DOMINGO XXV DEL T. O. -B-




 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura del libro de la Sabiduría 2, 12. 17‑20

Lo condenaremos a muerte ignominiosa

 

Se dijeron los impíos:

“Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones,

nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada;

veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida.

Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos;

lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia;

lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.”

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

EL PROCESO ES IRREVERSIBLE  

 

            El autor del libro de la sabiduría presenta la actitud del hombre necio que llega al atrevimiento de retar a Dios para ver si es capaz de demostrarle su existencia y su poder, para ello emprende su acción contra los justos a quienes no puede soportar, pues su conducta la interpreta como un reproche y una denuncia a su propio proceder.

            Al necio le gustaría que el justo se revolviera, lo acusara y le agrediera, pues de esa manera encontraría razones para aplastarlo, ya que tiene en sus manos todo el poder para hacerlo desaparecer, pero sabe que no le va a responder, entonces su agresión al justo la convierte en una provocación a Dios: a ver si es verdad que Dios protege al justo, con lo que termina por concluir que Dios es un cuento para conformar a los débiles y a los justos.

            Esto es lo peor que le puede ocurrir al malvado: que en su ignorancia llegue a creer que lleva razón y que lo que hace está bien hecho, al no aceptar que la vida no se reduce a lo que tenemos delante y se cierra a toda idea de transcendencia.

            Pero la realidad no va a cambiar porque un hombre exija pruebas, ni Dios se va a someter a sus caprichos ni a sus estupideces. La vida continua inexorablemente y cuando llega el momento ya no hay vuelta atrás, ni hay posibilidad de rectificar lo mal hecho o hacer lo que se dejó en su tiempo o deshacer el camino que se recorrió. Este proceso no lo puede detener el ignorante que, a larga o a corta distancia inexorablemente se encontrará con la realidad que lo pone en su sitio.

             

Salmo responsorial Sal 53, 3‑4. 5. 6 y 8 
    

R/.  El Señor sostiene mi vida.


Oh Dios, sálvame por tu nombre,

sal por mí con tu poder.

Oh Dios, escucha mi súplica,

atiende a mis palabras. R/.

R/.  El Señor sostiene mi vida.


Porque unos insolentes se alzan contra mí,

y hombres violentos me persiguen a muerte,

sin tener presente a Dios. R/.

R/.  El Señor sostiene mi vida.


Pero Dios es mi auxilio,

el Señor sostiene mi vida.

Te ofreceré un sacrificio voluntario,

dando gracias a tu nombre, que es bueno. R/.

R/.  El Señor sostiene mi vida.

 

 

SEGUNDA LECTURA

 

Lectura de la carta del apóstol Santiago 3, 16-4, 3

Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia

 

Queridos hermanos:

Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males.

La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera.

Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia.

¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra.

No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones.

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

UN CAMINO EQUIVOCADO  

 

            Continuando la lectura de la carta de Santiago, nos encontramos con una serie de consejos que da a la comunidad en donde presenta la razón de la existencia de los problemas dentro de la comunidad: cuando nos dejamos llevar por sentimientos contrarios a los que Cristo nos ha dejado: “Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males”.

            Efectivamente, la envidia y la avaricia son fuentes constantes de conflictos, pues toda acción tiene anteriormente unos sentimientos que la generan y que mueven al individuo a actuar de una forma determinada: el deseo de ser más fuerte que los demás, de tener bienes, de seguridad ante el futuro, de relevancia y de protagonismo, hace que la persona pierda todo sentido de fraternidad y de amor desinteresado.

            El problema de la persona que cultiva estos deseos, va al mismo tiempo generando una forma de mirar al resto de personas que le rodean, que las hace ver como contrincantes suyos que le pueden arrebatar lo que  desea, entonces intenta eliminarlos para conseguir su objetivo.

            El problema se agrava cuando encontramos una sociedad que, precisamente, estos objetivos los ha puesto con la categoría de ideales para la vida, entonces convierte la convivencia entre las personas en una jauría humana, en la que todos van a liquidarse unos a otros, ya que todos nos estorban para nuestras aspiraciones: nos estorban los niños porque nos quitan la libertad, nos estorban los enfermos porque suponen un gasto inútil que no revierte nada que aumente nuestro poder, nos estorban los ancianos porque son un quebradero de cabeza inútil…

            Santiago nos invita a poner todas estas ideas y estos planteamientos a la luz del evangelio, que nos hace ver con claridad que esta forma de pensar nos lleva inexorablemente a la perdición, aunque sigamos llamándonos cristianos, pero sabiendo que llevamos un camino equivocado que no lleva sino a la muerte.

 

Aleluya cf. 2Ts 2, 14

Dios nos llamó por medio del Evangelio,

para que sea nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

 

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 30‑37

EL Hijo del hombre va a ser entregado. Quien quiera ser el primero, que sea el servidor de todos

 

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía:

-“EL Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.”

Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.

Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó:

-“¿De qué discutíais por el camino?”

Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:

-“Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.”

Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:

-“El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.”

 

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

VIVIR EN OPOSICIÓN AL REINO  

 

Es bueno que tengamos en cuenta algunos elementos que son claves a la hora de ponernos a leer y entender lo que nos narra el evangelio: la palabra “EL CAMINO”, cuando Marcos la utiliza, se está refiriendo al itinerario de formación en la vida de un cristiano.

            Jesús se rodea de un grupo de personas, pero no quiere fanáticos que no sean capaz de dar razón de lo que dicen y de lo que creen, por eso emplea una gran parte de su tiempo en formarlos, que más que ser el aspecto teórico lo que le interesa es lo vital, pero aprovecha sus mismos errores para fundamentarse y de ellos les hace ver la verdad, por ejemplo: tiene que hacerles ver que no se pueden conducir por el miedo que les amordaza, que proviene de la cultura y que les impide relacionarse como amigos. En este momento que nos presenta el pasaje, Jesús retoma la conversación que han traído, en la que se reparten el poder y aprovecha para hacerles ver lo equivocados que andan: -“Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.” Y para que lo vean con claridad, “acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó” y lo puso como modelo, mientras que en la sociedad el niño no tiene relevancia alguna y es el ser más indefenso que existe, pues por su estatura, por su edad y por su falta de fuerzas no sirve para nada.

            Esto contrasta fuertemente con lo que ellos han venido pensando y discutiendo por el camino y Jesús les deja bien claro que no es por ahí por donde tienen que dirigir sus pensamientos y sus deseos, pues los caminos de Dios van por otro lado; es decir: pone la jerarquía de valores del mundo patas arriba y abiertamente opuesta a la jerarquía que Dios tiene: una sociedad que solo mira a los de arriba, organiza las leyes, estructura los esquemas para que le favorezcan solo a los de arriba, está abiertamente en contra del reino de los cielos que no mira la consolidación del poder, sino la felicidad de las personas