XXXIII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

 


Reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos.

Del evangelio según san Marcos.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En aquellos días, después de la gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre». Palabra del Señor.
    Poco a poco nos estamos acercando al final del tiempo litúrgico. El domingo que viene celebraremos la solemnidad de Cristo Rey, Es algo normal y cotidiano experimentar que todo tiene un fin desde el pensamiento humano. 
    Hoy descubrimos en el evangelio el anuncio que hace Jesús de eso mismo, con la desaparición de todo lo que está a nuestro alrededor. Ante esto el hombre siente miedo y desesperación, a su vez nos anuncia "que entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria". 
    En nuestro mundo actual quizás tengamos asumido esta situación de finalidad, pero también a su vez no tanto la esperanza de la venida de Cristo al final de los tiempos.
    Estamos acostumbrados a vivir el día a día sin tener en cuenta la esperanza en nuestro horizonte, sobre todo en los momentos difíciles que en muchas ocasiones nos toca vivir. Jesús mantiene su palabra hasta el final de los tiempos y se cumplirá todo lo anunciado por medio de sus labios, en este caso nos invita a descubrir los signos de los tiempos y a acrecentar nuestra esperanza en Él.
    Solo los que lo buscan podrán encontrarlo en las luchas cotidianas y experimentar estas palabras de Cristo, Él está siempre a nuestro lado y lo estará hasta el fin de los tiempos, siempre con la mano extendida, esperando a que le abramos la puerta para compartir su vida con nosotros.