XVIII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO, CICLO A

 

Su rostro resplandecía como el sol.
Del evangelio según san Mateo.
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y subió con ellos aparte a un monte alto.
Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
De repente se Ies aparecieron Moisés y Elias conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elias».
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y una voz desde la nube decía:
«Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo».
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:
«Levantaos, no temáis».
Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban del monte, Jesús les mandó:
«No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos». Palara del Señor.
    Celebramos hoy la fiesta de la Transfiguración del Señor en el monte Tabor, junto a Santiago, Pedro y Juan. Jesús se mostró tal cual es, con toda su gloria y poder, rodeado de los grandes pilares del Antiguo Testamento, la Ley y los Profetas, Moisés y Elías.
    Vivir este Misterio es adentrarnos en lo más profundo del misterio de Dios, ¡qué bueno es estar aquí! responderá Pedro. Al final Pedro ha descubierto por así decirlo quien es Jesús, lo ha encontrado, como digo rodeado de Elías y Moisés, y por eso quiere hacer tres tiendas, lugar de encuentro en el Antiguo Testamento, la tienda del encuentro como muchas veces hemos leído en la Escritura.
    Desde este punto de partida, podemos hacernos una pregunta, ¿dónde buscamos y dónde encontramos a Jesús?. Él nos invita a encontrarlo en la Escritura, porque toda ella habla de Él. Lo encontraremos también en el día a día, en cada situación, en la oración, en los sacramentos, e incluso en el interior de nosotros mismos.
    Jesús se manifestó a sus discípulos para que cuando experimenten la humanidad mas profunda del Maestro en Getsemaní no se escandalicen. A nosotros también nos prepara este camino para que cuando llegue nuestro propio Getsemaní no nos escandalicemos, su humanidad junto a  nuestra humanidad en la prueba. Prueba que esta sostenida en la esperanza por la voz del cielo, "Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo".
    Cada vez que nos encontramos con Él estamos viviendo el Tabor, pidamos al Señor de la Gloria por todos los jóvenes que están viviendo, experimentando, un Tabor particular en Lisboa, para puedan encontrarse con Cristo en sus vidas y ser verdaderos testigos en medio del mundo, para que a impluso del Espíritu puedan llevar a todo el mundo la alegría del Resucitado y así vivir en plenitud la voz del Padre.