SEXTO DOMINGO DEL T. ORDINARIO –A-

PRIMERA LECTURA

 Lectura del Libro del Eclesiástico 15, 16‑21
No mandó pecar al hombre

Si quieres, guardarás sus mandatos, porque es prudencia cumplir su voluntad; ante ti están puestos fuego y agua, echa mano a lo que quieras; delante del hombre están muerte y vida: le darán lo que él escoja.
Es inmensa la sabiduría del Señor, es grande su poder y lo ve todo; los ojos de Dios ven las acciones, él conoce todas las obras del hombre; no mandó pecar al hombre, ni deja impunes a los mentirosos.
Palabra de Dios. 

REFLEXIÓN 


LAS COSAS EN SU SITIO   

                  El sabio Ben Sirá afronta el tema de la libertad para que nadie pueda culpar a Dios de nada de lo que atañe al hombre.

                  El momento en que se encuentra es una situación muy crítica (180 a. C.): la influencia de la cultura griega está entrando y amenaza con barrer la fe del pueblo y  destruir todas las tradiciones; el autor se enfrenta a la ola que intenta arrasar y pone las cosas en su sitio: “Que nadie achaque el Señor la culpa de lo que existe…”

                  Ante el hombre se abren dos caminos: el del Bien y el del mal; cada uno puede dirigirse por el que quiera: por el de la VIDA guardando los mandatos del Señor  que vienen desde siempre, o por el de la muerte, despreciando al Señor.

                  El autor desecha radicalmente la idea de poner a Dios como el origen del pecado y sostiene que Dios no violenta jamás la libertad de nadie; enfrenta la gran realidad humana de la que no se puede zafar: el ser libre comporta necesariamente el  decir y optar entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal y responder de la decisión que se ha tomado. No podemos lavarnos la manos  y decir que son los otros los culpables o, lo que es peor: aquellos que dicen que Dios es el culpable de lo que hacemos, porque si no está de acuerdo, es cuestión de que lo impida, es el argumento de los cobardes, de los irresponsables y de los simplistas; nuestra vida ha de estar marcada por aquello por lo que hayamos optado: si hicimos la opción de meternos en un camino de muerte y sinsentido, es eso lo que vamos a estar viviendo y de lo que tendremos que responder y es esa la marca que vamos a ir dejando a nuestro paso por la tierra y será por el bien y la felicidad o por el mal y la muerte por lo que se nos recordará: como una maldición o como una bendición.

                  Lo que sí deja bien claro es la posición de Dios: su fidelidad, su adhesión y su cariño hacia los que practican el bien y mantienen su fidelidad.

Es el tema que nos debemos estar planteando constantemente, pues no hay fracaso mayor para una persona que el haber nacido y que estén todos deseando que desaparezca.

 Salmo responsorial Sal 118, 1‑2. 4‑5. 17‑18. 33‑34

 R/. Dichosos los que caminan en la voluntad del Señor.
R/. Dichosos los que caminan en la voluntad del Señor. 

V/. Dichoso el que con vida intachable
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que guardando sus preceptos
lo busca de todo corazón.
R/. Dichosos los que caminan en la voluntad del Señor. 

V/. Tú promulgas tus decretos
para que se observen exactamente;
¡ojalá esté firme mi camino
para cumplir tus consignas.
R/. Dichosos los que caminan en la voluntad del Señor. 

V/. Haz bien a tu siervo:
viviré y cumpliré tus palabras;
ábreme los ojos y contemplaré
las maravillas de tu voluntad.
R/. Dichosos los que caminan en la voluntad del Señor. 

V/. Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes
y lo seguiré puntualmente;
enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón.
R/. Dichosos los que caminan en la voluntad del Señor. 

SEGUNDA LECTURA 

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 2, 6‑10
Dios predestinó la sabiduría antes de los siglos para nuestra gloria 

Hermanos:
Hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos, para nuestra gloria.
Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido, pues si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.
Sino como está escrito: "Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman."
Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu, y el Espíritu todo lo penetra, hasta la profundidad de Dios.
Palabra de Dios 

REFLEXIÓN 


NUESTRA GRAN RIQUEZA    

                  Pablo continúa haciendo frente a la mentalidad existente que se vanagloria de la gran cantidad de gente que se sienten “espirituales” por seguir una gnosis (sabiduría superior) que los hace distintos a los demás y, metido en sus mismos parámetros, hace frente al discurso gnóstico que se basa en la participación en la sabiduría de Dios, que les hace conocer la esencia de las cosas, acercándolos así a la sabiduría de Dios…

                  Pablo se separa abiertamente de esta tendencia  y se declara en otra onda: un verdadero cristiano no va por esos senderos, pues la sabiduría que nos asiste a nosotros, no es el conocimiento de las esencias de las cosas, sino la verdadera sabiduría que es la de  Dios que no se fundamenta en el poder mundano, ni en conocimientos humanos, sino en la profundidad de Dios que se ha manifestado en Cristo Jesús y que encuentra su plenitud en el amor; esto hace que aquel que se siente amado por Él y sigue sus caminos, ha conocido el verdadero sentido de la vida;  no tiene por qué acomplejarse ni sentirse inferior a nadie, pues han conocido el verdadero plan de Dios, la verdad suprema, en Cristo Jesús.

