D. -I- DEL T.O. -c- BAUTISMO DEL SEÑOR


               BAUTISMO DEL SEÑOR

 PRIMERA LECTURA

 

Lectura del libro de Isaías. Is 42, 1-4. 6-7

Mirad a mi siervo, en quien me complazco


ESTO dice el Señor:
«Mirad a mi siervo, a quien sostengo;
     mi elegido, en quien me complazco.
He puesto mi espíritu sobre él,
     manifestará la justicia a las naciones.
No gritará, no clamará,
     no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará,
     la mecha vacilante no la apagará.
Manifestará la justicia con verdad.
No vacilará ni se quebrará,
     hasta implantar la justicia en el país.
En su ley esperan las islas.
Yo, el Señor,
     te he llamado en mi justicia,
     te cogí de la mano, te formé
     e hice de ti alianza de un pueblo
     y luz de las naciones,
     para que abras los ojos de los ciegos,
     saques a los cautivos de la cárcel,
     de la prisión a los que habitan en tinieblas».

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

PROYECTOS ENCONTRADOS     

            Algo que a todos nos choca es la forma que Dios tiene de hacer las cosas pues contrasta frontalmente con la nuestra:  para nosotros la presentación de un proyecto ha de hacerse con fuerza y agresividad, aplastando al contrario al que se le considera enemigo, utilizando todos los medios y derrochando poder que es lo que demuestra la capacidad que tenemos, sacando a relucir todos los defectos y debilidades del otro, insultando, calumniando, mintiendo y burlándose del pueblo  al que se le engaña sin respeto.    

            La forma de hacer Dios las cosas es completamente al contrario: Él se basa en el amor, en la verdad, en la justicia…  No hace nunca campaña de publicidad; no ofende a nadie, no insulta, ni calumnia ni saca a relucir los defectos de nadie; más bien, se pone al lado de los débiles anima, sostiene y fomenta la esperanza, potencia lo positivo que existe y los gérmenes de bondad y fraternidad que encuentra.

            No se apoya en los bancos ni en los poderosos, sino que se pone del lado de los pobres y marginados. Él no compite con discursos, sino con hechos. No actúa ni hace cálculos según indican las encuestas, sino que hace suyos los sufrimientos y problemas del pueblo.

            Su misión no es el poder, sino librar de todo mal al hombre y levantarlo para que pueda caminar.

            Este es el proyecto de Dios para los hombres, pero lo que está por ver es hasta qué punto coincide el proyecto del hombre con el de Dios.

 

Salmo responsorial

Sal 28, 1b y 2. 3ac-4. 3b y 9c-10 (R/.: 11b)

R/.   El Señor bendice a su pueblo con la paz.

 

        V/.   Hijos de Dios, aclamad al Señor,
                aclamad la gloria del nombre del Señor,
                postraos ante el Señor en el atrio sagrado.   
R/.

R/.   El Señor bendice a su pueblo con la paz.

 

        V/.   La voz del Señor sobre las aguas,
                el Señor sobre las aguas torrenciales.
                La voz del Señor es potente,
                la voz del Señor es magnífica.   
R/.

R/.   El Señor bendice a su pueblo con la paz.

 

        V/.   El Dios de la gloria ha tronado.
                En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»
                El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio,
                el Señor se sienta como rey eterno.   
R/.

R/.   El Señor bendice a su pueblo con la paz.

 

EGUNDA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles. Hch 10, 34-38 

Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo

EN aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
     «Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.
Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».

Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

RUPTURA DEL EXCLUSIVISMO     

            En el pasaje de los Hechos de los Apóstoles que nos presenta hoy la liturgia aparece Pedro casi desconcertado ante la persona de Jesús que ha venido a derribar por completo los esquemas que se tenían fabricados los judíos, los cuales se creían el centro del mundo y los poseedores de la verdad y de la salvación; según ellos no había otro camino de salvación que el marcado por las leyes de Moisés y por todos los códigos que tenía el pueblo. Frente a esta cerrazón aparece Jesús diciendo que no es la ley ni las costumbres los que salvan sino la fe en Él y la manifestación de ella con la práctica de las obras: -“Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea” y no hay otro camino.

            Se eliminan, por tanto todos los grupos cerrados y exclusivistas sean religiosos o del tipo que sean condenando cualquier tipo de discriminación que se hace ya que delante de Dios somos todos iguales y nadie puede arrogarse la autoridad de discriminar a nadie.

            Deja al descubierto la ridiculez que muchas veces tenemos montada con nuestros esquemas cerrados pensando que somos poseedores de la verdad y creyéndonos con la autoridad de condenar a los que no pertenecen a nuestro grupo. Para Pedro, el resumen de la grandeza del hombre no está en el grupo o el club al que perteneces, sino en lo mismo que hizo Jesús: “pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.” 

            Éste es el único camino por el que el hombre demuestra su grandeza y quién es: no se trata de palabras bonitas, de apuntarse a salir en la foto… sino en ayudar a la gente, en mantener la dignidad de la persona, en no aliarse con el mal, sino oponerse abiertamente a él. Para esto fue ungido Jesús y para esto invita a los suyos

 

Aleluya

Cf. Mc 9, 7

R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

 

V/.   Se abrió el cielo, y se oyó la voz del Padre:
        «Éste es mi Hijo amado; escuchadlo».   
R/.

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas. Mc. 1, 7-11

Jesús se bautizó. El Espíritu bajó hacia él

        EN aquel tiempo, Juan proclamaba: << Detrás de mi viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo>>.

            Y sucedió que por aquellos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse los cielos y al Espíritu que bajaba hacia él como una paloma. Se oyó una voz desde los cielos: <<Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco>>

Palabra de del Señor

 

BAUTIZADOS EN CRISTO    

            El bautismo de Jesús, aunque no es como el nuestro, porque el bautismo del Jordán no era más que un gesto de conversión y arrepentimiento de los pecados, mientras que el bautismo de Jesús, el nuestro significa la muerte a la vida vieja marcada por el pecado y la resurrección a la vida del Espíritu Santo como una persona nueva convertida en Hija de Dios.

            Pero aunque sea diferente, sí existen elementos que vale la pena tener en cuenta ya que son las actitudes que tuvo Jesús al entrar en el agua ante una situación completamente nueva:     1º) Si el bautismo significa un cambio radical de vida, esto es algo que ha de notarse y Jesús lo vemos que cambió radicalmente su existencia y fue manifestado por Dios: “Este es mi elegido, escuchadle”.

            2º) El bautismo no es solo un rito que hacemos para montar una fiesta, sino que ha de ser la expresión de una fe madura y consciente que nos hace tomar una disposición en la vida.

            3º) El Bautismo no es algo que se impone, sino que es el resultado de una elección que hacemos en la vida; de ahí el grave compromiso que contraemos al bautizar a un niño, de ayudarle a que él llegue a entender, valorar y asumir libre y voluntariamente lo que hemos hecho en su nombre.

            4º) La fe y el bautismo son un regalo que necesita una respuesta y no un abandono y devaluación.

            5º) El bautismo es también un signo de pertenencia a una familia concreta, la iglesia; es incomprensible estar bautizado y sentirse fuera de la iglesia o tener perdida su confianza en ella.

            El bautismo es nuestra carta de identidad que nos configura con Cristo y nos da una forma de vida y una forma de pensar y de sentir parecidas a las de Cristo ya que nos anima el mismo Espíritu que Él tiene.