Lectura del
Profeta Isaías 49, 14‑15
Yo no te olvidaré
Sión decía: "Me
ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado."
-¿Es que puede
una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas?
Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
INCAPACIDAD PARA VER A DIOS
El pasaje
del profeta Isaías que nos presenta hoy la liturgia tenemos que enmarcarlo en
un momento crítico: los deportados a Babilonia vuelven a Jerusalén, pero las
condiciones han cambiado mucho: Jerusalén no está en capacidad de acogerlos,
pues ha sido destruida y ellos se encuentran acabados y completamente desorientados; el pueblo ha
perdido la confianza en sus dirigentes
que lo han traicionado y siente que hasta Dios le ha dado la espalda y los ha
dejado a merced de Babilonia que lo ha aniquilado.
En estos
momentos, el pueblo siente que todas las promesas de liberación de las que han
venido hablando los profetas es un cuento que jamás se cumplirá.
Ante esta situación, el profeta se enfrenta a animar la esperanza
del pueblo, haciéndole ver que Dios no ha fallado jamás y ahora tampoco lo ha
hecho pues la liberación ha sido obra suya y tampoco va a fallar pues Dios no
ha retirado su compromiso de amor y lo quiere entrañablemente, como una madre
quiere a su hijo. Ha sido el pueblo el que como otras muchas veces le ha dado
la espalda a Dios y tiene que asumir las consecuencias de lo que ha hecho.
Cuando el profeta echa la vista atrás, ve todas las
pruebas que Dios viene dando de su fidelidad y de su misericordia perdonando al
pueblo, levantándolo, renovándole su confianza, sin embargo, la ingratitud del
pueblo va quedando demostrada, de la misma forma que queda patente la
misericordia y la fidelidad de Dios.
Pero Dios está por encima del
pecado y de la insolencia del pueblo: ¿Acaso una madre olvida a su hijo? Pues
aunque hubiera alguna que lo hace, Dios no lo haría
Salmo responsorial Sal 61, 2‑3. 6‑7. 8‑9ab
V/. Descansa sólo en Dios, alma mía.
R/. Descansa sólo en Dios, alma mía.
V/. Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene
mi salvación;
sólo él es mi
roca y mi salvación,
mi alcázar: no
vacilaré.
R/. Descansa sólo en Dios, alma mía.
V/. Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
solo él es mi
roca y mi salvación,
mi alcázar: no
vacilaré.
R/. Descansa sólo en Dios, alma mía.
V/. De Dios viene mi salvación y mi
gloria;
él es mi roca firme, Dios es mi refugio.
Pueblo suyo,
confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón.
R/. Descansa sólo en Dios, alma mía.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la
primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 4, 1‑5
El Señor manifestará
los designios del corazón
Hermanos:
Que la gente
sólo vea en vosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de
Dios. Ahora, en un administrador lo que se busca es que sea fiel. Para mí lo de
menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me
pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso
quedo absuelto: mi juez es el Señor.
Así, pues, no
juzguéis antes de tiempo, dejad que venga el Señor. El iluminará lo que
esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón;
entonces cada uno recibirá de Dios lo que merece.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
SER FIELES AL MENSAJE ORIGINAL
S. Pablo ha tenido que hacer frente a
una serie de desviaciones que se están dando en la comunidad de Corinto, en
donde se ha dado una división al
confundir la gente la fe en Jesucristo con el seguimiento a ciertas personas,
lo mismo que ocurría en la sociedad del momento, en donde la gente se declaraba
seguidora de ciertos maestros o corrientes filosóficas; exactamente igual que
ocurre en nuestros días en donde la palabra de ciertos “maestros” o “santones”
está por encima de lo que dijo
Jesucristo, pues ellos se apropian la autoridad para interpretar lo que Él
“quiso decir”.
En la comunidad de
Corinto ha ocurrido también esto y hay algunos de la comunidad que, no solo han
tomado partido por algunos anunciadores del evangelio, sino que están haciendo
suya la manera particular que tienen de interpretarlo, de tal forma que,
incluso, están poniendo en tela de juicio lo que el mismo Pablo les está
anunciando y les recuerda algo que es fundamental: él no sirve otro interés que
el de Jesucristo y su evangelio y a nadie le está permitido hacer otra cosa en
nombre de Jesucristo; es esto lo que debe hacer todo creyente.
