en una dinámica fascinante.
Esta realidad es algo que no se puede contar, pues es difícil explicar, pero es más difícil entender; es necesario dejarse coger por ella y vivirla. Las cosas de Dios son así
Con todo este marco de referencia nos metemos en este nuevo año; mucha gente me ha dicho: “Dios quiera que no vuelva a repetirse otro “09” como el que hemos atravesado”.
Todos deseamos algo nuevo, algo mejor; nos surgen un montón de preguntas, de inquietudes, de esperanzas… ¿Cómo se desenvolverán las cosas? ¿Cómo nos irá en nuestra vida, en nuestros negocios, en nuestro trabajo, en nuestros estudios…?
Hay dos posibilidades de vivir este nuevo año y que nos van a dar dos dimensiones completamente distintas: la primera, coger la postura de José y de María: “Aquí estoy, Señor, completamente a tu servicio y dispuesto a dejar que seas Tú quien disponga, yo haré lo que Tú mandes…” Y con toda seguridad viviremos algo sorprendente que excederá todas nuestras expectativas.
La segunda postura será la de Belén, la de Herodes y la de todos los acomodados de Israel: no se quedaron tranquilos hasta que mataron al que les trajo la vida y la libertad para quedar hundidos en la esclavitud y en la desgracia. La historia siempre se repite aunque cambie las formas. Este año no va a ser ni mejor ni peor que el pasado, sino que será como nosotros digamos que sea.