                  Este es el gran regalo que hemos recibido del mismo Dios a través de su Espíritu que nos ha hecho sus hijos; por tanto, no es la sabiduría humana,  que se funda y se enorgullece en triunfos humanos y en signos materiales, lo que nos hace grandes, sino el gran regalo que nos ha hecho Jesús de  ser hijos de Dios y, por lo tanto, partícipes de su gloria. En esto está la verdadera grandeza del hombre y, esto es un regalo de Dios.
 

Aleluya 

EVANGELIO 


 Lectura del santo Evangelio según San Mateo 5, 17‑37
Se dijo a los antiguos, pero yo os digo 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
(No creáis que he venido a abolir la ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno sólo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres, será el menos importante en el Reino de los Cielos.)
Pero quien los cumpla y enseñe, será grande en el Reino de los Cielos.
Os los aseguro: si no sois mejores que los letrados y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: no matarás, y el que mate será procesado.
Pero yo os digo: todo el que esté peleado con su hermano será procesado. (Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «renegado», merece la condena del fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.)
Habéis oído el mandamiento «no cometerás adulterio.» Pues yo os digo: el que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior.
(Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el Abismo.
Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al Abismo.
Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio."
Pues yo os digo: el que se divorcie de su mujer -excepto en caso de prostitución- la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.)
Sabéis que se mandó a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor."
Pues yo os digo que no juréis en absoluto: (ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo). A vosotros os basta decir sí o no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno. 

CRISTO LIBERA DE LA ESCLAVITUD RADICAL   

Ante el texto que nos presenta la liturgia de este domingo, es importante que nos ubiquemos para poder entenderlo: S. Mateo está escribiendo  a una comunidad de judíos que se han convertido al cristianismo y esta gente tiene ya un esquema mental muy difícil de cambiar: la mentalidad en que ha sido dada la ley de Moisés está enmarcada en una cosmovisión platónica que divide el mundo en dos planos: el superior en el que habita la divinidad y da las normas, las leyes, la moral… y un plano inferior que está al servicio del superior y que ha de orientarse de acuerdo a lo que establece la jerarquía de este plano .

            En el plano inferior están los hombres, seres materiales, débiles, despreciables que existen para servir a los seres superiores y cumplir lo que ellos establecen, que son los que poseen la sabiduría, el poder, la riqueza… y lo controlan todo. El momento en que fallan los seres pertenecientes a este plano inferior, reciben el castigo o el exterminio, por eso han de estar preocupados siempre de tener contentos y satisfechos a los “superiores”, pues de lo contrario, tienen el castigo asegurado.

            Esta es la mentalidad que existe en el pueblo de Israel y, es la que existe todavía en mucha de nuestra gente. El mensaje de Jesús no ha sido aceptado y, menos aún, admitido: que Dios ha cogido naturaleza humana, que se ha encarnado y se ha venido a participar de la historia del hombre con todas sus consecuencias; es decir: Cristo ha roto esa concepción de planos y se ha hecho uno con nosotros, de tal forma que el dolor, las alegrías, las penas, los triunfos, los fracasos… del hombre son de Dios.

            Dios nos ha liberado de esa concepción esclavizante de servidumbre a la que el hombre estaba sometido y comparte su vida, su proyecto, su gloria con el hombre; lo único que le pide es que se incorpore a su oferta, invitándole a que haga suyo lo que hasta ahora era de Dios, por eso escuchamos a Jesús decir: “antes se dijo… ahora digo yo”, es tanto como decir: “Haz tuyo lo que antes se te daba como impuesto”.

           S. Mateo se mueve en este ambiente y hasta ahora viene desarrollando lo que para él es la columna vertebral del mensaje de Jesús: “El sermón del monte”, por otro lado, no puede echar por tierra todo lo que se ha venido diciendo desde Moisés y todos los profetas, entonces introduce la doctrina de Jesús, que viene a ser el cumplimiento total y supremo de todo lo que hasta el momento se ha dicho y, en Él queda superado y completado todo lo que dijo Moisés y los profetas: “Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley”.

           Mateo intenta hacerle ver a la comunidad que no hay oposición alguna entre lo que dijeron Moisés y los profetas y lo que ha dicho y hecho Jesús, sino todo lo contrario: en Jesús, todas esas normas dadas a nuestros antepasados, tienen ahora su cumplimiento en plenitud; Jesús no ha venido a destruir nada: “El que se salte uno sólo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres, será el menos importante en el Reino de los Cielos”, pues todo lo dicho por la ley y los profetas tiene actualidad y validez, lo único que hay que ponerle es lo que le falta: a la frialdad de muerte de la ley hay que inyectarle la vida del Espíritu que Dios quiso que tuviera, a una letra muerta le falta la vida que Cristo viene a darle.

           De todas formas, el cambio radical que Cristo introduce en la cosmovisión del mundo y de las leyes, hasta hoy sigue produciendo escándalo para muchos cristianos y no cristianos que prefieren seguir en aquella cosmovisión, del que sigue sintiendo que nació para en un segundo plano y su único destino es vivir bajo la esclavitud, sea de los poderosos o de sus mismas tendencias, que a la postre es la misma esclavitud revestida de otra forma.