DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO -A-

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 9, 23- 9,3
En la Galilea de los gentiles el pueblo vio una luz grande

En otro tiempo el Señor humilló el país de Zabulón y el país de Neftalí; ahora ensalzará el camino del mar, al otro lado del Jordán, la Galilea de los gentiles.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras, y una luz les brilló.
Acreciste la alegría, aumentaste el gozo: se gozan en tu presencia como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro los quebrantaste como el día de Madián.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN


“RAZONES PARA LA ESPERANZA”

El profeta Isaías parte de una experiencia triste por la que han pasado: las tribus de Zabulón y Neftalí han sido arrasadas por Asiria y han sufrido la gran humillación del destierro de todos sus mejores hombres y la represión que se ha desencadenado contra el pueblo que amenaza con arrasar con todo haciendo que las tinieblas se establezcan como horizonte.
A pesar de que no quedan fuerzas, de que levantar el vuelo parece algo imposible, el profeta se levanta proclamando la presencia de Dios como una gran luz que va a hacer que se disipen todas las tinieblas. Esto es algo que ha ocurrido ya en otros momentos, cuando el pueblo se encontraba con todos los recursos terminados es cuando Dios irrumpe para demostrar que Él sigue a su lado y que nadie los vencerá.
Isaías se convierte en el grito contra toda esperanza, cuando ya parece que está todo perdido es cuando Dios sale al encuentro.
Cuando en la iglesia echamos la vista atrás, podemos darnos cuenta cómo en momentos duros y difíciles, en donde todo estaba aparentemente acabado, de ahí surgieron personas, se dieron acontecimientos, que cambiaron toda la realidad sin esperar nadie que pudieran darse las cosas de esa forma, y es que Dios es imprevisible, sus proyectos escapan a nuestros cálculos y de nuestra metedura de pata salió la luz.
Tenemos motivos para seguir esperando que de todo este revoltijo de cosas, en el que hemos perdido el control, pues hoy anda todo disparado, sin saber a dónde va a parar ni por dónde va a salir; cuando parce que a los enemigos de Dios todo les sonríe y se han hecho con el poder absoluto… la derrota puede ser más amarga todavía, pues creían que lo tenían todo y la victoria para el otro lado puede ser más gozosa. Aunque todo lo veamos negro hay motivos para esperar que de este parto ha de salir algo completamente nuevo y fascinante, porque Dios se ha metido en la historia, Él camina con ella y su destino no es la destrucción, por más que hagan por arrasarlo todo. La otra razón para la esperanza es toda la gente que está ilusionada y comprometida con esta nueva dimensión de VIDA, esa semilla no van a lograr quemarla.
Todo esto, en tiempos duros y difíciles nos obliga a tomar posiciones: o me pongo en un lado o en otro.

Salmo responsorial Sal 26, 1. 4. 13 14

V/. El Señor es mi luz y mi salvación.
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.
V/. El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida; ¿quién me hará temblar?
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.
V/. Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor por todos los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor contemplando su templo.
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.
V/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 1, 10 13. 17
Poneos de acuerdo y no andéis divididos.

Hermanos:
Os ruego en nombre de nuestro Señor Jesucristo: poneos de acuerdo y no andéis divididos.
Estad bien unidos con un mismo pensar y sentir.
Hermanos, me he enterado por los de Cloe de que hay discordias entre vosotros.
Y por eso os hablo así, porque andáis divididos diciendo:
«Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo.»
¿Está dividido Cristo?
¿Ha muerto Pablo en la cruz por vosotros?
¿Habéis sido bautizados en nombre de Pablo?
No me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.
Palabra de Dios


REFLEXIÓN

“EL ESCÁNDALO DE LA DIVISIÓN”

En la comunidad de Corinto, a pesar de ser fuerte, no ha dejado de haber problemas desde el principio: comenzaron atacándole a Pablo porque no le daban autoridad de apóstol por no haber vivido al lado de Jesús y tiene que reivindicar sus derechos diciendo cuando escribe que lo hace con toda autoridad, pues ha sido el mismo Cristo quien le ha revelado lo que les dice.
Ahora tiene que salir de nuevo al paso de otro problema grave que se está dando: se está minando la unidad de la comunidad por unos cuantos grupos religiosos que están surgiendo: unos se sienten seguidores de Pablo, otros de Apolo, otros de Pedro y otros de Jesús… ¿Es que está dividido Cristo?
No entiende que haya gente que se divida y tome caminos distintos, peor aún, que en nombre de Jesús se divida la comunidad, cuando Él insistió siempre en la unidad. Pablo entiende que romper la unidad es atentar contra el mismo Cristo.
Desgraciadamente la historia se sigue repitiendo con mucha más fuerza y el escándalo sigue servido: no hay mejor argumento para atacar o rechazar la fe, como el que se le pueda ofrecer a los no creyentes una pugna de poderes dentro de la comunidad, una lucha de intereses creados que en nombre de Jesús presenten una comunidad dividida.


Aleluya Mt 4, 23

Aleluya, aleluya.
Jesús predicaba el Evangelio del Reino,
curando las enfermedades del pueblo.
Aleluya.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 4, 12 23
Vino a Cafarnaún para que se cumpliese lo que había dicho el Profeta Isaías

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el Profeta Isaías:
«País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.»
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: —Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos.
[Paseando junto al lago de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores.
Les dijo:
—Venid y seguidme y os haré pescadores de hombres.
Inmediatamente dejaron las redes y le siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamo también.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del Reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.]
Palabras del Señor


REFLEXIÓN


“CONVERTIRSE”

Jesús comienza su predicación invitando a la gente a convertirse, a cambiar las formas de pensar y de actuar que tienen.
Normalmente entendemos, cuando oímos la palabra “Convertirse” en un cambio radical de la existencia, de aquella persona que lleva un camino errado y está metida en la perdición, pero como que no ponemos atención ni le hacemos mucho caso a este término se trata de aplicarlo a situaciones de vida que rayan en la normalidad: cuando nos consideramos normalicos y vemos que no tenemos grandes cosas, ni hacemos mal a nadie, al menos que sea escandaloso, es decir: “ni matamos ni robamos” (que haya sido demostrado por las leyes) pero la conversión es otra cosa y es algo que nos toca a todos.
El termino que emplea el evangelio es un verbo que significa “ponerse a pensar” “revisar el enfoque de nuestra vida”, “reajustar las perspectivas de la nuestra existencia”.
Si el verbo lo traducimos así, podríamos escuchar a Jesús que nos dice:“ Mirad a ver si vuestra vida está en consonancia con el mensaje que os doy o hay que dar un nuevo enfoque a la vida o a la dirección que habéis tomado, para que nuestra vida esté más en consonancia con lo que Dios nos está pidiendo”.
De hecho, aquellos que lo oyeron, así lo entendieron y dieron un enfoque completamente distinto a sus vidas: los apóstoles lo dejaron todo y se fueron con Él.
La misma cosa ha ocurrido a través de la historia a millones de personas: se encontraron con Jesús y su amistad les hizo cambiar su manera de ver y de actuar. El gran problema que solemos tener es el de querer que el cambio tenga que darlo Jesús obligándole a que sea Él quien se adapte a nuestras conveniencias y, entonces, es cuando damos una imagen lamentable de la iglesia y de nuestras mismas personas.