De andar por casa
“Los milagros que ése haga que me los cuelguen a mí”. Es la expresión con la que mucha gente expresa sus
prejuicios y su aversión hacia otra persona y la desprestigia, sea por el
comentario que ha escuchado o por envidia
EVANGELIO
✠ Lectura del santo Evangelio según san Marcos. Mc
1, 7-11
Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco
EN aquel tiempo,
proclamaba Juan:
«Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para
desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os
bautizará con Espíritu Santo».
Y sucedió que por aquellos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue
bautizado por Juan en el Jordán.
Apenas salió del agua, vio rasgarse los cielos y al Espíritu que bajaba hacia
él como una paloma. Se oyó una voz desde los cielos:
«Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco».
Palabra del Señor.
Juan ha tomado una posición de
rebeldía contra la corrupción de la jerarquía oficial religiosa y se va al
Jordán invitando a la gente a cambiar su manera de pensar y de actuar dándose
una conversión auténtica del corazón.
Todas las personas sensatas y justas
lo entienden y entran en el camino de la conversión cambiando sus vidas.
Jesús se une a toda aquella multitud
de personas que quieren dar un cambio en sus vidas; Él también lo hará, pues a
partir de este momento abandona su situación de silencio y reclusión en
Nazaret, se va al desierto y recoge el testigo de Juan.
Jesús no se queda en el Jordán, pero
pone como base la que ha establecido Juan: la conversión para poder aceptar el
nuevo proyecto que Él trae, la vida nueva de libertad que nos trae el reino de
Dios y que se expresa en el gesto que hará en el templo indicando que todo lo
antiguo ha sido superado.