DOMINGO -II- DE NAVIDAD -B-


DIMINGO -II- DE NAVIDAD
OCTAVA DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
DÍA 1 DE ENERO

SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS


PRIMERA LECTURA

Lectura del Libro de los Números 6, 22-27
            El Señor habló a Moisés: Di a Aarón y a sus hijos: Esta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas:
El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor;
El Señor se fije en ti
y te conceda la paz.
            Así invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN

“LA PAZ ANHELO DEL SER HUMANO”
            Al dar inicio a este nuevo año civil la liturgia presenta la bendición que se invocaba para el pueblo; la iglesia la recoge y, además, pone a la Santísima Virgen María como MADRE DE DIOS; el Dios que se ha hecho hombre y se ha venido con nosotros a compartir nuestra historia. Él es la mejor y más grande bendición que se ha dado a la humanidad: María ha sido el instrumento por el que esta bendición de la presencia de Dios se ha dado al mundo.
            El hombre nuevo que ha nacido con Cristo, la naturaleza nueva y restaurada que ha aparecido, es la expresión clara y manifiesta de la bendición de Dios, en cuyo rostro se manifiesta el Señor y por este hombre nuevo va a actuar Dios.
            Es la petición constante que debemos hacer a Dios: que este hombre nuevo no vuelva a perder su imagen, pero la gran tristeza que nos aporta la experiencia es que, justamente parece que cada vez el hombre quiere parecerse menos a Dios y lo niega, lo ignora y hasta lo desprecia.


Salmo responsorial Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8
V/. El Señor tenga piedad y nos bendiga.
R/. El Señor tenga piedad y nos bendiga.
 V/. El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros: conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.
 R/. El Señor tenga piedad y nos bendiga.
 V/. Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud, y gobiernas las naciones de la tierra.
 R/. El Señor tenga piedad y nos bendiga.
 V/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe.
 R/. El Señor tenga piedad y nos bendiga.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 4, 4-7
Hermanos:
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.
Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abba! (Padre). Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Palabra de Dios

REFLEXIÓN                                                             

“DIOS ENTRA EN LA HISTORIA HUMANA”
              S. Pablo presenta a los gálatas un resumen del proyecto divino de salvación del hombre que lo ha realizado escogiendo a María como el instrumento perfecto, pero necesario para poder ser hombre: nacer de una mujer y, a partir de ahí, Cristo entra en la historia humana sometiéndose  al ritmo de la naturaleza y a sus leyes y a todas las condiciones humanas naturales.
            A partir de este momento, Pablo presenta a Cristo inmerso en la misma dinámica del ser humano: se somete a las limitaciones de la naturaleza humana: a su autolimitación, a vivir con la ayuda y la fuerza de Dios. Metido en esta dinámica, Cristo nos enseña cómo dar sentido a la vida y cómo responder a la propuesta de Dios con la fuerza del Espíritu que le hace sentirse hijo hasta al punto de llamar a Dios “Abba”.
            El modelo plenamente humano que recoge la propuesta de Dios expresada en Cristo es María.
            Al mirar a María así, aparece como una figura fascinante, pero al ver la vanalización que hacemos de todo lo noble y lo grande, reduciéndolo todo al pragmatismo y al goce instantáneo de los sentidos, sentimos la tristeza de ver cómo el ser humano dotado de toda grandeza, es capaz de llegar también a tanta bajeza.

 Aleluya Hb 1, 1-2
Aleluya, aleluya.
En distintas ocasiones habló Dios antiguamente
a nuestros padres por los Profetas;
ahora, en esta etapa final, nos ha hablado
por el Hijo.
Aleluya.


 EVANGELIO

 Lectura del santo Evangelio según San Lucas 2, 16-21.
            En aquel tiempo los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
            Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.
            Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Palabra del Señor


REFLEXIÓN

“LA PAZ, EXPRESIÓN VIVA DE LA BENDICIÓN DE DIOS”
            Comienza un nuevo año y, con este inicio, la iglesia quiere recordar el inicio de la historia y la acción de Dios en ella: una primera etapa en la que el hombre rompe el proyecto que Dios había establecido para que viviera feliz y el hombre rompe e introduce la infelicidad y la muerte; una segunda etapa en la que Dios va acompañando al hombre para que desee de nuevo el proyecto único que le hará feliz; una tercera etapa, en la cumbre de los tiempos en la que Dios hace una inflexión y entra en la historia del hombre y mete en ella un elemento regenerador de todo que transformará la trayectoria del hombre en la tierra: el amor, la verdad y la justicia, cuya práctica darán como resultado la PAZ
            A la realización de este nuevo proyecto está llamado todo ser humano pues es la única forma de realización perfecta en la que encuentra su plenitud como persona y a esto están llamadas todas las culturas, razas, civilizaciones, religiones... toda organización humana, si es que quiere ser humana y plenificante ha de hacer opción por estos valores o formas de realizar la vida.
            La PAZ se ha convertido en el bien más preciado de la humanidad y luchar para conseguirlo no es a través de la guerra ni de la violencia, ni del dinero, ni del poder ni de la imposición... sino a través de la práctica de la justicia, del amor y de la verdad.
            No se trata, pues de ningún movimiento religioso, político o social, sino de una nueva forma de ser, de pensar y de vivir; es la alternativa que Dios le plantea al hombre y en la que Él se compromete frente al proyecto de muerte que el hombre ha establecido.
            Las lecturas de hoy nos hablan del gran regalo que supone la bendición de Dios para el mundo y de la concreción que se hace de él con la presencia de Jesús, Palabra viva de Dios al mundo y con el modelo supremo de respuesta del ser humano a dicha propuesta, como es la irgan María., madre de Jesús, Dios hecho hombre.
            La propuesta de Jesús consiste en que cada uno hagamos posible la PAZ allí donde nos encontremos, en el espacio donde se desarrolla nuestra existencia y esto se consigue en el momento en que cambiamos nuestra relación con los que nos rodean: del interés personal y los resentimientos nos desplazamos al amor, al respeto y a la escucha; del egoísmo, del engaño, de la mentira, de la falsedad en la que nos movemos, nos desplazamos a vivir en la justicia, en la verdad...
            El futuro de una práctica llevada así y de una vida instalada en estos esquemas, no se va a dejar esperar y el resultado inmediato será la PAZ.
            Esta nueva era la inauguró Cristo con María, su madre y se presenta como la invitación constante a todos los hombres y mujeres del mundo; a todas las instituciones y religiones, pues el hombre necesita este “ambiente” como el aire que ha de respirar para ser persona y vivir feliz.