El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado.
Del evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo. En todos aquellos días estuvo sin comer y, al final, sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan».
Jesús le contestó:
«Está escrito: "No solo de pan vive el hombre"».
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo:
«Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo».
Respondiendo Jesús, le dijo:
«Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto"».
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra"».
Respondiendo Jesús, le dijo:
«Está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios"».
Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión. Palabra del Señor.
Entonces el diablo le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan».
Jesús le contestó:
«Está escrito: "No solo de pan vive el hombre"».
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo:
«Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo».
Respondiendo Jesús, le dijo:
«Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto"».
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra"».
Respondiendo Jesús, le dijo:
«Está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios"».
Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión. Palabra del Señor.
Comenzamos la Cuaresma, tenemos ante nosotros cuarenta días de preparación para la celebración de la Pascua.
Hoy Jesús se adentra en el desierto durante cuarenta días para ser tentado. El pueblo de Israel ya tiene experiencia de todo esto, sobre todo por la experiencia propia en el desierto hacia la tierra prometida, donde fue tentado en muchas ocasiones.
Lo primero que descubrimos es que la tentación viene del Maligno.
La primera tentación que experimento Jesús es la de la autosuficiencia, sintió hambre y al ser el Hijo de Dios, podía convertir las piedras en pan, es decir, no pasaría ninguna necesidad pues él mismo podría autoabastecerse de lo que quisiera. Jesús nos advierte: «Está escrito: "No solo de pan vive el hombre"». Tenemos también que alimentar la fe, por medio de la escucha de la Palabra y de los Sacramentos, no podemos dejar de lado la presencia de Dios en nuestras vidas.
La segunda tentación es la soberbia, «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo». El propio hombre se manifiesta como el ser único y supremo de todo el universo, y no siente la necesidad de entrar en comunión con el Dios único y verdadero. La vida es mía y dispongo de ella como quiera.
La tercera tentación nos lleva a la propia intención de tentar a Dios, «Está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios"». Todo lo contrario a la confianza en Él. Confiar en Él es cumplir su voluntad con la certeza de que en ese cumplimiento estamos llevando a cabo el plan salvífico de Dios en nosotros.
Vivamos esta Cuaresma con el corazón abierto a este plan sabiendo que tras experimentar el dolor de la cruz podremos vivir la alegría de la Resurrección y la victoria de la vida sobre la muerte.