DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO -A-


De Andar por casa
         Estamos viendo con amargura cómo una persona, por dejar de pagar tres cuotas de la hipoteca, es desahuciada de su casa que ya tiene pagado más de la mitad; ahora llega un ocupa, se mete en tu casa, te la destroza y tienes que pagarle hasta la luz y el agua, sin poder sacarlo de ella…

Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 5, 20-22a. 27-28. 33-34a. 37
Así se dijo a los antiguos; pero yo os digo

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio.
Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado.
Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”.
Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.
También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”.
Pero yo os digo que no juréis en absoluto.
Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
                Es interesante poner atención a la advertencia que hace Jesús: previene en contra de los que son los autores y los gestores de la ley y no contra el delincuente que la rompe, sino contra los que la hacen, la cuidan y la explican. ¿Por qué será eso?
            Pues la experiencia nos viene demostrando que son los más peligrosos incumplidores de ella, pues “quien hace la ley, hace la trampa” y al final, siempre cae el peso de la ley sobre aquel que no tiene medios ni para llegar a la trampa ni para defenderse.
            Por eso, Jesús deja bien claro que al final, Dios realizará la JUSTICIA, no la ley. Y ante la JUSTICIA, todo quedará al descubierto iluminado por la VERDAD.
            De ahí que Jesús contrapone su palabra a la ley: “Antes se dijo… pero ahora digo yo”. Porque Dios tiene pleno conocimiento de nuestra realidad