Las formas de cómo se realiza el
servicio, es un tema completamente secundario y eso solo lo juzgará el Señor
que a cada uno le da sus carismas; lo importante es la fidelidad a lo que se ha
recibido, pues nadie tiene autoridad para cambiarlo y, los carismas recibidos,
están en orden a mantener esa fidelidad.
Lo que juzga Dios es la capacidad y la
lealtad en el servicio de los que anuncian el evangelio. Lo que distinguirá a
un verdadero apóstol del evangelio de otro falso, será su capacidad de ser
misericordioso y justo con sus hermanos.
Esta respuesta que S.
Pablo da a la comunidad de Corinto tiene un eco formidable en nuestros días
cuando tanta gente se alza proclamándose maestro y condenando a todo el que no
piensa como él, intentando formar su escuela con su grupo de seguidores; los
criterios de autenticidad deberíamos estar aplicándolos a cada momento.
Aleluya
EVANGELIO
Lectura del
santo Evangelio según San Mateo 6, 24‑34
No os angustiéis por
el mañana
En aquel tiempo
dijo Jesús a sus discípulos:
-Nadie puede
estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al
contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir
a Dios y al dinero.
Por eso os
digo: no estéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, ni por el
cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento,
y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni
almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis
vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir
una hora al tiempo de su vida?
¿Por qué os
agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan
ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno
de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el
horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No
andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os
vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del
cielo que tenéis necesidad de todo eso.
Sobre todo
buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por
tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio.
A cada día le bastan sus disgustos.
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
NOS ALIENARON DE MALA MANERA
Jesús
se dirige a sus discípulos, gente pobre que lo sigue y que se siente agobiada
ante la presión que están sufriendo teniéndole miedo al futuro inseguro que se
les presenta, pues no saben cómo van a poder salir adelante.
Es
la misma situación de un enorme montón de gente que llega el momento en que no
le queda más remedio que decir entre la vida y la muerte, pues se ven abocados
a morir de una forma injusta y egoísta.
Ante
la disyuntiva, Jesús invita a ponernos en manos de Dios y luchar por su causa,
eso nos va a llevar irremediablemente a establecer la justicia, pues Dios no
nos va a dejar en la estacada. El problema se da el momento en que mi lucha no
es por establecer la justicia, la verdad y la paz para todos, sino para sacar
adelante mis intereses de una forma individualista, que es lo que está
ocurriendo, con lo que le estamos haciendo el juego justamente a los opresores.
Jesús
plantea con toda claridad la verdadera
causa por la que vale la pena entregar la vida: “Sobre todo buscad el Reino de
Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura.” Este es el objetivo
fundamental de todo creyente en Jesús, pues fue el mismo objetivo que Él tuvo,
respondiendo a la llamada de Dios Padre que es justo, que está al lado de sus
hijos y no los va a dejar en la estacada; Dios Padre está comprometido con el
establecimiento de la FRATERNIDAD universal.
Al
leer este texto del evangelio, puede ocurrirnos como a los israelitas a los que
Isaías les quiere dejar bien claro que Dios no abandona, aunque ellos tengan la
impresión de que no es así, pero a nosotros nos debe quedar también claro, que
lo que no puede hacer Dios es aliarse con cada uno en particular, para que
saque adelantes sus intereses particulares que, en un montón de casos, estarán
enfrentados a los de su hermano, con lo que asistiríamos al espectáculo de un
Dios selectivo que se alía con quien mejor le cae.
El
gran problema de los pobres es haber perdido la confianza en nosotros mismos y
considerar al hermano tu enemigo, tu contrincante, es decir: entrar en el juego
en el que nos metieron con lo que cumplieron su objetivo: hacernos perder
nuestra propia dignidad, considerar al hermano enemigo y contrincante con el
que no debo aliarme para nada, de esa manera están perdida todas las fuerzas y
la confianza en Dios y en nosotros mismos.