DOMINGO II DEL T. O. –C-


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías. Is 62, 1-5

Se regocija el marido con su esposa

POR amor a Sion no callaré,
     por amor de Jerusalén no descansaré,
     hasta que rompa la aurora de su justicia,
     y su salvación llamee como antorcha.
Los pueblos verán tu justicia,
     y los reyes tu gloria;
     te pondrán un nombre nuevo,
     pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor
     y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán «Abandonada»,
     ni a tu tierra «Devastada»;
     a ti te llamarán «Mi predilecta»,
     y a tu tierra «Desposada»,
     porque el Señor te prefiere a ti,
     y tu tierra tendrá un esposo.
Como un joven se desposa con una doncella,
     así te desposan tus constructores.
     Como se regocija el marido con su esposa,
     se regocija tu Dios contigo.
Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

 

VIVIR EN DIOS, FUENTE DE ALEGRÍA     

            El profeta Isaías piensa en el futuro de su pueblo y lo siente como el que ha encontrado el amor de su vida: “La alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará Dios contigo”: Dios se encuentra así con su pueblo y, para el pueblo, el encuentro con Dios es un acontecimiento gozoso, una fiesta, porque todo ha encontrado su sentido y, sobre todo, porque el pueblo se ha sentido amado, perdonado y apoyado por Dios que está dispuesto a pasar la página de nuestros errores.

            El problema del pueblo de la Antigua Alianza, como el de la Nueva, es que no estamos dispuestos a pasar la página y a mirar hacia el futuro con la alegría y la seguridad de sentir a Dios a nuestro lado y esto no tiene más que una explicación: falla la fe y, lógicamente, la confianza en Dios se pierde y entendemos que seguir sus caminos no nos lleva a ningún sitio.

            Nos ofrece más seguridad y confianza los poderes del mundo: el dinero, el poder, las alianzas con los poderes del mundo que dejarnos guiar por Dios y confiar en Él.

            Por otro lado, hay imágenes que tenemos ya prefabricadas y que utilizamos como autoexculpación, como pueden ser el pensar que vivir en Dios es instalarse en una quietud algo así como el “nirvana” que ni sientes ni padeces, mientras que la realidad es completamente otra: vivir en Dios es vivir en la alegría de una fiesta implicado en la marcha de la historia del mundo

 

Salmo responsorial

Sal 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 9-10a y c (R/.: 3)

R/.   Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

 

        V/.   Cantad al Señor un cántico nuevo,
                cantad al Señor, toda la tierra;

                cantad al Señor, bendecid su nombre.   R/.

R/.   Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

 

        V/.   Proclamad día tras día su victoria.
                Contad a los pueblos su gloria,
                sus maravillas a todas las naciones.   
R/.

R/.   Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

 

        V/.   Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
                aclamad la gloria y el poder del Señor,
                aclamad la gloria del nombre del Señor.   
R/.

R/.   Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.


        V/.
   Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
                tiemble en su presencia la tierra toda.
                Decid a los pueblos: «El Señor es rey:
                él gobierna a los pueblos rectamente».   
R/.
R/.   Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. 1 Cor 12, 4-11 

El mismo y único Espíritu reparte en particular como él quiere

HERMANOS:
Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos.
Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.
Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A este le ha concedido hacer milagros; a aquel, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas.
El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.

Palabra de Dios.

 

 REFLEXIÓN

 

VIVIR PARA LOS DEMÁS      

                S. Pablo quiere dejar bien claro a la comunidad de Corinto que la fe en Jesucristo no es una vivencia en solitario, sino que la fe en Cristo nos lleva a vivir en comunión con el resto de los miembros del cuerpo que es la iglesia, donde ponemos en función los dones que el Espíritu nos da a cada uno, para que realicemos nuestro ministerio a favor del resto  del cuerpo: como en un cuerpo humano, la iglesia concretizada en la comunidad, hay una misma vida que alienta y vivifica a todos los miembros que es el Espíritu Santo, que hace que cada miembro actúe en beneficio del resto.

