III DOMINGO DE CUARESMA. CICLO B


 

Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
Lectura del evangelio según san Juan.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
-«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: "El celo de tu casa me devora." Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
-«¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó:
-«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron:
-«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre. Palabra del Señor.
    En este domingo de Cuaresma, Jesús se presenta como el nuevo Templo de Dios, donde habita el Espíritu. Jesús centraliza este pasaje evangélico en dos pilares fundamentales para los judíos: el Templo y la Pascua. El primero, el lugar del encuentro donde habita Dios; el segundo, el momento donde Dios hace una alianza con el pueblo judío.
    Desde ellos podemos entender las palabras de Jesús, «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.».
    Después de esto los judíos le preguntan "¿qué signos nos muestras para obrar así?" a lo que Jesús responde "destruid este templo y edificaré uno nuevo en tres días". Él mismo superara los mandamientos dados a Moisés, con el mandamiento nuevo de amor y a su vez eliminará los sacrificios rituales que en muchas ocasiones ha manifestado que están vacíos, Él será el sacrificio agradable al Padre desde la cruz.
    Por eso la Pascua judía también quedará superada con su sacrificio en la cruz, desde aquí nos invita a que seamos nosotros mismos sacrificios agradables al Padre, puesto que somos templo del Espíritu y lugar de encuentro con Él, pero también nos puede pasar lo mismo, que nuestro interior este lleno de toda clase de maldades que nos separen del amor de Dios, y no seamos capaces de reconocerlo.
    Descubramos qué nos separa de Él, quitémoslo de nuestro interior, dignifiquemos nuestro cuerpo con la luz del Espíritu e irradiemos su luz por medio del amor que se manifiesta en plenitud desde la Cruz, nuestra Pascua inmolada que es Jesucristo, el Señor.