PRIMERA LECTURA
Lectura del Libro del Levítico 19, 1‑2. 17‑18
Amarás a tu prójimo como a ti mismo
Dijo
el Señor a Moisés:
-Habla
a la asamblea de los hijos de Israel y diles:
Seréis
santos, porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo.
No
odiarás de corazón a tu hermano. Reprenderás a tu pariente para que no cargues tú con su pecado.
No
te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo
como a ti mismo.
Yo
soy el Señor.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
ÉL NOS HACE SANTOS
El libro del Levítico, en
una primera parte establece todo un código de normas cultuales y, a partir del c. 17 presenta una colección de leyes que
podríamos decir que son una especie de código para las relaciones humanas y para
la superación personal, por eso se le llama el “Código de Santidad”; es muy
interesante la fundamentación que se da: “Sed santos, porque yo soy santo”, es
decir: la ley se fundamenta no en una razón social, sino en Dios, que es santo
y eso va a hacer que sus seguidores también lo sean. Por pura lógica, si somos
santos, no tenemos más remedio que vivir como santos, el resto de cosas quedará
resuelto.
Esta característica
es lo que le hará radicalmente distinto al resto de dioses y esa santidad es el gran regalo que
Dios hace a su pueblo, pues es Él quien hace santo al pueblo; esto será también
lo que hace diferentes a sus seguidores, en comparación con los seguidores de
otros dioses.
La segunda parte
establece el camino para realizarse como santos y no hay otro que el amor que nos lleva al respeto a la persona, a
la vida, a la dignidad de la persona, a
la naturaleza, a la sociedad…
Este criterio del amor es la base y el fundamento de todo; aquello
con lo que resumiría el mismo Jesús: en el amor está toda la ley y los profetas
Por esta santidad y
por este camino, es inconcebible el odio o el rencor en el corazón de cualquier
creyente, no solo para con los hermanos de su pueblo, sino para con todo el
mundo.
Salmo
responsorial Sal 102, 1‑2. 3‑4. 8 y 10. 12‑13
V/. El Señor es compasivo y
misericordioso.
V/. Bendice, alma mía, al Señor,
y
todo mi ser a su santo nombre.
Bendice,
alma mía, al Señor
y
no olvides sus beneficios.
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
V/. El perdona todas tus culpas
y
cura todas tus enfermedades;
él
rescata tu vida de la fosa
y
te colma de gracia y de ternura.
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
V/. El Señor es compasivo y
misericordioso,
lento
a la ira y rico en clemencia.
No
nos trata como merecen nuestros pecados,
ni
nos paga según nuestras culpas.
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
V/. Como dista el oriente del ocaso,
así
aleja de nosotros nuestros delitos;
como
un padre siente ternura por sus hijos,
siente
el Señor ternura por sus fieles.
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de
la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 3, 16‑23
Todo es vuestro, vosotros de Cristo, Cristo de Dios
Hermanos
:
¿No
sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
Si
alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de
Dios es santo: ese templo sois vosotros.
Que
nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga
necio para llegar a ser sabio.
Porque
la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: "El caza a
los sabios en su astucia." Y también: "El Señor penetra los pensamientos de los
sabios y conoce que son vanos."
Así,
pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo,
Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro,
vosotros de Cristo y Cristo de Dios.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
EL VERDADERO
CULTO A DIOS
Cristo ya dejó bien claro: a partir de aquel momento, Dios ha
dejado de estar “amarrado” al templo y cada ser humano se ha convertido en
“Templo de Dios”: el amor, la justicia, la verdad, la paz, el Bien… habita en
el corazón de cada persona, por tanto, cada persona es Templo de Dios, morada
del Espíritu Santo. Para el mundo, la iglesia se ha convertido en signo de esta
realidad nueva, en donde la Palabra de Dios
es anunciada, proclamada y escuchada.
Pablo quiere que se tenga bien en cuenta esta realidad, para que
se evite el peligro de aquellos que quieren instrumentalizar el “templo de
Dios” para sus intereses y previene con toda claridad identificando a los que
llegan presentando un mensaje distinto al que Cristo crucificado, ha presentado,
basados en argumentos humanos que rechazan la vinculación que Dios ha hecho de
su proyecto con los pobres y marginados de la sociedad, considerados por los
esquemas mundanos como despreciables.
Por otro lado, Pablo quiere dejar bien claro a los Corintios que,
la idea que se tenía del Dios encerrado entre cuatro paredes, eso ha
desaparecido: Dios no tiene su morada en una “casa”, en un “lugar”, en una “cosa”… el lugar donde habita
Dios es en el corazón de cada persona y es la persona el lugar donde Dios
recibe el culto del amor que es lo que
le agrada.
Romper esta idea y derivarla por otro sentido, o apartar a la
persona y reducirse al templo de piedra y al culto, es atentar contra el
verdadero templo de Dios.
Esta desviación estuvo siempre latente en el pueblo de Israel: la
justicia que Dios había puesto como practica para su pueblo la sustituían por
el “culto” y, nosotros también nos acecha constantemente la tentación de
considerar que Dios, donde ESTÁ es entre las cuatro paredes de un templo y no
en el corazón de cada persona que es el verdadero templo de Dios.
Aleluya
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 5, 38‑48
Amad a vuestros enemigos
En
aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
—Sabéis
que está mandado: «Ojo por ojo, diente por diente.» Pues yo os digo: No hagáis
frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla
derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la
túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla,
acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.
Habéis
oído que se dijo:
—Amarás
a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.
Yo,
en cambio, os digo:
Amad
a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que
os persiguen y calumnian. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el
cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a justos e
injustos.
Porque
si amáis a los que os aman, ¿Qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también
los publícanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿Qué hacéis de
extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los paganos? Por tanto, sed
perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
EVITAR CONTRADICCIONES
Uno de los problemas que se han dado en la
historia es la división que hemos hecho
a la hora de hablar del amor a Dios y el amor a los demás, como si
fueran dos cosas que se pueden separar, de manera que ha habido momentos en que
se ha centrado la atención en el amor a Dios dando como resultado una
espiritualidad desencarnada y otros en que se ha puesto el acento en el amor al
prójimo y ha aparecido una especie de humanismo sin espíritu; ambos extremos
están lejos de la verdad, pues si partimos de lo que nos indica s. Juan: “Dios
es AMOR y donde hay amor, allí está Dios”, el problema queda resuelto: yo no
puedo amar a los hermanos si es que no amo a Dios y yo no puedo amar a Dios si
es que no amo a mis hermanos, pues una cosa me lleva necesariamente a la otra.
Si lo que existe es otra cosa que no es el
AMOR, entonces estaré haciendo otra cosa: sociología, humanismo, política…
cualquier otra cosa que, indudablemente puede ser buena y perfectamente
permisible, pero no está enmarcada en el marco que establece Jesucristo. Todo
cristiano contemplativo tiene que ser una persona llena de humanidad que lleva
en su corazón a sus hermanos, si no, es un pobre loco. Y todo buen cristiano
que ama de verdad a sus hermanos, siente y ve en el rostro de cada uno el rostro
de Dios.
Desde ahí, el cristiano practica la moral,
la ética, las relaciones humanas, la política… Y desde ahí, su vida
contemplativa y mística la convierte en la experiencia de vivencia del amor.