            La iglesia es carismática y no tiene sentido una fe vivida en solitario y en función de sí mismo; no hemos nacido para vivir cuidándonos y mirándonos a nosotros mismos, sino para ser felices haciendo felices a todos los que nos rodean; nos salvamos salvando.

            El gran peligro que nos puede acechar es el empezar a compararnos con los demás y creernos que somos superiores porque yo tengo un carisma que lo considero más importante que el de mi hermano y desprecio a aquellos que realizan otra función que considero inútil o sin importancia; el momento que ocurre esto, nos estamos descalificando, pues estaríamos actuando para nosotros y no para el cuerpo.

            En la diversidad de carismas y en su ejecución desde la comunión, está la riqueza y la belleza de la iglesia, ya que nadie busca su gloria, sino la del cuerpo completo, guiados siempre por el amor que se hace solidaridad entre todos.    
                                                                                                

Aleluya

Cf. 2 Tes 2, 14

R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.   Dios nos llamó por medio del Evangelio,
        para que sea nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo.   
R/.

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 2, 1-11

Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea

EN aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice:
    «No tienen vino».
Jesús le dice:
    «Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora».
Su madre dice a los sirvientes:
    «Haced lo que él os diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dice:
    «Llenad las tinajas de agua».
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les dice:
    «Sacad ahora y llevadlo al mayordomo».
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llama al esposo y le dice:
    «Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».
Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.
Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

CRISTO, ALEGRÍA DE LA VIDA   

             Nos dice escuetamente S. Juan: “Este fue el primer signo realizado por Jesús con el que manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él” es decir: Jesús ha venido a inaugurar el proyecto definitivo y supremos de Dios para el hombre y para la creación entera: establecer el reinado del amor, de la verdad, de la justicia y de la paz…Y el primer signo que nos indica que todo esto es real, que ya está aquí, que es algo que no tiene vuelta atrás, lo hace en una boda en la que participa como invitado, bendiciéndola y apoyando la fiesta y la alegría por el acontecimiento, indicando que nada ni nadie en este mundo va a opacar la alegría que supone saber que Dios está presente, solidarizándose con nuestras alegrías, nuestras penas, nuestras luchas y nuestras ilusiones. Dios no ha venido a truncar los proyectos ni las aspiraciones del hombre, sino a ponerse a su lado para que las consiga.

            Son importantes todos los detalles en los que Juan se detiene a la hora de narrar el acontecimiento, pues para él va a ser el modelo de todos los signos que hará Jesús, con los que incita a la fe, no solo a sus discípulos, sino a todos aquellos que se encuentran con él:

                        1 –Jesús sale al paso para afrontar una necesidad; no actúa para montar un show o para aprovecharse de una situación y sacar sus ventajas.

                        2 – Lo hace por petición expresa de la persona o a través de otra que le ha expuesto la necesidad.

                        3 – Con el signo, Jesús incita a la fe, de forma que cuando es percibido así, el signo realiza en plenitud su sentido.

                        4 – Con el signo manifiesta la gloria de Dios y no tanto una exhibición de poderes que deje atónitos a los que le rodean.

                        5 – El signo llena de alegría y de paz a quien lo recibe con fe. Con frecuencia suele ocurrir que también produce el desprecio y el rechazo a quien no tiene fe.

                        6 –El signo cumple las promesas hechas al pueblo y presenta a Jesús como el Mesías esperado que da cumplimiento a todo lo que se dijo en la antigüedad.

                        7 – El marco del signo ha expresado la realidad de Cristo con su iglesia, a la que se entrega y se hace uno con ella, como en la alianza esponsal.

            Es interesante ver cómo la intervención de María y de Jesús en la fiesta no es para aguarla, sino para apoyar la alegría en abundancia. Tener a Cristo es tener la alegría y el sentido de la vida.